Reemprendemos en estos gélidos días de febrero la red de entrevistas a poetisas y poetas malagueños o afincados en Málaga después de un período de ayuno poético. Retomamos con energía: Diego Medina Poveda.
Texto: Miguel Ángel Barba | Fotos: aportadas por el entrevistado.
Aforo Libre: ¿Para qué "no sirve" la poesía?
Diego Medina Poveda: La poesía no sirve para ganar dinero ni fama, la poesía se encuentra en otra esfera que no entiende de pragmatismos. “La poesía no tiene mérito ni premio”, decía Juan Ramón Jiménez. Es una esfera trascendental e intelectual que no debe ser adaptada al mundo cotidiano en el que las cosas tienen un valor impuesto y sirven para algo, en ese momento deja de existir lo poético. La poesía debe ser útil en sí misma, y si el hombre puede encontrar alguna utilidad en ella es la meramente trascendental o intelectual.
A. L.: ¿Cómo llegaste a la poesía y cuáles fueron tus comienzos... Tus primeras lecturas y tus primeros pinitos?
D. M. P.: Yo no estoy seguro si el poeta nace o se hace, aunque sospecho que un poco de las dos cosas. De lo que estoy convencido es que en esto de ser poeta hay previamente mucho de observación, mucho de repetición, mucho de educación sentimental y literaria. Y mi padre nunca me obligó a leer un sólo libro ni a escribir una línea ni a escuchar una canción ni a observar una reunión literaria entre él humo y el alcohol de las copas, yo lo hacía por gusto y él no me lo prohibía, yo mamé todo esto de pequeño. Muy probablemente jamás hubiera sido poeta sin mi padre. Por eso digo que mi padre es la primera piedra de mi poesía y eso que nuestro estilo en nada se parece, pero sí es la base que trasciendo para poder ser quien soy.
He sido siempre muy disperso a la hora de leer (esto va con mi persona), me gusta desde la poesía de Hurtado de Mendoza hasta la Beat Generation, desde el barroco clásico hasta Henry Miller. Recuerdo que en mi mesa de noche, siempre estaban Garcilaso, Miguel Hernández y Baudelaire. Ahora voy por librerías y bibliotecas, y cojo libros de poetas que nunca he leído.
A. L.: ¿Y después... pasaste por colectivos poéticos, revistas...?
D. M. P.: La cafetería de la facultad de Filología de Teatinos fue donde descubrí qué era una tertulia literaria. Allí nos juntábamos tres, a veces cuatro, amigos cada día a conversar entre cervezas sobre la creación y la literatura mientras las clases avanzaban sin nosotros. No éramos fanáticos de la asistencia. Pronto llegó algún premio y publiqué en algunas revistas y antologías, hasta que en 2009 publiqué, después de mucho meditarlo, mi primer libro. Ahora en Madrid, no pertenezco a ningún colectivo concreto de poesía (no sé si existe como tal), pero me rodeo de gente del mundo de las artes. Creo que son los únicos que me aguantan, quizás ellos piensen lo mismo de sí mismos.
