Dic 8 2018

Diego Medina Poveda, Verso Libre, Un tiempo sin futuro,10/12/2018. Verso Libre.

Poesía: Diego Medina Poveda l Fotos: Fran Hernández

Diego Medina Poveda es uno de nuestros jovenes poetas malagueños más premiados. Ganador este año del Premio de Poesía Manuel Alcántara por su poema Contrapicado.

Hoy comparte con nosotros este poema (prosa poética) de su libro He visto la vida más humana de 2015. Segundo poema de este ciclo de poesía social que hemos titulado: Verso Libre. Y que tras lo vivido en Andalucía en estas pasadas elecciones nos parece aún más necesario. Nada mejor que la poesía para responder al odio.

Un tiempo sin futuro

Diego Medina Poveda, Verso Libre, Un tiempo sin futuro,El fondo de mi alma es un geriátrico rebosante de niños jubilados. Así se fue gestando en España mi dimensión más soñadora. La que piensa con verbos subjuntivos en regar la tierra con la saliva limpia, con las alas libres y abiertas. Mis manos terminaron mugrientas de tanto aplastar larvas. El suelo estaba podrido de plumas secas, de brazos cortados, que caían del cielo sin aviso. Una vez encontré la cabeza de mi madre enterrada por la laringe, y a mi padre recolectando un tiempo sin futuro. Yo los miraba con arrugas en mis ojos. Las tejas, los ladrillos, las ventanas rotas, los microondas, los televisores, los cuerpos desahuciados, también venían a estrellarse en el jardín de mi casa.

Llovían objetos, llovía carne, y a veces algún grito efímero (porque casi siempre las lenguas habían sido extirpadas).

¿Y qué hace uno en estos casos cuando se te amontona tanta basura en el jardín de tu casa? Llamé a las autoridades: a los bomberos para que desenterrasen a mi madre, a la policía pues mi padre amenazaba con comerse el reloj de la cocina, y a los basureros para que limpiaran tal desastre caído del cielo. Pero fue inútil. Las autoridades llegaron y se quedaron. Algunos se ahogaron en la piscina, otros decidieron enterrarse junto a mi madre y la mayoría agarró martillos y mazos llovidos y empezaron a derrumbar paredes y cimientos. Mi tierra era un holocausto de basura, las larvas hacían nido en las arrugas de mi frente y las plumas se adherían a mi cuerpo sudoroso que temblaba, lleno de brea, pero que estaba clavado en el suelo. Yo me quedé sin padres y sin casa. Pensando con las alas derretidas. Con el alma vieja llena de niños ahorcados. A pesar de todo, pude sacar del estómago de mi padre el reloj de cocina, que ya no marca el tiempo, pero que siempre va conmigo.

de He visto la vida más humana (2015), Diego Medina Poveda

Hablamos con Diego Medina Poveda

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