Oct 25 2012

Teatro Cervantes. 22/10/2012

Eleftheria micro en manoLa laureada cantante griega llega a Málaga con un recital que mezcla la cultura oriental y helena.

Texto: Carlos Guerrero | Fotos: Daniel Pérez - TC

Al hablar de la canción griega en las últimas décadas es imposible no acordarse de Eleftheria Arvanitaki. Todo en ella es Mediterráneo: su melena caoba rizada, su enorme boca de labios rojos y un canto de sirena que cautivaría al Ulises más pintado.

Viene la cantante de pisar los escenarios más prestigiosos del globo y trajo a Málaga un mensaje de comprensión y hermandad entre dos pueblos castigados por el capitalismo desaforado, alentando y agradeciendo su presencia al público que llenaba algo más de media sala. El recital titulado “Rembetika y otros éxitos de la música griega” fue una inmersión melancólica en los cánticos de losLa cantante con un decorado sencillo  en rojo y verde de fondo inmigrantes que se instalaron a principios del siglo pasado en los arrabales de las grandes ciudades de la Grecia continental. Estuvo arropada por músicos solventes, entre los que destacaron Thomas Konstantinou al laúd y la mandolina, y la batería de Alexandros-Drakos Ktistakis. Ambos hicieron de pilares para sostener la estructura del concierto, sobre todo el primero, quien estuvo magnífico en los solos y en los acompañamientos de la voz con su instrumento. Se echaron en falta unos bajos contundentes, que para la ocasión sonaron un tanto difusos en los teclados de Giannis Kyrimkyridis. La guitarra acústica de Teo Goutsidis quedó en un segundo plano, atenta a lo rítmico y un poco más baja de volumen de lo deseable.

Una introducción de melodías árabes sirvió de alfombra roja para la musa griega que entró imponente al escenario en un brillante vestido ajustado de reflejos dorados. Su voz nos acarició natural y desnuda, con una reverb suave y una afinación exquisita. Se fueron sucediendo temas pausados con otros más movidos en un orden de concierto que ayudó a que el respetable se mantuviera embelesado y participativo a ratos. Hubo momentos delicados e íntimos, canciones a capella (incluso sin ayuda de microfonía o acompañada de las voces de Alexandros y Thomas en un canto coral ortodoxo que fue de lo mejor de la noche) y momentos para que el público probase sus gargantas atronando en la sala en un juego de coros con la cantante. Se atrevió a cantar en español Mírame, la copla que tiempo atrás grabó con Buika. El tempo fue in crescendo en la parte final del concierto y el auditorio vibró con temas tan conocidos como Dinata de entre los más de veinte que se escucharon durante la velada.

Eleftheria ante el auditorio del CervantesY así llegó el momento de retirarse para Eleftheria, pero el teatro quería más, y entre aplausos y bravos volvió a salir la formación para interpretar un medley que comenzó con unos versos de Safo musicados y terminó con un tema vertiginoso que tan habitual es ya en los finales de concierto (¿realmente es necesario subir el volumen general y recurrir a los ritmos machacones para saciar al público?). Parecía el cierre, pero no lo fue, la griega volvió a aparecer por aclamación popular de los que aún quedaban allí para poner el broche con Sodade, en recuerdo a la que fuera la diva de los pies descalzos, Cesaria Évora.

Eleftheria Arvanitaki hizo las delicias de sus fans, complacidos y satisfechos al ver sus expectativas cubiertas, embrujados por el canto de la sirena.


Guitarras eléctrica y acústica - Theo Goutsidis.
Teclados - Giannis Kyrimkyridis.
Laúd, bouzouki, mandolina y tsoumbous - Thomas Konstantinou.
Batería - Alexandros-Drakos Ktistakis.


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