A. L.: ¿Dónde has publicado y qué hasta ahora...?
D. M. P.: Sobre todo he publicado en revistas y antologías. A mí, a pesar de ser editor y haber estudiado para serlo, no me gusta el acto de buscar el medio de publicar; quizás es porque me meto en el terreno de lo “pragmático”, y como decía antes, siento a la poesía salirse de su esfera. Siempre que he publicado ha sido porque me lo han ofrecido o porque he ganado algún premio que conllevaba publicación. He publicado el libro de poemas Urbana Babel, (Col. Monosabio, 2009). En 2010 tras ganar el Málaga Crea de Poesía se publicó mi poemario Las formas familiares. Y he aparecido en las siguientes antologías: Frontera sur: Antología de jóvenes poetas malagueños, (Col. Puerta del Mar, 2007); Catálogos de Valverde 32, (Málaga, 2008). Y para qué + poetas (herederos y precursores), [Eppur, 2010]; La dolce vita. Poesía y cine. Antología (con 8 ½ trailers narrativos malagueños), [Col. Málaga Cinema, 2010]; Clave de sol 16 sobre la música (jóvenes poetas malagueños), [Fundación Málaga Ciudad Cultural, 2010]. También he publicado en la sección cultural de El Mundo de Málaga, en la de El diario Sur, y en diversas revistas de literatura tales como: Robador de Europa, Synthesis, Paradigma, Liberlect, La plaza humana, La corná, L'immaginazione (con traducción al italiano). En 2014 gané el Premio Cero de Poesía que convocan la tertulia de Los lunes de El Pimpi, y las bodegas El Pimpi que conlleva la publicación de mi nuevo poemario en 2015.
A. L.: Dicen algunos que poeta no es solo quien escribe, sino también quien vive como un poeta... O dicho de otra forma, la poesía no solo se escribe sino que se vive, ¿o habría que decir que se sobrevive a ella...? o ¿quizá sea un mito?
D. M. P.: Yo creo que el poeta es un ser intenso y eso evidentemente, se nota a la hora de vivir. No se puede escribir sin vivir. Sin ser un relato fiel, la poesía responde a los diferentes momentos de la vida del poeta. Toma de inspiración el instante para reflejarlo de manera simbólica con la palabra. Si no se vive intensamente, si uno no se emborracha, si no viaja, si no hace el amor..., yo me pregunto qué sentido tiene vivir. El poeta tiene su oficio principal en vivir. Este es el único sentido de vida que conozco, y va completamente unido a la poesía.
A. L.: ¿ y... cómo es el día a día de un poeta?
D. M. P.: Desde fuera el día a día transcurre como para el resto. Desde dentro debe ser otra cuestión.
A. L.: ¿En qué se diferencia un poeta de una "persona normal"?
D. M. P.: Para permanecer en este mundo, para vivir con lo que te gusta hacer, hay que buscarse los medios económicos constantemente. Yo creo que en eso el poeta es igual al resto. Somos seres en continuo desasosiego. Pero el poeta, a parte de esta preocupación sobre lo cotidiano, tiene la cabeza en otro sitio. Porque está continuamente creando, trabajando, atento a esa palabra que no siempre llega pero si llega no la puedes dejar escapar. La razón de la existencia del poeta es la poesía, esto es difícil de entender para quien no es artista.
A. L.: ¿Cuál es tu rutina, tu mecánica y tu método de escritura?
D. M. P.: Si tuviera una mecánica, sería escritor, no poeta. Yo no creo en un encierro de paredes a una hora concreta para darle a la pluma o a las teclas. Desde tiempos inmemoriales se habla de la inspiración y se le han dado muchas simbólicas interpretaciones. Sea en forma de musa o de hada verde, la inspiración existe sin duda. Hay que vivir intensamente ya sea la vida o el arte, para que salte el chispazo.
A. L.: ¿Eres de los que llevan siempre un block o papel para ir anotando todas aquellas ideas que van surgiendo da igual donde se esté? ¿Piensas como Pablo Picasso que "la inspiración existe pero tiene que pillarte trabajando.. o como Umberto Eco que "Nada es más nocivo para la creatividad que el furor de la inspiración"?.
D. M. P.: Claro que sí. La memoria no es suficiente, al menos en mi caso, si viene el chispazo. Las palabras de Umberto Eco y Picasso, no son para nada incompatibles, sino complementarias. El poeta es una persona instruida que ha estudiado el ritmo, la métrica, la coherencia poética... vomitar versos en un cuaderno cuando llega la inspiración es totalmente necesario, pero luego hay que trabajarlos. Me parece que en esta parte del proceso, es donde se quedan muchas personas que quieren ser poetas hoy en día, simplemente vomitan pero no son capaces de trabajar el poema porque no se han preocupado en estudiar las herramientas para hacerlo.
