Entrevista y vídeo: Miguel Ángel Barba | fotos cedidas por Daniel Lozano
Entrevistamos al músico Daniel Lozano, que estrenó recientemente en el acto de inauguración del año académico del Conservatorio Superior de Música de Málaga "Desideratum", una obertura en tres movimientos compuesta para orquesta sinfónica, articulada sobre tres centros tonales.
A.L. ¿Es la primera vez que una orquesta interpreta una composición tuya...?
D. L. Habían estrenado algunas piezas mías para otras formaciones pero no para orquesta sinfónica.
A.L.¿Qué sensaciones pasan por la cabeza de un compositor, joven como es tu caso, al oír y ver a una sinfónica al completo interpretar una composición propia.... Desidetarum?
D. L. Pues muchas sensaciones, sobre todo la del reencuentro con tu propia música. Supongo que será algo parecido a lo que ocurre con un guión de cine cuando se hace película. Una cosa son las partituras y otra bien distinta la interpretación real de las mismas en un espacio determinado. Poder asistir a los ensayos y trabajar junto a Silvia Olivero, directora de la orquesta, ha sido un aprendizaje y una experiencia muy gratificante.
A.L.Sabemos que has compuesto otras piezas anteriormente, has hecho arreglos para músicos, cantantes y grupos (por los que te preguntaremos más adelante) pero ¿Cuál es el proceso creativo que has seguido con Desideratum, cómo se pergeña algo tan complejo como es la composición para tal número de instrumentos, con todas las secciones de la orquesta...? Esto no es un cuarteto de cuerda precisamente. (que también tiene sus complejidades lógicamente).
D. L. Siempre me ha parecido más interesante la música que emociona a la que impresiona. Así que el primer paso es encontrarme con una emoción y partir de ahí desarrollarla sobre los infinitos timbres que ofrece la orquesta sinfónica. Es como la paleta de un pintor, cargada de posibilidades en lo que atañe al color, así que hay que tener muy claro qué tipo de cuadro quieres conseguir con tu música, y así como el color otros muchos aspectos.
A.L. ¿Cuánto tiempo te ha llevado la composición de Desideratum?
D. L. No es lo mismo dedicarse sólo a componer que compaginarlo con la docencia, las clases en el conservatorio y otros proyectos más que me acompañan. La obra la comencé a principios del año 2011 pero prácticamente la compuse en el verano del mismo año. Es en verano cuando más tiempo dispongo para sentarme a escribir. Además, me encanta componer de madrugada y es en estas fechas cuando puedo permitirmelo.
A.L. Es imposible no interesarse por el título de tu obra Desideratum. ¿A qué se debe tan enigmático nombre?
D. L. Soy una persona impulsiva, apasionada y perfeccionista. Desideratum es el deseo máximo, lo aparentemente imposible, y una lucha interna por conseguir lo deseado. Mi obra es un reflejo de mí mismo, un intento por mostrar una parte que muy pocos conocen. Hay mucho amor, desamor y pasión en esta composición.
A.L. ¿Si tuvieras que explicarle a alguien que no ha oído Desideratum cómo es, qué le dirías?
D. L. Que es una lucha de contrarios, un mundo de emociones, de sinceridad y de verdad frente a otro que se muestra violento, severo y frío. Un desencuentro entre el lirismo y la disonancia, una mirada inquietante contra el desamor y lo imposible.
A.L. ¿A qué suena tu música? ¿donde la enclavarías?
D. L. No podría situarme en un estilo, ya que intento hacer un poco de todo. Si me piden arreglos para un estilo u otro tengo que amoldarme, pero si compongo algo que parte de mi mismo puedo salir por cualquier lado. Lo que sí podría haber en común en todas esas composiciones es la clara intención de emocionar desde la sencillez.
A.L. Has colaborado con muchos grupos, músicos, cantantes... arreglando, grabando, actuando, das clases de música en un instituto, trabajas en una revista cultural con otra profesora y tus alumnos "Culturizarte"... ¿y cuándo queda tiempo para componer? ¿No serás de los que llevas una libretita pautada siempre contigo por si oyes sonidos etéreos durante una conversación, un paseo o mientras tomas algo con los amigos...? Te lo digo porque tengo que confesarte que yo, cuando me hallo inmerso en un proceso de escritura, lo hago.
