Auditorio del Museo Picasso, 2/10/2012
1er Concierto - Harmoniemusik
VI ciclo de conciertos de cámara
Orquesta Filarmónica de Málaga
Texto: José Manuel López Gaona. Fotos: ©Museo Picasso Málaga y web
¿Para qué sirve un Museo? ¿Son instituciones que cumplen las mismas funciones que en el siglo XIX ó XX? No. Ya no son almacenes de recuerdos donde acumular delicadísimos ramos de rosas muertas.
Hoy los museos son mediadores entre la minoría que gusta del arte y la sociedad en general, dinamizan la vida cultural de la ciudad. Pero la Orquesta malagueña también cumple esa labor y desde hace tiempo. Por eso cobran valor ciclos como este VI de Música de Cámara; se anima a los profesores para que organicen grupos más pequeños y difundan la música.
El auditorio del Picasso estaba abarrotado para escuchar una propuesta muy novedosa para música de cámara, obras de Beethoven (1770-1827) para octeto de viento -2 clarinetes, 2 fagot, 2 trompas y 2 oboes- La primera pieza Octeto de viento en Mi bemol Mayor, op. 103, aún
dentro de la originalidad de los sonidos, me resultó aburrida. Claro que si esto lo escribiera el señor de la fila nueve –creo- que ovacionó y grito varios ¡BRAVO! su comentario sería distinto. Pero es que ésta es una obra de juventud, escrita para Harmoniemusik, música incidental, para amenizar fiestas de aquella época, entre viandas, vinos y afanes galantes. El formato actual de “escucha reverencial” en sala de conciertos la desluce un poco. Sería el equivalente actual del Chill Out. (La sección de comentarios está abierta)
Ojo, la segunda pieza es transcripción de la 7º sinfonía para octeto de viento y contrabajo. El “experimento” fue soberbio. Pudimos escuchar melodías conocidas –creo haber escuchado unas 5 veces la 7ª y otras tantas en fragmentos de Radio Clásica de RTVE- pero en este formato de vientos y contrabajo resulto de lo más original.
Lamentablemente, el programa de mano no supo dar razón del autor de la transcripción. Por cierto el coordinador artístico, Francisco Martínez hizo una presentación memorizada, brillante y elegante.
Especialmente relevante fue el 2º movimiento (allegretto) con armonías bellísimas de fagot y contrabajo, con algún que otro matiz de trompa. Este movimiento me suena a funeral; y no lo digo en el sentido peyorativo. Existe esa música elegiaca a la memoria de alguien significativo. Otra cosa es el dolor que pueda expresar un Réquiem por un ser querido –el de un padre por su hija muerta, por ejemplo- Claro que después de que Richard Wagner calificara esta sinfonía como el “apoteosis de la danza” , mal vamos con lo de la música funeraria.
Interpretación excelente, original armonía, complementándose; mostrándonos unos matices de sonidos: de fagot y clarinetes, de trompas y oboes, con la persistencia del contrabajo. Admiro mucho el trabajo de los profesionales por hacer una cosa tan bien hecha –porque se ha trabajado para que salga bien-. Sublime la 2ª parte del concierto.
Al final la audiencia salió con la sensación de haber escuchado un buen concierto –sonrisas y corros animados-, fruto del buen hacer de la Orquesta, sus maestros, el Picasso y su equipo.
Pedro Cusac, oboe
José Antonio Gonzaga, oboe
Juan Crisóstomo Subiela, clarinete
Vicente Navasquillo, clarinete
Alberto Reig, fagot
Antonio Lozano, fagot
José Luis Carro, trompa
Alexander Georguiev, trompa
Mijaela Mijailova, contrabajo
Programa:
L. van Beethoven Octeto de viento en Mi bemol Mayor, op. 103
L. van Beethoven Sinfonía nº 7 en La Mayor, op. 92(transcripción para octeto de viento y contrabajo)
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