Entrevista: Manuel Malaka l Fotos: Daniel Pérez
Estos días se representa en el Teatro Echegaray, No temáis, yo vencí al mundo. En Aforo Libre hemos querido aprovechar para charlar con el autor y director, Sergio Martínez Vila, para saber un poco más sobre esta obra que podremos ver hasta el sábado 19 de este mes, y que forma parte de las actividades programadas para celebrar los 150 años del Teatro Cervantes de la ciudad.
Aforo Libre: Hola, Sergio. Nos alegra poder charlar contigo, justo en estos días de ajetreo en los que se acaba de estrenar No temáis, yo vencí al mundo. ¿Cómo te presentaríais para aquellos que aún no te conocen?
Sergio M. Vila: Aunque me muevo entre las etiquetas de dramaturgo y director, me siento más cómodo diciendo que soy contador de historias. No por ello me siento necesariamente el autor de esas historias. Soy como una radio que sintoniza alguna frecuencia y transmite lo que escucha. Pero lo que comparto con los demás o con el público de un teatro nos pertenece a todas por igual. No es mío, es nuestro.
A.L: Eres autor, pero también director. Tu vida profesional, e imagino que la personal, gira en torno a los escenarios. ¿Cómo llegas al teatro?
S.M.V.: El teatro es prácticamente lo primero que llega a mi vida (ya desde la infancia) porque es lo más inmediato. Mi vocación es cinematográfica y mi mirada, la de una cámara, pero siempre me ha sido más factible contar historias desde la escena por cuestiones obvias. En última instancia, uno invoca el teatro con lo que es y con unas miradas que participen de esa invocación (el público), no necesita muchos más medios. Como yo vivo permanentemente en la urgencia de contar algo, estoy unido sí o sí a la escena. Y me encanta que sea de esa forma. Es una forma de expresión sagrada; el origen de todo. Ha sido mi escuela y ha permitido que me encuentre con el para qué de mi proceso creativo.
A.L.: Has vivido en Madrid, pero estrenas aquí, en el Teatro Echegaray de Málaga. ¿Qué te une a esta ciudad?
S.M.V.: Soy asturiano. En Madrid me he formado durante algunos años y he trabajado otros tantos, aunque siempre de un modo periférico porque mi vida es rural, no urbana, y en un futuro me gustaría que el eje central de mi proyecto artístico se ubique asimismo en el campo. La decisión de venir a Málaga parte de la invitación del Teatro Cervantes / Echegaray, de mi amor por el sur y de mi deseo constante de cambio. De momento, ya son varias las cosas que me unen a esta ciudad, y muchas de ellas son de naturaleza personal.
A.L.: La obra habla sobre un momento histórico muy concreto de nuestro pasado. ¿Qué has encontrado en aquel 20 de diciembre que no se haya contado ya?
S.M.V.: Creo que el enfoque que proponemos sobre ese día y sobre ese atentado es muy particular. Nos interrogamos el carácter épico, cuando no directamente festivo, que ha ocupado en la memoria colectiva. Nos cuestionamos la banalización de la violencia, y sobre todo lo que esa banalización ha construido y ha legitimado desde entonces… Creo que amar incondicionalmente y sin reservas a lo que nos han dicho que no puede ser amado, a aquello que nos desafía, es lo único que cambia algo y también la forma más pura y explosiva de violencia. Y la violencia, en tanto que existe en la naturaleza no como algo maligno sino como una manifestación más de lo que es, del todo, debe ser comprendida y asimilada. Tal vez, desde un prisma humano, también perdonada. Nos servimos del atentado en el que un presidente del gobierno franquista, un escolta y un chófer perdieron la vida para hablar de esto y para re-situar la violencia en un contexto menos superficial.
A.L.: Te has rodeado para la ocasión de un equipazo malagueño y exquisito del que nos declaramos abiertamente muy fans. Háblanos de ellos.
S.M.V.: El equipo artístico es un sueño. Desde que me presentaron a Pedro Ocaña supe que eso iba a ser un matrimonio muy bien avenido. Y luego llegaron Lula Amir y Tamara Osorio, que fueron sin duda las dos personas a las que sabía que debía proponerles este viaje. Y por supuesto, mención aparte merece Pablo Fortes, el mejor ayudante de dirección que he tenido nunca, y a los grandes Pablo Trujillo y Miguel Ángel Arcos haciendo la composición sonora y el diseño de iluminación, respectivamente. Todos son co-creadores del espectáculo. Y Lula y Tamara, particularmente, merecen tanto crédito por lo que sucede en escena como lo podría merecer yo. Ellas también han dirigido la pieza.
A.L.: Imagino que te resultará difícil definir tu propia obra. ¿Crees que hay en ella un modo especial de mirar el mundo? ¿Crees que muestra algo de ti, de quién eres?
S.M.V.: En la obra la espiritualidad o la dimensión sagrada es algo tan omnipresente que, inevitablemente, cuenta mucho de mí y de mi visión de la existencia. No me es posible hacer algo impersonal. Hablo de lo que me pasa y de lo que siento aunque el personaje se llame Carrero Blanco y, a priori, no tenga nada que ver conmigo. Sin embargo, todas tenemos que ver con todas en un nivel muy íntimo, trascendental. Es para desvelar ese vínculo invisible para lo que hacemos esta obra.
A.L.: Ciertamente habéis vencido al mundo. Sacáis adelante esta obra en un momento muy crítico. No sé si habrá habido otro igual en la historia, tan excepcionalmente duro para el mundo del teatro y sus profesionales. ¿Cómo habéis vivido todo esto?
S.M.V.: Yo no he pensado mucho en el contexto que nos toca vivir, al menos no durante el proceso creativo, y creo que al equipo le ha pasado un poco lo mismo. Hubiese sido contraproducente, a pesar de que hubo momentos en los que dudábamos que la exhibición pudiese salir adelante, y a pesar de que mostrar nuestro espectáculo a primera hora de la tarde no es lo que deseábamos en un principio, como es lógico. Pero sigue siendo un privilegio poder hacer teatro y poder sacar a bailar a la sombra que llevamos dentro mientras hay tanto ruido y caos, ahí fuera. Es, verdaderamente, y lo repito, un privilegio.
A.L.: ¿Qué es para ti el teatro? ¿Profesión, pasión, necesidad, un modo de vida,…?
S.M.V.: Es todas esas cosas. Es una extensión de mí mismo. Imposible pensarlo como algo diferente de mi propia piel.
A.L.: Tenemos la costumbre de pedir al entrevistado que nos haga alguna recomendación cultural. ¿Te animas? ¿Algún libro, película,… qué no debamos dejar pasar en estas navidades?
S.M.V.: Hemos tenido muy presentes a los hermanos Parra en el proceso de ensayos. Los poemas de Nicanor y las canciones de Violeta. Si quisiera volver a leer otro libro como por primera vez creo que ese sería Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez. Y en lo tocante al cine, que es mi pasión, recomiendo encarecidamente a Jacques Rivette, que me ha acompañado mucho últimamente. Los juegos de Celine y Julie van en barco o de Pont du Nord tienen mucho que ver con nuestra obra.
A.L.: La obra está teniendo una estupenda acogida, así que nuestra enhorabuena. Gracias por la entrevista, y ojalá que lleguen muchas más ocasiones de disfrutaros en los escenarios de esta ciudad.
S.M.V.: Espero que haya más ocasiones, como bien dices. Gracias a vosotros por la atención y por ayudarnos a acercar esta propuesta tan poco convencional al público.
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