Entrevista: Manuel Malaka l Fotos: Beatrix Mexi Molnar y Rufo.
Es una de nuestras bailaoras más internacionales. Con una larga carrera de éxitos en los escenarios de medio mundo. Maestra de toda una generación de bailaoras malagueñas. A comienzos de este mes llevaba su último espectáculo al Festival de Jerez. Y ahora, en el parón impuesto por el coronavirus, aprovechamos para charlar con ella, con Susana Lupiáñez, La Lupi, desde casa, claro, y saber más sobre esta gran bailaora, y su Lenguaje oculto.
Aforo Libre: Hola, Susana. Muchas gracias por esta entrevista en estos momentos tan complicados. Imaginamos que para los artistas aún más porque afecta a vuestro trabajo de forma muy directa. ¿Cómo lo estáis viviendo?
La Lupi: Bueno, lo estamos viviendo como podemos, con ingenio porque el ingenio no puede decaer, y creatividad como artistas que somos. Y, bueno, viviéndolo en casa. Pero sobre todo acordándonos de muchas personas, y entre ellos, muchos artistas que trabajan tanto en tablaos, en salas etc.. y se ganan la vida, y van viviendo al día, entonces estamos bastante preocupados.
A.L.: Comienzas desde muy pequeña a bailar. ¿Cómo nace esta vocación tan temprana en ti?
L.L.: Cómo nace tampoco lo sabría decirlo, porque era tan pequeña que no me acuerdo. Sí puedo decirte que nací en el seno de una familia que sin ser profesional, sí era muy aficionada al flamenco. Y en un lugar de Málaga donde se respiraba flamenco, cante sobre todo. He escuchado cante flamenco desde que tengo uso de razón. A través del cante fue creciendo mi afición. Así que, desde los 3 años ya me cuenta mi familia que tenía que bailar, y que me tenía que ver todo el mundo, porque tenía ya esa inquietud artística.
A.L.: No creo que haya alguien en Málaga que no sepa quién es la Lupi, pero como te presentarías para aquellos que no te conocen aún.
L.L.: Para el que no me conozca le diría que soy una persona que ama el flamenco más que a su propia vida. Intentando ayudar a los demás y enseñar flamenco con la vehemencia y la enjundia que me caracteriza en todo lo que hago en la vida. Me considero una trabajadora del arte, con el buen hacer de quien ama lo que hace. Aunque en el día a día no todo sea de color de rosa.
A.L.: Tú has nacido, y te has formado aquí. ¿Quiénes te animaron a seguir adelante en este mundo tan complicado del flamenco?
L.L.: Sí, aunque no sólo me he formado aquí, Madrid también fue para mí una etapa muy importante. Los años que trabajé junto a Ángeles Arranz y Juan Maya Marote fueron muy, muy decisivos en mi forma de bailar y de sentir el flamenco.
De aquellos primeros años de formación recuerdo con especial cariño a María Eugenia Martínez, mi profesora del Conservatorio, donde entré con solo 8 años, muy pequeñita. Yo quería entrar en el Conservatorio a toda costa. Cuando fui, mi madre no sabía ni a lo que iba. Yo le pedí fotocopia del libro de familia y algo de dinero. Era muy poquito dinero para poder hacer la matrícula. Pero cuando llegue ya no había plazas, y me dio tal ataque de ansiedad que me puse a llorar. Y creo que mi nombre fue el único que estaba a bolígrafo, añadido al final de la lista, por la pena que les di.
Más tarde, seguí mi formación trabajando con grandes bailaoras, como Pilar Carmona, una gran bailaora de Málaga.
También trabajé en aquellos años con Trinidad Santiago, Luisa Chicano, y especialmente con Carrete que fue casi mi mentor. Desde los trece años sustituyendo puntualmente a Pilar Carmona en el Jaleo. Allí aprendí muchísimo.
Y como musa, como todas las de mi generación, Manuela Carrasco, por supuestísimo.
A.L.: En estos años has conseguido el respeto y el cariño del público. En tu caso no parece cierto ese: nadie es profeta en su tierra.
