03/03/2019. Teatro Cervantes. 30 Temporada Lírica del Teatro Cervantes.
Texto: Alfonso Urdiain Hermoso de Mendoza | Fotos: Daniel Pérez / TC
Dos nuevos “sin entradas” resumen la buena acogida que la 30 temporada lírica malagueña sigue teniendo entre un público con ganas de buenas producciones de ópera; de Verdi.
Aida es una ópera ambientada en el antiguo Egipto en la que Giuseppe Verdi reunió todos los ingredientes de la Grand Opéra francesa, planteando un espectacular despliegue escénico, incluyendo grandes escenas, fastuosos concertantes, marchas, ballets, fanfarrias y coros. Como ejemplo de esta pretendida espectacularidad, en su estreno en El Cairo en 1871 la representación fue particularmente opulenta: la corona de Amneris fue de oro macizo; las armas, de plata ... Si bien bajo esta ostentación, Aida tiene dos caras diferenciadas: una grandilocuente y de estilo conservador, que ocupa los dos primeros actos, y otra íntima, desarrollada en los dos últimos, profundamente verdiana.
Su argumento se centra en el trillado triángulo amoroso entre Aida, princesa etíope convertida en esclava; el capitán Radamés, enamorado de ésta; y la hija del Faraón, Amneris, no correspondida por aquél ... unos personajes inexorablemente arrastrados a la muerte.
Sirva esta introducción para enmarcar esta crónica, y entender el "espectáculo completo" que los aficionados esperamos, envolviendo la calidad musical en una deseable fastuosidad, al menos similar al Turandot de la pasada temporada malagueña.
En esta Aida, contábamos a una puesta en escena del propio Teatro cervantes con su aliado habitual Producciones Telón, presentando un despliegue escénico basado en proyecciones sobre el decorado y focos de iluminación sobre las sombras predominantes. Una escenografía con algunos aciertos conceptuales si bien con un despliegue pobre; el vestuario y accesorios (pelucas, armas, joyas, etc.) claramente no estuvieron a la altura, restando credibilidad y prestancia a la representación; de igual forma, los movimientos de los personajes, coros y figurantes resultaron hieráticos y poco fluidos en la escena; un reducido ballet aportó toques de dinamismo a unos cuadros -por lo general- estáticos. Afortunadamente las interpretaciones individuales y el acierto musical y canoro lograron compensar estas limitaciones, llevándolas a un segundo plano.
Contábamos con unas voces principales bien seleccionadas, arropadas por la solvencia del Coro de Ópera de Salvador Vázquez y la Filarmónica de Málaga, en esta ocasión con la entregada dirección de Arturo Díez Boscovich, una "bestia lírica", no solo por su excepcional calidad técnica y grato gesto expresivo, si no también por las sinergias personales y musicales que solo él es capaz de crear; partiendo desde la interiorización previa de la obra, que memoriza y hace suya.
La Filarmónica de Díez ofreció una interpretación matizada, precisa y compacta en todas sus secciones, con unos vientos -tanto maderas , como metales- extraordinariamente expresivos y acertados en la difícil partitura verdiana.
El dúo protagonista fue interpretado por la soprano Maribel Ortega en el papel de Aida y a Alejandro Roy como Radamés, en un conjunto equilibrado; entregado; haciendo gala de técnica, fiato, proyección y articulación; acertados estuvieron en las escasas arias de la obra, concentradas en el primer y tercer acto; conmovedores en el "fu la sorte dell'armi" del segundo; entregándose en los actos finales, con un hermoso "la fatal pietra...". A destacar también la mezzosoprano Mali Corbacho, como Amneris, extraordinaria e intensa en su papel. Mientras, los ya veteranos en las tablas del Cervantes: el barítono Luis Cansino y el bajo Felipe Bou (Amonastro y Ramfis) volvieron a hacer disfrutar con su bello timbre, potencia y expresividad, recibiendo una buena acogida. El bajo Christian Díaz, como el Rey de Egipto, la soprano María Lourdes Benítez (sacerdotisa) y el tenor Antonio Bermúdez (mensajero) cerraron con corrección y afinación el elenco protagonista.
Buena acogida del público asistente, que llenó el teatro de aplausos, especialmente entregados para Alejandro Roy y Maribel Ortega, terminando en pié.
Ópera en cuatro actos de Giuseppe Verdi con libreto de A. Ghislanzoni según obra de C. du Locle y A. Mariette. Estrenada en la Ópera de El Cairo el 24 de diciembre de 1871.
Producción Teatro Cervantes de Málaga y Telón Producciones
Aida MARIBEL ORTEGA
Radamés ALEJANDRO ROY
Amneris MALI CORBACHO
Amonasro LUIS CANSINO
Ramfis FELIPE BOU
Rey de Egipto CHRISTIAN DÍAZ
Orquesta Filarmónica de Málaga
Coro de Ópera de Málaga
Directores de escena Ignacio García y Aurora Cano
Director del coro Salvador Vázquez
Director musical Arturo Díez Boscovich
Espectáculo subvencionado por el INAEM Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música con la colaboración de Unicaja Fundación.