Hablamos con Pedro Lanzas, director de teatro

Entrevista: Antonio Zafra | Fotos: Redes sociales.

Pedro Lanzas pertenece a uno de los grupos de riesgo. Desde casa crea y trabaja en su tesis doctoral: “Apretar los dientes y mantener la calma. De peores hemos salido”

Pedro Lanzas es director de teatro formado en la ESAD de Málaga, fundó la compañía La Mordiente Teatro con la que ha hecho Despachados, Crack! la rebelión de las lágrimas, Decadencia, Antígona en Nueva York... Con varios premios, entre ellos el Premio Ateneo de Teatro al mejor director en 2016, además de giras, dos por México; también cortometrajista y ocasional actor. Tuvo su propio paréntesis vital hace poco y ahora está pasando el mismo que estamos pasando todos los demás. Hablamos con el vía Facebook

Aforo Libre: Buenos días, Pedro, ¿qué tal la mañana?

Pedro Lanzas: Buenos días, aquí con otro cafelito a ver si nos espabilamos. ¿Cómo estás?

A.L: Bien, bien. Yo igual, a ver si sube el café en la cafetera italiana.

P.L: Perdona, la puerta. […] El vecino, que le abra un bote de mermelada.

A.L: Genial. Jajajajaja. Decía mi madre: ¡Qué falta hace un hombre en la casa!

P.L: Total, vaya. Soy técnico oficial, sintonizo canales, desbloqueo móviles… en fin.

A.L: Mayor, el hombre.

P.L: Sí.

A.L: ¿Ya te ha sacado el perro?

P.L: Jajajajaja… Sí totalmente. Me saca y me anima que aunque no hable no le hace falta. Buen amigo y compañero mi Bilbo.

A.L: De muchos años…

P.L: Tiene 8 añitos muy bien llevados, salvo una cosita en un ojo que perdió la visión es un torito el tío. Él es el que de verdad me da ánimos en momentos difíciles. La verdad que no me haga la idea de una realidad sin él. Y ahora más si cabe

A.L: ¿Qué tal llevas estos días?

P.L: Pues ahora quizás un poco mejor. Ahora me refiero a esta última semana. Es una de las cosas buenas que tenemos los humanos, la adaptación, ¿no? Al principio fue todo una cascada de desgracias, que no para por cierto, pero que me tuvo tirado en la lona un tiempo. Cuando sentimos en nuestras propias carnes el desastre que se nos viene encima, me dio bastante vértigo. La diferencia con ahora es que me he acostumbrado a la situación. También me alarmó mucho la actitud de otros partidos frente el problema. No esperaba que se pretendieran sacar tajada de una desgracia como esta.

A.L: Hay muchas maneras de tomarse este "respiro", una es ser productivo. ¿Estabas con la tesis? ¿Has emprendido algo durante el encierro?

P.L: Me gustaría haber sido más productivo en ese sentido pero como te he dicho al principio tenía los 5 sentidos en lo que estaba pasando y no veía otra cosa. Luego ya sí he estado arreglando algunas cosas que tenía aparcadas, viejos proyectos que nunca se acaban, ideas nuevas que necesitan alguna vuelta más y esas cosas. Pero como tú bien has dicho estoy con la tesis y es la que me roba todo el tiempo.

A.L: ¿De qué va la tesis?

P.L: […] Perdona, el vecino otra vez. Para ofrecerme caldito de puchero que está haciendo.

A.L: Jajaja. No te preocupes.

P.L: Pretendo hacer un estudio del teatro político y documental iberoamericano que ha pasado por el Festival de Cádiz en los últimos años.

A.L: En julio de 2019 escribiste en Facebook sobre tu enfermedad. La primera vez que hablaste del tema en público.

P.L: Esa fue la única vez que hablé del tema y lo hice porque me parecía que tenía que abrir ventanas y dejar que entrara el aire. Cuando te pasa una cosa así pierdes un poco o mucho la noción de cosas tan básicas como quién soy y que hago aquí. De alguna manera fue un primer punto de partida para reafirmarme y empezar la reconstrucción de mí mismo.

A.L: ¿Qué significó el diagnóstico, te ha cambiado la perspectiva ante la vida?

P.L: El diagnóstico de una enfermedad como la esclerosis múltiple es un mazazo y al igual que pasa con otras dolencias graves, te cambia la vida sí o sí. No sólo porque la realidad la percibes de otra manera sino porque a nivel emocional supone un terremoto que te desconcierta y sin duda afecta a las relaciones afectivas más cercanas, amigos, familia, pareja etc. Desde luego que cambias muchas cosas que antes parecían inamovibles, yo era fumador. No hay mal que por bien no venga, hay que ser positivo.