L.L.: Con veintisiete años, ya me quedé estable en Málaga por necesidad económica y artística. Entonces cree una compañía, como podíamos, sin producción, sin ninguna ayuda. La única ayuda que teníamos eran las niñas que se venían conmigo, a encolar carteles por toda Málaga cuando hacía una función, y haciendo los trajes nosotras mismas. Por eso la gente me quiere y me respeta en Málaga, porque me ha visto crecer artísticamente, y siempre llevando por bandera ayudar a los demás, intentando que esas niñas tuvieran la oportunidad de estar en un teatro y bailar, he luchado muchísimo.
Miro hacia atrás y recuerdo esos años con mucha alegría y cariño. También trabajando en todos los tablados de Málaga, en todos, creo que no me ha faltado ninguno. Y así he ido ganando el cariño de Málaga, trabajando en peñas y festivales, desde la pedanía más pequeñita.
A.L.: El cariño que te tiene Málaga es indiscutible. ¿Pero, crees que Málaga apoya y valora el flamenco y a sus artistas?
L.L.: Claro que Málaga responde al flamenco, por supuesto, que respondemos. En tiempo de crisis como todos sabemos lo primero que se fractura es el arte. Pero sí, claro que Málaga apoya y valora el buen flamenco.
Llevamos un tiempo, sobre todo gracias a las redes sociales, que ayudan a que todo el mundo pueda informarse sobre todo lo que se programa en Málaga.
A.L.: En tus espectáculos miras hacia el pasado con cierta devoción. ¿Quiénes han inspirado a La Lupi?
L.L.: Hoy podemos acceder a bibliotecas donde encontrar artistas como Carmen Amaya. Antes teníamos pequeñas cositas de Manuela, esas intervenciones que hacía en televisión española. Y lo teníamos como oro en paño, cuando llegó a nosotros el vídeo, y podíamos grabar.
Hoy toda la información que hay ahora en internet nos permite disfrutar de artista que son toda una inspiración para cualquier bailaora, como Pastora Imperio, Carmen Mora, Fernanda Romero, y tantas grandes bailaoras de toda una época.
A.L. : Dejas tu huella en toda una generación de bailaoras que vienen detrás. Algunas como Rocío Molina levantan admiración, pero también polémica en su búsqueda de nuevos caminos para el flamenco.
L.L.: Rocío, desde que la conocí me pareció una niña con mucha actitud, cualidades, creatividad,… ya desde pequeña. Creo que tiene todo lo que debe de tener una figura del flamenco, como es ella, no le falta ningún requisito.
Ella es una gran artista porque baila su verdad. En su búsqueda encuentra la felicidad. No puedes bailar para los demás, esperando gustar a los otros sin ser tú misma. Rocío es verdadera con su forma de sentir, y su forma de amar la danza y el flamenco. Me merece todo el respeto y admiración.
A.L.: Imagino que te resultará difícil definir tu propio estilo. ¿Tiene tu baile algo de ti, de quién eres?
L.L.: Me siento totalmente del cante, la guitarra, el toque, es algo que también me transporta el alma, pero yo pertenezco al cante, desde pequeña. Y creo que ese vínculo define en cierta medida mi estilo, porque mis principios fueron a través de él.
Por otro lado, el sello propio lo hace incluso las carencias que puede tener un artista. Como en esas carencias busca las virtudes.
También como se baila desde los recuerdos, porque no nos hemos criado en la era de las tecnologías. Entonces, cuando veías un artista, y luego salías al escenario, bailabas esos recuerdos, esas sensaciones que habían quedado en tu memoria. Era imposible hacer una copia. Quizá eso marcó nuestra época. Era y es un baile más personal el nuestro.
Yo creo que el baile me eligió. Aunque pueda parecer presuntuoso. Y eso significa que vives por y para el arte, con su parte positiva y su parte negativa, por supuesto.
Si tuviese que elegir una palabra para definir mi estilo, sería quizás personal. Un baile personal, hecho del trabajo y la superación de las propias carencias.
A.L.: Lenguaje Oculto es tu nuevo espectáculo que acabas de presentar a comienzos de este mes en el Festival de Jerez. ¿Qué destacarías de este nuevo trabajo?
L.L.: Destacaría que la gente se va muy emocionada. Todo el mundo me comenta que esta obra emociona. Quizás porque el espectador se ve reflejado en algún momento.
