Teatro Cervantes. 31/05/2013
Texto y fotos: Rosa Parra
Este hombre de teatro, teatrero como a él le gusta llamarse, que trasmite pasión por su trabajo, nos habla sobre su nueva obra (de la que es escritor, productor, actor y director) que presenta estos días en el Teatro Cervantes de Málaga: Campanadas de Boda. Un esperpento sobre dicha situación que se produce una vez (...o más) en la vida de todos. Milán es un artesano de escenas cotidianas, para mí es el Antonio López del teatro, la hiperrealidad que nos inunda, la traslada al escenario en vez de a un lienzo.
Aforo Libre: ¿Por qué una boda?
Jordi Milán: Porque en realidad nosotros siempre jugamos con lo mismo, con lo que pasa en la realidad y como esa realidad la convertimos en teatro. Nada más aparatoso que una boda para darse cuenta de cómo tenemos un guión implícito y un personaje asignado, desde el mismo momento en quela planeamos. Como cada persona implicada se atribuye un tipo de vestido o traje y un comportamiento. En nuestros espectáculos se refleja el teatro de la vida cotidiana, con una mirada crítica, ácida, irónica, humorística, según el momento, pero con mucha verdad. Una boda es el exponente máximo del absurdo. A mí siempre me ha encantado una boda, por lo de teatral que tiene, tanto trabajo para un solo día, exactamente igual que el teatro.
A.L.: La liturgia de una misa, de cualquier acto social...
J. M.: el teatro no estará en crisis nunca, el teatro familiar, el de las relaciones personales, el del trabajo. Todo el mundo actúa de alguna manera. Y sentimos la necesidad de expresarlo. Podrán cambiar los espacios, la forma de interacción entre espectador y actor, la manera de representar, pero el teatro es consustancial al ser humano. Nosotros, que provenimos del teatro de aficionados, nos maravillamos ante tanta actuación y queremos que el público se sienta reflejado en la parafernalia que les mostramos.
A.L.: ¿Cómo os planteáis el método de interpretación, improvisáis mucho?
J. M.: Para nada, al contrario todo está muy medido. Al principio les presento a la compañía el texto, muy largo, con mucho detalle, incluso con dibujos. Luego cada intérprete hace suyo al personaje y se deja que lo permeabilice. Pero al final se fijan las cosas y se respetan.
A.L.: Pues justamente parece lo contrario algo tan fresco, tan espontáneo como si se estuviera produciendo en ese momento...
J. M.: Ese es el reto, que parezca que justo se está produciendo de forma genuina, pero no, tiene que parecer pero no lo es en absoluto.
A.L.: ¿Y la interacción con el público no lleva a la improvisación?
J. M.: Por supuesto que depende del momento, de la gente que haya en la sala, porque el teatro no es cine, no está grabado, es algo vivo, eso es la magia del teatro, pero el actor debe reconducir al guión para que la situación no se salga de lo previsto.
A.L.: ¿No te ha tentado nunca el cine, trasladar tu modo de entender el teatro a una película?
J. M.: No, ya hemos hecho televisión y en casi todo lo que hemos presentado hemos tenido éxito, en algunas cosas no, quizá porque nos adelantamos al momento. Ahora nos ofrecen hacer de nuevo una serie de humor que no funcionó en Tele Cinco, pero ahora no me apetece hacerla de nuevo, ya que en la actualidad sería mostrar lo que ya hay. El cine, la verdad que no lo he pensado hasta ahora, no he sentido la necesidad, porque soy un hombre de teatro, me gusta la fugacidad del momento.
A.L.: ¿Cómo bandeas la crisis que estamos viviendo para poner en pie un espectáculo?
J. M.: Porque nos gusta, nos apetece y es lo que sabemos hacer, teniendo claro que no se va a poder llevar a todos los pueblos que nos gustan y a los que antes teníamos acceso, no porque los ayuntamientos no quieran, sino porque no sería rentable para nosotros.
