Sep 23 2012

Teatro Cervantes, 21/09/2012

Alexei VolodinSegundo concierto de la temporada
Orquesta Filarmónica de Málaga
Brahms: Conciertos para piano

Texto: Alfonso Urdiain Hermoso de Mendoza | Fotos del autor y web

Buen concierto de la Filarmónica y del pianista Alexei Volodin en dos obras maestras de Brahms y Bartok. Un viaje del romanticismo al siglo XX.

La calidad musical y dimensiones del segundo concierto para piano y orquesta lo sitúan como una de las principales obras de Brahms y uno de los más grandes conciertos del repertorio, muy por encima del primero, que escuchamos la pasada semana con idéntico solista, el ruso Alexei Volodi.

Orquesta Filarmónica de MálagaBuen primer movimiento en el que se apreció la tradicional extensa coda brahmsiana, más propia de un movimiento final, y muy destacable la interpretación del tercero en el que el violonchelo se configura como un segundo solista en lo que parece un doble concierto, al que se suma la flauta en uno de los más bellos pasajes. El primer chelo -Tilman Mahrenholz- estuvo correcto y el flautista -Jorge Francés- brillante en ese papel co-solista.

Excelente interpretación de Alexei y de la orquesta, sabiendo conquistar a los espectadores que correspondieron con prolongados aplausos, sin conseguir propiciar, en esta ocasión, un bis del solista.

Algo más difícil de digerir para los asientes fue el concierto para orquesta compuesto en 1942 por el húngaro Béla Bartok, y eso que es es una de sus obras más cononidas y asequibles. Este concierto -con un marcado carácter barroco- se denomina así porque uno o varios instrumentos se oponen y dominan al resto de la orquesta. Esta contraposición ya fue utilizada tres siglos antes en los concerto grosso, si bien Bartok añade todos los recursos tímbricos y de forma modernos en una típica arquitectura de arco -simétrica- de la que gusta el compositor.

Béla es una de las figuras dominantes de la música del siglo pasado, destacando la profunda originalidad de sus obras, su forma y armonía sintética y el uso de las proporciones aúreas. Roland Candé describió su música “como tallada en el cristal” y así es: poliédrica, con múltiples facetas.

Edmon Colomer dirigiendo la Filarmónica

La excepcional interpretación de la Filarmónica -con unas cuerdas en un momento dulce- se conjugó con una apasionada dirección de Edmon Colomer -que observamos “en su salsa”-  si bien en esta ocasión no quiso prescindir de la partitura.

El público acudió la noche del viernes hasta completar tres cuartos del aforo y acogió cálidamente la velada sin la euforia del concierto de bienvenida -el concierto de Bartok salió perdiendo frente a la primera sinfonía de Brahms-. Escasísimo publico en la sesión del sábado.

Como viene siendo habitual en los comienzos de temporada al público le cuesta acudir a las primeras citas de la Filarmónica en el Cervantes, tanto a los “locales” asiduos del viernes como a los extranjeros del sábado, probablemente prolongando el verano y las vacaciones en lo que se pueda.

 

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