Es una obra donde he abierto mis carnes, para mostrar mi verdad. He abierto mis miedos, inclusive las carencias. Cuando puedes hacer esto, algunos le llaman valentía, yo lo llamo necesidad, te sientes muy libre, y te sientes muy feliz.
Es un trabajo de dirección escénica de Juan Dolores el Chino, que me parece por parte de él, un trabajo sublime. Todos los componentes de la compañía están realmente maravillosos. Y por eso estoy tan feliz con este trabajo.
A.L.: Te rodeas de artistas muy sólidos en cada trabajo. Háblanos de ellos.
L.L.: En las voces, me acompaña desde hace mucho, y es ya casi familia, Alfredo Tejada, ganador de la Lámpara Minera; también Cristo Heredia, un niño con una enorme proyección, y una gran voz siendo tan joven; y Los Makarines, tan creativos, llegan al alma.
También me siento arropada por grandes músicos, y queridos amigos, habituales de mis espectáculos. David Galiano que lleva con nosotros desde los catorce años, y es parte ya de nuestra vida, un gran percusionista. Nelson Doblas, su violín traspasa el alma. Óscar Lago, con nosotros también muchísimos años, componiendo; él es nuestra banda sonora, como decimos bromeando. De Curro de María, que te voy a decir, mi pareja, y la persona que me acompaña en la vida.
En el baile me acompaña Marina Perea que lleva conmigo desde los doce años, como alumna. Pol Vaquero con un concepto de la elegancia en el flamenco sublime. Iván Amaya, un bailarín que le digo que es muy flamenco, aporta la danza más contemporánea en este espectáculo. Amante del arte, está seleccionado para los Premios Max con nuestro espectáculo precisamente. Estamos contentísimos por él.
Y un equipo técnico que hace un maravilloso trabajo. Rufo y Beatrix en la fotografía. En fin, un equipazo maravilloso al que estoy muy agradecida por su entrega.
A.L.: Curro de María es tu pareja en la vida, y también en los escenarios, desde hace muchos años. ¿Es complicado compartir vida familiar y laboral? ¿Cuál es vuestro secreto?
L.L.: No, no es nada fácil, te estaría mintiendo. Llevamos veinte años juntos, hemos crecido juntos, tanto personalmente como artísticamente. Es mi hilo musical.
Un secreto importante que hemos descubierto ya con los años es tener nuestro propio espacio cuando estamos en casa. Hablarnos con sosiego, es importantísimo. Intentamos evitar el estrés de lo profesional en nuestra vida privada, dejando la pasión, la fuerza,… para el escenario. Intentando darnos mucha tranquilidad y apoyo uno al otro. Eso pienso que es fundamental para cualquier pareja. Y, por supuesto, siempre anteponiendo el amor y el respeto que nos tenemos.
A.L.: Tenemos la costumbre de pedir al entrevistado que nos haga alguna recomendación cultural. ¿Te animas?
L.L.: Me gusta la fotografía. En Málaga tenemos a Paco Lobato. También Ana Palma. Y me encanta Beatrix Mexi Molnar, porque llegan al alma sus fotos.
Los museos me gustan mucho también, por suerte tenemos en Málaga grandes museos. La pintura, especialmente, casi todo tipo de pintura.
Sobre discos, tengo especial devoción por Carmen Linares, que por cierto, creo que se ha aplazado su concierto en el Teatro Cervantes para noviembre. Omega de Morente, me parece un disco imprescindible también. Y de Paco de Lucía recomendaría cualquiera. Hay un disco doble de Carmen Amaya, la reina del embrujo gitano, que la escuchas cantar, tocar sus castañuelas,… es algo maravilloso.
Y por supuesto, si quieren venir a Lenguaje oculto, para nosotros será un gran placer que estén acompañándonos.
A.L.: En Aforo Libre, como en Málaga, se te quiere y admira. Ha sido todo un placer poder charlar contigo. ¡Gracias!
L.L.: Es un placer tener un lugar donde tu voz se escuche, a través de vosotros. Los medios como Aforo Libre ayudáis a que los artistas y su trabajo sean un poquito más conocidos. Así que gracias por vuestra labor. Y gracias a toda la gente que ama el flamenco: aficionados, alumnos, profesionales,…
Entrevistas y reportajes - Entrevistas y reportajes teatro y danza