Siguiendo la red de entrevistas a poetas malagueños llegamos a uno de los jóvenes -ya no promesas- de la poesía malagueña. Hoy responde a nuestro cuestionario común Jorge Villalobos.
Texto: Miguel Ángel Barba | Fotos: autor y web
Aforo Libre: ¿Para qué "no sirve" la poesía?
Jorge Villalobos: Para ser millonario está claro que no. Para desconocer lo más profundo de tu alma, tampoco.
A. L.: ¿Cómo llegaste a la poesía y cuáles fueron tus comienzos... Tus primeras lecturas y tus primeros pinitos?
J. V.: Siempre cuento que llegué con lo que fueron mis primeros encuentros, esos versos de Quevedo y otros de Becquer como primeras lecturas cuando mi Guillen Barré; pero si lo pienso más a fondo, realmente me doy cuenta y no sé cómo llegué a la poesía, desconozco cuándo quise expresarme y creerme alguien libre. Tal vez tuvo mucho que ver con mi madre.
A. L.: ¿y después... pasaste por colectivos poéticos, revistas...?
J. V.: Bueno, no fue exactamente así, primero pasé por un largo naufragio de mí mismo donde me marcaron muchas vivencias; ya fue luego, tras seguir los consejos de María Navarro y Ana March, acabé en el Pimpi donde encontré a grandes artistas y creo que un rumbo más claro en esa deriva.
A. L.: ¿Donde has publicado y qué hasta ahora...?
J. V.: No tengo, por ahora, nada publicado –sólo algunas insensateces de mi joven inocencia y entrañables- en lo que se refiere a libros. Pero sí poemas por concursos, como por ejemplo el premio reciente del II Premio Cero de Poesía Joven por las bodegas El Pimpi. Próximamente sí habrá más.
A. L.: Dicen algunos que poeta no es solo quien escribe, sino también quien vive como un poeta... O dicho de otra forma, la poesía no solo se escribe sino que se vive, ¿o habría que decir que se sobrevive a ella...? ¿o quizá todo es un mito?
J. V.: Sucede tal vez porque, simplemente, lo que nos apasiona nos allega, inevitablemente, hasta en lo cotidiano de nuestros días; además, porque cualquiera que sienta pasión por algo lo desarrollará en su propia vida –o doble vida- hasta puntos a veces fatalmente, donde simplemente sobreviva. Los poemas son solo un reflejo de todo aquello que nos conduce a escribirlo. El poema no es únicamente versos, sino un espejo donde nos despedazamos crédulamente, hasta lo más íntimo.
Esta sociedad sí que es un mito.
A. L.: ¿y... cómo es el día a día de un poeta?
J. V.: El día a día de un poeta no lo sé, pero mi día a día sí. Lo que sí es cierto, a mi pasión –la poesía- le dedico prácticamente ese día a día. Sed fieri siento et excrucior.
A. L.: ¿En que se diferencia un poeta de una persona normal?
J. V.: No lo sé porque aún no he conocido a esa persona “normal”, todos tienen algo que los distingue, otro aspecto sería si loable o no. No me importa lo que diferencia a una poeta de una persona normal, sino qué me diferencia a mí de otra persona y no es ser poeta, no, es, aunque siendo consciente de la situación crítica por la crisis en todas las dimensiones del Ciudadano, soy ingenuo en mi esperanza porque todo pueda mejorar. Y hay días donde me ponen difícil mantenerme firme.
A. L.: ¿Cual es tu rutina, tu mecánica y tu método de escritura?
J. V.: Constancia, lectura; más constancia, más lectura; ya después: escribir. Así de sencillo. Análogamente es mi mecánica: me exijo lo mejor de mí, aunque luego no sea lo mejor. La poesía es mágica, el poeta descifra trucos y los desvela ocultamente en sus versos cual guiños, ¿y el precio? “El poeta para el poeta es su propio infierno” -como digo en un verso-, ese es uno de los precios.
A. L.: ¿Eres de los que llevan siempre un block o papel para ir anotando todas aquellas ideas que van surgiendo da igual donde se esté? ¿Piensas como Pablo Picasso que "la inspiración existe pero tiene que pillarte trabajando… o como Umberto Eco que "Nada es más nocivo para la creatividad que el furor de la inspiración"?.