A.L.: ¿Todavía hay gente de los principios de la compañía?
J. M.: Si, quedamos algunos, pero también hay mucha gente nueva, y por supuesto siempre queda la posibilidad de volver. Muchos de los actores y actrices que han pasado por La Cubana han triunfado luego por su cuenta: Santi Millán (“El hormiguero” series tv, cine), José Corbacho ( “Tú sí que vales”, series tv, cine), Ana Barranchina (“El barco”). Chikilicuatre (..hasta eurovisión), Neus Sanz, Juan Ramón Monet, … Son gente muy válida y hemos tenido la suerte de trabajar juntos y de evolucionar por separado. Pero a veces, volvemos a encontrarnos en algún espectáculo. Todos tienen una Vida artística muy fructífera ahora. También porque ya eran gente muy preparada, había un germen, un no se qué que se les veía. Son gente muy buena en lo que hacen.
A.L.: ¿Quizás porque tenéis una forma de trabajar que curte y eso madura como artista?
J. M.: Bueno no solo por eso, aunque imagino que también. Nosotros somos muy artesanales, trabajamos individualmente y en grupo todo el producto. En los inicios más, pues todo lo hacíamos nosotros desde el montaje a la publicidad. Todos participamos de todo. Cobramos lo mismo por nuestro trabajo, no hay divismos. Sigue la misma filosofía de trabajo. Incluso ahora tenemos un equipo técnico que ya no somos nosotros pero que es el mismo siempre y que forma parte de nuestra familia artística. Es un engranaje de gente que cuidan de todo, que saben que cada detalle es útil para el espectáculo.
A.L.: ¿Cuántos sois en la compañía?
J. M.: Ahora somos once actores, eso es bastante para una compañía, porque hay que pagar los ensayos, y yo soy una persona de mucho ensayar. Ya te he explicado antes un poco de mi método de trabajo. En otras compañías o en otras obras se ensaya y se monta en un mes o dos. Nosotros hemos estado trabajando durante cinco meses, bueno, mis compañeros me apuntaron ayer en otra entrevista que han sido seis meses largos. Este trabajo se refleja luego en el espectáculo. Cada uno interpreta a varios personajes, algunos a cuatro o cinco, otros solo a dos.
A.L.: ¿Tú también actúas a veces en tus producciones, te ayuda esto a la hora de dirigir a los demás actores?
J. M.: El teatro no existe con un actor, con un director, con un texto, como elementos aislados, el teatro es un conjunto de todas estas cosas y muchas más, es el arte de lo efímero, pero es fundamental la interacción entre todos estos factores. Yo organizo, más que dirigir, aglutino; pero en nuestra compañía todos hacemos de todo.
A.L.: ¿Qué dirías para que la gente vaya a veros en el Cervantes este fin de semana?
J. M.: Pues que son dos horas y cuarto en las que se lo van a pasar muy bien. Hay momentos de carcajada y hay momentos de humor más sutil, más fino, pero muchas situaciones son hilarantes y el público que viene es el que nos vende después. Es risa gorda y también sutileza social. Aquí funciona el boca a boca. No tiene nada que ver que tengamos un nombre y la gente nos reconozca. El público no es tonto y no se le engaña tan fácilmente. Si algo funciona es porque llega. También metemos el acento andaluz y cosas de las ciudades que visitamos, para hacerlo más cercano al público. En Barcelona hemos estado más de un año en cartelera. Ya nos han visto ochocientos mil espectadores, es una garantía.
A.L.: ¿Qué hay de genuino y de diferente en esta obra con respecto a las demás que habéis hecho?
J. M.: Pues algo que no habíamos hecho antes nunca: en este espectáculo hemos buscado la cuarta pared en casi todo el espectáculo, se expone al modo de la cubana claro, pero más teatralmente, a la usanza convencional y luego damos el vuelco. Introducimos técnicas de video, se requería eso, y aún así es un espectáculo sencillo, simple, sin gran escenografía. Estoy contento porque ha funcionado muy bien. En Barcelona hemos estado un año y pico y en las ciudades que visitamos lo acogen muy bien.