A.L: Digamos que aparte de seguir el tratamiento médico has tenido que luchar mentalmente contra la enfermedad. Ha costado, ¿no? Habrás pasado por las etapas de negación, “que me despierte de este sueño”, aceptación y finalmente convivir con ella, como veo.

P.L: Totalmente. Ha sido así. El tratamiento ha sido un calvario y no me ha ayudado nada a nivel de calidad de vida aunque debo dar las gracias porque mantiene la enfermedad dormida y eso siempre es una buena noticia. Ahora he cambiado y estoy muy contento. Lo más duro fue tratar de rectificar el rumbo inevitable de colisión. Ves que te vas a estrellar y no puedes evitarlo. Por supuesto que he pasado las 3 etapas y creo que he aprendido a vivir con esto y que conste que mi afectación a nivel físico es mínima pero el comienzo es muy duro. Estas cosas ponen de manifiesto lo solo que puedes llegar a estar en determinados momentos. Y eso puede ser tan duro o más que la enfermedad. Afortunadamente tengo una familia que ha estado apoyándome todo el proceso y aguantándome también, porque el carácter se te oscurece ante un cambio tan radical. Supongo que es un mecanismo de defensa ante tanto desastre. Poco a poco vas recuperando tu forma de ser y las ganas de todo. Pero sí es un camino muy estrecho y con poca luz.

A.L: El tratamiento conlleva inmunosupresores. Maldita la gracia que te hace el CoVID-19...

P.L: Totalmente, cuando me enteré de que la víctima favorita de este dichoso virus somos los mayores y los enfermos con patologías previas fue un susto importante. Aunque si lo piensas estamos expuestos un poquito más por el hecho de estar inmunodeprimidos, aunque en mi caso creo que se llama “inmunomodulados”. En cualquier caso no quiero poner a prueba mi sistema inmunológico tengo razones sobradas para no fiarme de él.

A.L: Estás teniendo todos los cuidados me imagino. Tu vecino que es mayor, tú. No sé... ¿notas que hay… que tenéis más miedo? Algunos estamos ya rayando la paranoia con el tema.

P.L: Yo tomo las mismas precauciones que tú que imagino que son todas sin llegar a estar 'paranoico'. Es todo muy nuevo, los medios alientan ese miedo y aunque por un lado es lógico que estemos asustados. No podemos olvidar a los que se están jugando la vida en esta difícil situación, aunque solo sea por ellos hay que tratar de guardar la calma y tomar las precauciones sin volverse locos. Es una situación que de alguna manera nos está llamando a la mutualización de la solidaridad y del entendimiento, aunque claro, siempre hay algunos que esto ni les suene pero tendrán que darse cuenta de que para que cosas como esta no ocurran la mayor prevención comienza dentro de nosotros mismos.

A.L: Desde La Mordiente, quisiste hacer un teatro político y comprometido con tus ideas. ¿Ahora tienes otra perspectiva, afrontas la creación desde otra manera?

P.L: Creo que ahora más que nunca es necesario y urgente un teatro de trinchera que arremeta con fuerza en favor de un nuevo orden ético y moral. El teatro siempre ha sido un lugar público donde vamos a lavarnos por dentro. Si olvidamos esa premisa tan importante y solo lo utilizamos como instrumento comercial pierde su valor y se convierte en un enemigo del propio teatro. Cuando podamos volver al teatro, a ver y a hacer, estaría bien repasar esto. Si ahora son los y las sanitarios los que nos están cuidando llegará un momento en que la gente acudirá al teatro para que les pongamos esa tirita interior o para catalizar de alguna manera todo este tsunami emocional que estamos padeciendo. El teatro debe ser la UCI emocional después de la física de los hospitales. Hay que seguir luchando, ahora más que nunca.

A.L: Bueno, pues vamos acabando. Gracias por atenderme y dedicarme tu tiempo para esta entrevista. ¿Algo más que quieras compartir con los lectores de Aforo Libre?

P.L: Creo que la mejor manera de mirar hacia adelante en estos momentos es apretar los dientes y mantener la calma. De peores hemos salido. Mucho ánimo a todos y a todas. ¡Nos vemos en el teatro cuando esto acabe! Y muchas gracias a ti, Antonio porque iniciativas como esta ayudan y hacen el confinamiento más leve. Un abrazo fuerte

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