J. V.: Llevo una libreta pequeña, sin embargo, si no la tengo encima y pernocto fuera como hago a veces, aprovecho el teléfono o lo que pueda. Otras lo memorizo, hasta poder apuntarlo.
Totalmente como Pablo, el poeta tiene que trascender a la dependencia de la inspiración y ser, por fin en algo, libre; así, cuando la inspiración interrumpa, tú ya le sacarás una ventaja y dominio sobre ella. Pero eso se consigue con la constancia, a mí aún me queda.
A. L.: ¿Cómo nacen tus ideas... Piensas que las ideas "inspiradoras" solo nacen de las vivencias y estímulos que recibes y vas construyendo a lo largo de tu vida... O pueden fluir cuando menos te lo esperas incluso sin tener nada que ver con tu entorno y vivencias?
J. V.: En los dos casos porque las ideas son independientes al Humano, se transcriben en nosotros mediante las vivencias –ajenas incluidas-.
A. L.: ¿Cuales son tus referentes a la hora de escribir, "tus temas", de qué cosas escribes o puedes escribir y de cuales no, nunca, jamás...?
J. V.: Mis temas suelen ser tan volubles como las nubes en sus formas, pero hay momentos donde se decantan hacia uno más concreto. Probablemente no cambiarían si yo no cambiara en cada latido.
Pero hay uno nuevo que me tiene encandilado profundamente, y me inspira prácticamente todos los poemas que estoy escribiendo en estos últimos meses.
A. L.: ¿Tus influencias son fácilmente identificables, se asoman o dejan ver en tus versos o son adecuadamente controladas para que lo que surja finalmente sea una forma identificable, un todo representativo claramente personal?
J. V.: En un equilibrio, se puede intuir porque incluso doy guiños sobre ello –titular un poema con un verso, escribir “Elejía”, etc-. Me siento orgulloso con lo que al leer me identifico y no tengo miedo a decir quién me influencia o no, pero siempre con el cuidado de no perder mi voz, eso por delante.
A. L.: ¿Buscas la creación de estructuras para tus libros, o escribes poemas de manera libre y el tiempo ya dirá o terminará destapando elementos y descubriendo aspectos que conforman unidades o relacionan entre sí a diferentes poemas?
J. V.: Como estoy prácticamente en mis comienzos, no he tenido tiempo de presenciar cuál manera se superpone a la otra, pero igual que sucede con mis poemas, supongo que dependerá de la particularidad del libro lo que lo determine antes, durante, y después. Ahora, el libro que estoy queriendo desarrollar lo tengo antes estructurado que escrito.
A. L.: En plena sociedad de la inmediatez y la prisa, ¿de dónde saca tiempo un poeta para escribir...?
J. V.: Tenemos tiempo para todo, si se quiere. Yo lo busco y lo encuentro todos los días, donde muchas veces trasnocho escribiendo.
A. L.: ¿Es o debe ser un poeta un comprometido con su tiempo... un militante de algo... implicarse socioculturalmente,,, piensas que la poesía debe ser "un arma cargada de futuro", o se puede ser poeta sin dejarse llevar por lo que acontece...?
J. V.: Eso indudablemente. Pero tendría que aplicarse a todas las personas, los artistas en especial claramente.
A. L.: Pablo Neruda dijo que: La Poesía no es de quien la escribe sino de quien la usa... ¿Podríamos ligarlo con la pregunta anterior, no?
J. V.: En parte sí, enfocado a lo social. Por otro lado, también quien la use en el amor, en la consolación por una muerte, pérdida o trágica experiencia… Escribir encerrado para que nadie lo lea o use, es como cultivar un árbol para que sus frutos se desaprovechen.
A. L.: ¿Es cierto eso que pienso a veces... que la poesía nos acorrala en un rincón de nuestras conciencias... hasta que escribimos y es entonces cuando nos deja escapar y nos libera... aunque solo sea por unos instantes, hasta que volvamos a sentirnos de nuevo atrapados por ella?
J. V.: Es lo que usted piensa, yo, por ejemplo, opino que somos nosotros mismos quienes nos acorralamos en la cueva interior, la poesía es la alargada mano que se nos ofrece pero al salir la luz siempre ciega e hiere; eso, es el proceso del escribir. “El poeta para el poeta es su propio infierno”, y esta sociedad son sus más trágicas y superfluas llamas de azufre hipócrita y redundancia.
