Teatro Cervantes, 31/03/2012
Semana Santa. Tomás Luis de Victoria. 400 añosTexto: Alfonso Urdiain Hermoso de Mendoza | Fotos: Web y José Cortés
Inusitado programa se Semana Santa propuesto por el director titular de la Filarmónica, descubriendo obras y autores poco representados y saltando en el tiempo-espacio a través de débiles hilos conductores, intentando transmitir sensaciones coherentes e introducir al público en estados anímicos acordes a la estética del maestro. Muy ecléctico, muy Colomer.
En esta ocasión ha seleccionado obras sacras e intimistas, acordes con las fechas, comenzando por dos autores renacentistas -Tomás Luis de Victoria y Giovanni Gabrieli, aprovechando los fastos conmemorativos de los 400 años de sus respectivas muertes-, pasando por el romanticismo de Wagner y terminando con obras del siglo XX de Falla y Poulenc.
Huyendo siempre de los tópicos y típicos, el maestro aglutinó en un único concierto cuatro siglos de música europea, del XVI al XX, viajando del mediterráneo al Rhein, de los coros para metales a la más completa polifonía vocal, en definitiva, un collage que encuentra el orden solo bajo su batuta.
Este eclecticismo pasó factura en la primera parte del concierto debido a lo numeroso y heterogéneo de los fragmentos interpretados que precisaron importantes cambios en la orquestación, provocando reiteradas y largas pausas, falta de ritmo y continuidad. El débil hilo conductor no las soportó.
Las propuestas de Colomer resultan enriquecedoras si bien parece que el público malagueño necesita el tirón extra de obras más conocidas para acudir a las citas de abono en el Cervantes, y eso que en el programa se conjugó lo rompedor -en este caso Victoria y Gabrieli- con esenciales –Wagner y Falla-, en teoría mas interesantes. El resultado fue menos de medio aforo en el Cervantes cuando en temporadas anteriores el lleno estaba asegurado cuando, por ejemplo, se programaba la Pasión de Bach.
Parece necesario encontrar un equilibrio entre la innovación y la tradición, me viene a la mente la rompedora –y maravillosa- versión de la Pasión que el director Simon Rattle hizo en 2010 en Berlín (que se puede ver aquí o en youtube). Si algo funciona, mejor no tocarlo demasiado.
Parsifal es una ópera en tres actos con música y libreto de Richard Wagner que narra la vida del caballero de la corte del Rey Arturo y su búsqueda del Santo Grial. Su obertura sirvió también de preámbulo a la velada, que continuó con fragmentos del Oficio de Semana Santa, considerado la obra maestra de Tomás Luis de Victoria, "El abulense", salpicados con piezas de la colección Sacrae Symphoniae del veneciano Gabrieli, resaltando el paralelismo de ambos autores renacentistas que fallecieron en 1611 y 12, respectivamente.
Interesante puesta en escena e iluminación, en especial en las piezas para metales a varias voces. El uso de las luces hizo que no se instalara el techo de madera afectando al nivel sonoro percibido en especial de las voces de la coral Cármina Nova, volviendo a poner en evidencia la pobre acústica del recinto.
Dominio a la batuta de Colomer en la cantata escénica La Atlántida de Manuel de Falla, no en vano hace años que dirigió a la Joven Orquesta Nacional de España en la grabación referencia de esta obra junto con las reconocidas voces de Maria Bayo y Teresa Berganza.
Cierre del concierto con el Gloria del controvertido Poulenc, quien al ser criticado por sacrilegio, y de quién se dijo que era “mitad monje, mitad criminal”, respondió humorísticamente que “mientras la componía me venían a la mente aquellos frescos de Crozzoli con ángeles sacando la lengua, y también a unos solemnes monjes benedictinos a los que un día vi jugando al fútbol”. Pese a las críticas recibidas, el Gloria es un esencial del compositor, una exuberante misa para orquesta, coro y soprano, que nos transmitió una poderosa sensación de alegría y esperanza en este preámbulo de la Semana Santa.
Sobresaliente estuvo la soprano andaluza Ruth Rosique que ya disfrutamos en la anterior temporada lírica, y que ha estado soberbia en su faceta como solista. Bravo.
Buena ejecución de la Filarmónica tras una fría obertura de Parsifal.
Cambio de situación de los maestros en los asientos que dan al patio de butacas -cuerdas-, adelantando a los músicos que conjugan la necesaria experiencia con una buena posición, actitud y técnica, dando una mejor imagen de la orquesta en su cara más vista.
Sobresalientes y bien conjuntados los metales en las dos piezas específicas programadas, haciendo parecer fácil lo difícil.
La coral Cármina Nova estuvo correcta y brilló especialmente en la primera parte del concierto.
La velada concluyo con los tibios aplausos de los asistentes que se intensificaron notablemente hacia Ruth Rosique y la coral.
Orquesta Filarmónica de Málaga
Director: Edmon Colomer
Soprano: Ruth Rosique
Coral Cármina Nova
Programa:
Parsifal. Obertura, R. Wagner
Sonata octavi toni (Sacrae Symphoniae-Venecia, 1597) para doble coro de metales a 8 voces, G. Gabrieli
Caligaverunt oculi mei (Responsorio del Viernes Santo), T.L. de Victoria
Canzon duodecimi toni (Sacrae Symphoniae-Venecia, 1597) para doble coro de metales a 10 voces, G. Gabrieli
Tenebrae factae sunt (Responsorio del Viernes Santo), T.L. de Victoria
El encanto del Viernes Santo, R. Wagner
Atlántida: Salve en el mar, M. de Falla
Atlántida: La nit suprema, M. de Falla
Gloria, F. Poulenc
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