A. L.: ¿Cómo nacen tus ideas... Piensas que las ideas "inspiradoras" solo nacen de las vivencias y estímulos que recibes y vas construyendo a lo largo de tu vida... O pueden fluir cuando menos te lo esperas incluso sin tener nada que ver con tu entorno y vivencias?
D. M. P.: Como he dicho antes, el poeta vive intensamente todo lo que le rodea. El arte es para mí también parte de la vida, al mismo nivel. Leer poesía, una novela o ver una película, es para mí tan inspirador como emborracharse una noche, como visitar lugares nuevos, como una mujer... Todo esto es el sedimento del ser que está en continuo aprendizaje. Luego, el poema, sale transformado en el símbolo, se despega del instante concreto para cobrar un significado humano, y es ahí donde el lector se siente identificado con el poema.
A. L.: ¿Cuáles son tus referentes a la hora de escribir, "tus temas", de qué cosas escribes o puedes escribir y de cuáles no, nunca, jamás...?
D. M. P.: En la poesía cabe todo. En la capacidad del poeta está el saber transformar el mundo en poesía. Hace falta que la poesía también nos haga reír, el humor es tan catártico y tan necesario como la tragedia. Se debe escribir sobre todo, también de lo humorístico. Lo digo porque muchas veces lo echo en falta en nuestra poesía. Además, nos han enseñado a analizar los poemas como si hubiera que meterlos en cajones. En la mente de un poeta hay multitud de sensaciones cuando escribe: amor, miedo, muerte... creo que el poema tiene la facultad de encerrar muchos temas a la vez, de ahí su potencia, que es superior a la de la prosa, “el poeta pone en libertad su materia, el prosista la aprisiona”, dice Octavio Paz.
A. L.: ¿Tus influencias son fácilmente identificables, se asoman o dejan ver en tus versos o son adecuadamente controladas para que lo que surja finalmente sea una forma identificable, un todo representativo claramente personal?
D. M. P.: Al principio, uno comienza a escribir imitando a sus maestros. Es una primera etapa de aprendizaje por la que todo poeta debe pasar. He escrito poemas de spleen, sonetos con lenguaje renacentista, romances gitanos..., todo eso está en la basura, eran meros ejercicios. Imitar sirve para adquirir el ritmo, la métrica, la rima, el lenguaje adecuado... para poder alejarte de ello o no, pero para que con el tiempo surja una voz propia. Pienso que el poeta ha debido aprender antes los fundamentos de la poesía, al igual que un músico o un pintor ha estudiado antes el lenguaje de su disciplina artística.
A. L.: ¿Buscas la creación de estructuras para tus libros, o escribes poemas de manera libre y el tiempo ya dirá o terminará destapando elementos y descubriendo aspectos que conforman unidades o relacionan entre sí a diferentes poemas?
D. M. P.: No creo que la poesía deba adaptar artificialmente su expresión, su contenido y su forma a los presupuestos temáticos y estilísticos de un poemario. Siempre habrá cohesión en este aspecto porque los poemas están escritos con los mismos dedos, los del poeta, en un tiempo más o menos específico. La creación poética responde a los diferentes momentos de la vida del poeta sin ser, ni mucho menos, relato fiel de estos. Mis poemarios están ordenados de manera totalmente artificial, a posteriori. No pienso, al escribir un poema, en una estructura temática concreta donde debe encajar. Si lo hiciera, repercutiría para mal en la libertad de la creación poética. Lo monstruoso, estoy seguro de ello, es una virtud y nunca un pecado estético.