D. L. Tiempo tengo poco la verdad, pero se trata de organizarse. Soy de los que piensan que hay tiempo para todo, sólo hay que querer hacer las cosas. Respecto a la libretita no suelo llevar nada, pero si me viene la inspiración suelo grabarla con el móvil e intento acudir al piano lo antes posible para plasmarla en el papel. He de confesar que he escrito partituras en servilletas de bar y que además me he salido de sitios para grabar o escribir alguna idea antes de que se me fuese del corazón.
A.L. ¿Cuáles son los músicos de tu Olimpo personal?
D. L. Es difícil responder a esta pregunta. Hay muchos músicos que me han influenciado, son todos aquellos que de alguna manera u otra me han emocionado, tanto del género clásico, popular o el urbano.
A.L. ¿Tiene algún recuerdo musical especial de cuando eras muy joven?
D. L. El recuerdo de mi padre llevándome al conservatorio cuando salía del colegio. Creo que es la única etapa de mi vida en la que los olores ocupan un lugar especial en mis recuerdos. Aún me acuerdo del olor de aquellas aulas, del perfume de mi profesora de piano Julia Casquero y del olor tan especial que había en mayo terminando el curso, cuando se celebraban los tribunales de piano.
A.L. ¿A que edad comenzaste a componer?
D. L. Recuerdo que ya me gustaba sacar mis propias melodías a los cinco años. A los nueve años ya escribí alguna pequeña pieza para piano y un poco después otra para coro. La primera iba dedicada a la Axarquía malagueña, haciendo honor a mi pueblo, Salto del Negro, y la segunda estaba dedicada a un profesor que me marcó, Perfecto Artola.
A.L. ¿Cuando compones, piensas en cómo va a funcionar la comunicación, la química entre tu música y el público?
D. L. Cuando compongo me gusta pensar que lo que siento va a formar parte de las personas que escuchen mi música. Sólo con eso, que no es fácil, me doy por satisfecho.
A.L. ¿Cuántos instrumentos tocas, cuales? ¿Eres de los que piensas que es necesario saber tocar al menos un instrumento de cada grupo para poder componer adecuadamente para ellos?
D. L. Mi instrumento es el piano, pero toco la guitarra y he tocado algunos años el bajo en algunas bandas. Hay veces que necesito la guitarra para sacar una canción y otras sin embargo, por la complejidad de la música, acudo al piano. Luego hay que tener un conocimiento general de todos los instrumentos para poder componer, conocimiento del registro del instrumento, su técnica y los posibles timbres que pueda ofrecer. Cada instrumento es un mundo, y es interesante conocer el máximo del mismo para expresar con naturalidad y belleza una idea musical sacando sus mayores virtudes.
A.L. ¿Eres de los que nunca da por terminada una obra o por el contrario tienes claro cuando ha llegado ese momento de cerrar la carpeta y pasar a otra?
D. L. Una composición nunca se termina pero uno aprende con los años a darla por cerrada y a no pensar una vez que la has finalizado en lo que podría haber sido. Es importante amar lo que uno hace, respetarse a sí mismo. La crítica va por dentro, siempre hay una segunda oportunidad para mejorar cosas que no te han gustado y volver a insistir en la búsqueda de lo acertado.
A.L. ¿Tienes ya entre manos otro trabajo, de qué tipo será en esta ocasión?
D. L. Ahora mismo ando componiendo varias obras para el conservatorio. Una sinfonía, una obra para viola y electrónica en tiempo real, los arreglos para un disco de flamenco y la banda sonora de un cortometraje.
A.L. ¿Piensas alguna vez en dónde podrás estar de aquí a unos años?
D. L. La verdad que nunca he pensado en eso. Ya me siento un privilegiado haciendo música, me da igual donde la haga siempre y cuando tenga las mismas ganas que ahora por hacer cosas. Ojalá sea rodeado de gente que me aporte experiencias nuevas y me haga crecer como músico.
Os dejamos con un reportaje dedicado a Daniel Lozano en el programa Tesis de Canal Sur2