A. L.: ¿Será verdad eso que dicen que la poesía solo la compran los poetas?
J. V.: La compra quien necesita descubrir ese mundo parnasiano, paradisíaco, profético, poético donde el alma es libre, a veces atormentadamente libre; y suele coincidir que somos los poetas quienes se arriesgan a ese acecho de lo desconocido.
A. L.: ¿Qué lee un poeta como tú que no se haya leído ya...?
J. V.: He notado sobretodo la falta de reconocimiento a poetas leídos y no tan leídos, los cuales me inspiran en la lectura y los admiro. Son Luis Cernuda, Rafael Guillén, Pablo García Baena y Pepe Infante, los cuatro poetas que aseguro: necesitan más reconocimiento del que se les ha dado, mucho más.
A. L.: ¿Está tocada y herida la poesía... o está más viva que nunca?
J. V.: La poesía existió antes de la Mujer y el Hombre, y seguirá existiendo tras nuestra efímera existencia sobre la tierra. Somos nosotros los que estamos tocados y hundidos, conscientes de ello. Y apenas hacemos nada por remediarlo. Ahora, aplaudo con toda mi buena esperanza a esa pequeña minoría valiente que sí lo hace: justamente a ellos, quienes se salvan, los acusan de heridos y hundidos.
A. L.: ¿Es posible la poesía colectiva o es más bien un acto "íntimo y discreto"?
J. V.: Todo es posible, pero alcanzar un cierto nivel de calidad seguramente no. Si el resultado final suscita ese reconocimiento: acabará por ser colectiva, aunque sea el fruto del árbol más recóndito e inaccesible. Nada es íntimo y, aún menos, discreto.
A. L.: ¿Cómo ves el nivel y la calidad de la poesía actual? Hay muchos poetas jóvenes contemporáneos, ¿cuáles destacarías o sientes más cercanos, cuyas obras poéticas te parecen más destacables o incluso más cercanas a la tuya?
J. V.: Con lo siguiente puede que me gane algún que otro enemigo tal vez, no me importa: La poesía joven actual creo que –como todo hoy en día- está en crisis, una que viene desde hace ya tiempo. Al menos en todo lo que sería según lo que yo he leído de poesía joven. Pero hay en Málaga algunos poetas que sobresalen y me sorprenden, encima con la suerte de ser de aquí y haberlos conocido. Por ejemplo: Violeta Niebla, Ángelo Nestore, Cristián Alcaraz, Jesús Baena y Francisco Cañete. También David Leo, aunque -si no estoy mal informado- está en Barcelona.
A. L.: Volviendo al principio y a los orígenes, esos que nunca deben ser olvidados porque suponen nuestras referencias primigenias... ¿Algunos poetas de los de siempre que son imprescindibles y nadie debería dejar de leer nunca?
J. V.: Pues mis tres pilares básicos para todo poeta: Miguel Hernández, Luis Cernuda y Rafael Guillén. Esos son los que me acompañaron desde hace mucho. Y ahora les sumo los encontrados Pepe Infante y Pablo García Baena. También a toda la generación del 98, 27 y grupo cántico. Extranjeros: Tomas Tranströmer.
A. L.: Y regresando al presente: ¿Algunos poetas actuales o contemporáneos que son imprescindibles y nadie debería dejar de leer nunca?
J. V.: Los mencionados anteriormente.
A. L.: ¿Quién crees que deberíamos entrevistar para este espacio dedicado a la poesía y qué pregunta le harías?
J. V.: Hay unos cuantos. Os recomendaría a Violeta Niebla y le preguntaría: Ese tono tan particular y bello en tu poesía, ¿vino innato en ti, fue la lectura de alguien en especial, o cómo?
A la pregunta siguiente de Pepe Infante: ¿Por qué un joven de su generación se acerca a la poesía?
J. V.: Porque encontré en ella fuerza, poder, el dominio sobre la palabra y la exactitud aproximada en las cosas. Porque a mí también –y tomo tus palabras en esto caso- “me gustaría saber que el mundo tiene salvación todavía. Y me gustaría que esta salvación estuviese precisamente en la poesía. Y puede estarlo.” Saber y arriesgarme a ello, a que esta generación tenga futuro.
Entrevistas y reportajes - Entrevistas y reportajes literatura
| Sin eventos |