A. L.: En plena sociedad de la inmediatez y la prisa, ¿de dónde saca tiempo un poeta para escribir...?
D. M. P.: Yo creo que nos tomamos muy a pecho ese verso de Manrique de “cualquiera tiempo pasado fue mejor”. Garcilaso luchó en la Guerra de los Comuneros, Apollinaire en la Primera Guerra Mundial, Miguel Hernández en la Guerra Civil, y creo que sin todas esas vivencias, sin escribir en la misma trinchera, su poesía no hubiera sido lo que es hoy en día. Igual nos pasa a nosotros..., es cierto, la vida va más rápido..., pero el poeta se adapta a ella, porque crear es su oficio de vivir. A menudo escribo poemas mientras camino y las ideas fluían de manera muy diferente a cuando se escribe sentado en un escritorio.
A. L.: ¿Es o debe ser un poeta un comprometido con su tiempo... un militante de algo... implicarse socioculturalmente, piensas que la poesía debe ser "un arma cargada de futuro", o se puede ser poeta sin dejarse llevar por lo que acontece...?
D. M. P.: Vuelvo a redundar en lo mismo. El poeta es hijo de su tiempo. Muy ensimismado o muy estúpido tiene que ser para que no le conmueva, por ejemplo, el asesinato de los 43 estudiantes en Guerrero (México). Y si le conmueve, es inevitable no escribir de ello, o que ese dolor humano no se trasluzca en sus versos. El poeta debe escribir de todo, y denunciar, sin duda, es un deber.
A. L.: Pablo Neruda dijo que: La Poesía no es de quien la escribe sino de quien la usa... ¿Podríamos ligarla con la pregunta anterior, no?
D. M. P.: La voz del poeta es tan humana que muchas veces se convierte en la del pueblo. Son muchos los versos que se han utilizado para denunciar injusticias sociales, y a lo mejor el poeta no escribió los poemas por esas situaciones en concreto, porque quizás ni siquiera las vivió. La poesía tiene la capacidad de desvincularse de la voz creadora y adoptar la forma que le da el lector que la interpreta. Así entiendo yo estas palabras de Neruda, un poeta que vivió en un tiempo convulso de guerra y denuncia social.
A. L.: ¿Es cierto eso que pienso a veces... que la poesía nos acorrala en un rincón de nuestras conciencias... hasta que escribimos y es entonces cuando nos deja escapar y nos libera... aunque solo sea por unos instantes, hasta que volvamos a sentirnos de nuevo atrapados por ella?
D. M. P.: La poesía es el lenguaje que mejor puede expresar nuestro pensamiento abstracto aunque nunca vamos a poder traducir exactamente con la expresión esa forma distorsionada que está en nuestra cabeza y que quiere salir de alguna manera. Paul Valery decía algo así como que la poesía es la intensa vacilación entre forma y sentido. El poeta debe poder dar un equilibrio justo a su palabra para que pueda vivir en forma de poesía y liberar la palabra que está aprisionada en su cabeza. Escribir el poema para el poeta es liberador, sin duda.
A. L.: ¿Será verdad eso que dicen que la poesía solo la compran los poetas?
D. M. P.: No es tan verdad. Conozco a mucha gente lectora de poesía que no la lee con afán de nutrirse para escribir, sino que de verdad le gusta la poesía desinteresadamente. El poeta, quieras o no, en muchas ocasiones va a leerla con algún interés, ya sea para aprender o para estar conectado con la poesía de su tiempo.
A. L.: ¿Qué lee un poeta como tú que no se haya leído ya...?
D. M. P.: No pretendo buscar lecturas originales. Me gustan los clásicos como los modernos. Tengo una gran lacra, me fallan los idiomas, siempre tengo que leer en español, ediciones bilingües y eso limita mucho mi radio de lectura. Aunque puedo decirte que estoy editando una novela larga del barraco para mi tesis doctoral que dudo mucho que la hayan leído entera más de diez personas de entre nuestros contemporáneos.