A.L.: ¿No me digas que no hay esa complicidad y esa interacción tan característica vuestra?
J. M.: Sí, pero menos, es que creo que este tema requería otras cosas, pero al final también lo utilizamos. Lo he pensado mucho antes de usar esta nueva técnica para nosotros, pero me decidí a hacerlo así, lo creía conveniente para lo que necesitábamos contar. Es un vodevil con cuarta pared, casi casi hasta el final. Hemos utilizado técnicas de video, pero por lo demás es todo muy simple. Estoy satisfecho del resultado.
A.L.: ¿Hay un sms detrás de vuestra producción?
J. M.: Por supuesto que sí. Siempre buscamos el mensaje, la seriedad no es el único lenguaje, la parodia, la ironía, cuentan a veces mejor los hechos y los hace más digeribles. Todos llevamos dentro una gran contradicción, en las familias, en la pareja. Cuando lo veas ya veras que tiene mala leche. Rebajado con el humor, no se le resta seriedad ni verdad a lo que se está contando.
A.L.: Es curioso, vuestras obras son un reflejo de la sociedad y la sociedad somos todos, pero nadie se reconoce, se ríen porque identifican a otros pero no a ellos...
J. M.: Pues sí, tienes razón en eso, he tenido experiencias que me lo certifican, de personas que te paran después de una función o de una serie de televisión y te cuentan: pues mira ese personaje es igual que mi cuñada porque hace esto y esto y hablando con esa persona te das cuenta que el personaje en cuestión es ella. Es una paradoja, Pero claro... Yo pensaba que solo era en España esto de las bodas, pero he estado en una en Edimburgo y he alucinado. El grado de ridiculez, y el aparentar, tan cutre. Siempre buscamos epatar a los demás con nuestra vida y una boda es el broche perfecto para eso.
A.L.: En Cataluña os han acogido siempre muy bien, sois profetas en vuestra tierra, sois marca catalana, al menos como referencia...
J. M.: Bueno pero también nos acogen muy bien en el resto de España, los espectáculos los pensamos en catalán y en castellano, los mezclamos en escena en Cataluña, pero en el resto de España nos valemos de los acentos regionales de cada sitio que vamos, para establecer el juego entre castellano y el acento local que se tenga en esa zona. Nos interesa tener proyección no solo ceñirnos a Cataluña. Queda muy divertido, la gente responde porque ya ha hemos tenido muchos espectadores. No sé qué formula se tiene que emplear para tener éxito. “Cegada de amor” lo vieron un millón de espectadores, fue un crack, pero no nos podemos quedar ahí, chupando de ese éxito, repitiéndonos. Hay que arriesgar, para poder ganar, y olvidarnos de fórmulas.
A.L.: ¿Cómo buscas las ayudas económicas?
J. M.: No tenemos, yo lo veía muy negro al principio, y el que seamos una compañía conocida tampoco nos ayuda mucho, es un esfuerzo enorme sacar un producto así adelante. Hay que pagar publicidad, escenografía, atrezzo, Nos dedicamos únicamente al teatro, no vivimos de otra cosa. Las ganancias las re-invertimos en nuestros espectáculos. Ahora tocaba hacer otro espectáculo, pero los americanos nos lo ha vetado, así que hemos tenido que echar mano de este, que lo teníamos en el cajón desde hacía mucho tiempo. Las políticas de ayuda gubernamental no llegan. Los políticos lo están haciendo muy mal, nadie se los cree. Si no invierten en cultura…Yo voto para que me engañen, pero para que me engañen bien. Y estos no saben ni siquiera engañar, se les ve el plumero muy rápido. No se toman en serio su teatro. Mi vecina del quinto haría mejor de política... sí, yo me la creería más.
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