A. L.: ¿Está tocada y herida la poesía... o está más viva que nunca?
D. M. P.: La poesía siempre está viva. Siempre existirán poetas porque siempre existirá la necesidad de expresar con el lenguaje lo que no se ve. Si te refieres a si hay mala poesía ahora más que nunca, ahí te digo que sí. La industria editorial ha evolucionado para sobrevivir de una manera en la que se prima más por el sustento económico que por la calidad literaria. Estoy pensando por ejemplo en las editoriales que sobreviven gracias a las autopublicaciones, donde tienen nichos de autores que realmente no saben escribir poesía pero tienen dinero para publicársela. No digo que esto sea siempre así en el caso de la “autopublicación”, pero sí que se ha abolido por completo esa censura necesaria que velaba por una calidad literaria.
A. L.: ¿Es posible la poesía colectiva o es más bien un acto "íntimo y discreto"?
D. M. P.: Yo siempre la he concebido como un acto íntimo. “No me molesten mientras estoy escribiendo, por favor”. Aún así, el poeta es capaz de evadirse de todo cuando escribe porque entra en una especie de estado de éxtasis. Escribo a menudo en la calle o al aire libre porque la inspiración es diferente y muchas veces más fluida.
A. L.: ¿Cómo ves el nivel y la calidad de la poesía actual? Hay muchos poetas jóvenes contemporáneos, ¿cuáles destacarías o sientes más cercanos, cuyas obras poética te parecen más destacables o incluso más cercanas a la tuya?
D. M. P.: La poesía, a pesar de lo que he dicho antes de las “autopublicaciones”, goza de una calidad estupenda. En Málaga por ejemplo, se está haciendo un gran trabajo desde hace mucho tiempo para cuidar a nuestros poetas. En Madrid hay muchísimos circuitos culturales y numerosos bares, centros culturales, bibliotecas y librerías reservan un espacio a la poesía. He tenido siempre cercanos a Sergio Franco, María Eloy-García, Jacinto Pariente, Isabel Bono..., y más recientemente a Domingo César-Ayala, Pepe Ramos, Aarón García Peña, Sesi García... (y evidentemente, como dije, el más cercano es mi propio padre, Diego Medina Martín).
A. L.: Volviendo al principio y a los orígenes, esos que nunca deben ser olvidados porque suponen nuestras referencias primigenias... ¿Algunos poetas de los de siempre que son imprescindibles y nadie debería dejar de leer nunca?
D. M. P.: A algunos ya los he nombrado antes: Garcilaso que maduró en castellano el verso más utilizado en nuestra poesía y que proviene en esencia del italiano: el endecasílabo. Hurtado de Mendoza, Góngora, Quevedo, Lope, Calderón... (Soy Filólogo, qué te voy a decir). Baudelaire, porque es la modernidad plena, y sus posteriores Rimbaud y Mallarmé. Apollinaire (Alcoholes, sobre todo), esa voz tan personal de Walt Whitman, la poesía amorosa de Paul Eluard, Henry Miller (sus novelas son poesía, potencia pura)...
A. L.: Y regresando al presente: ¿Algunos poetas actuales o contemporáneos que son imprescindibles y nadie debería dejar de leer nunca?
D. M. P.: Sigo con la retahíla, y me dejo muchísimos seguro: Octavio Paz (Piedra de sol es una maravilla), Vicente Aleixandre, Lorca, Cernuda, Miguel Hernández, Neruda, César Vallejo, Pessoa, Blas de Otero, Claudio Rodríguez, José Agustín Goytisolo, Leopoldo María Panero, Jaime Gil de Biedma, Javier Egea...
A. L.: ¿A quién crees que deberíamos entrevistar para este espacio dedicado a la poesía y qué pregunta le harías?
D. M. P.: El poeta y narrador, Domingo César Ayala. Mi pregunta: Explícanos tu manera de concebir un poema a diferencia de cuando concibes una novela. ¿Cómo afrontas la escritura?
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El olvido es el párpado que cierra
con su carne de tierra y cementerio
el dolor sincopado de la vida.
El año pasado en Marienbad del libro Las formas familiares recitado con violín
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