Terral. Festival de Verano. 2011.Texto: Daniel Lozano | Fotos: Daniel Pérez / TC
No podía faltar el fado en el festival Terral de Málaga. En esta ocasión nos lo acercó Mìsia, cantante portuguesa que ofreció un paseo por distintos textos de poetisas, cantantes y escritoras portuguesas en lo que es su nuevo trabajo Senhora da Noite.
“Una dama entre bruja y hada, y entre virgen y pecadora que representa un poco a todas las mujeres", según palabras de la propia artista. Es un homenaje a la gran Amália Rodrigues, la voz más significativa de este género. Mìsia propuso un concierto sincero, con naturalidad, como si estuviese en una sala con un reducido público. El concierto estaba a medio hacer, había demasiadas interrupciones, muchas de ellas para hablar una y otra vez, y en algunas de éstas para tratar temas poco afortunados, tales como el suicidio, la quiromancia o su afición a los licores. Su vestido negro, casi vampiresco, asomaba el lado siniestro y sofisticado de la cantante, que en la actualidad goza de un gran reconocimiento fuera de su país.
El fado es un canto al destino trágico, a la nostalgia o saudade, al amor truncado y a lo imposible, y todo ello estuvo presente, pero en los textos, ya que la voz no supo romper con la garra necesaria los finales de cada tema, tan característico en esta música. La tesitura de Mìsia estuvo muy limitada, se encontraba cómoda en el registro medio, y se encontró muy justa por arriba, incluso desafinando algunos finales. La armonía de sus temas no ofrecieron variedad alguna, fue previsible y sin complicaciones.
El sonido fue natural, me llamó la atención la ausencia de reverberación en la voz y en los instrumentos. Sólo el violín y la voz en los dos últimos temas hacían uso de este efecto de manera intermitente, lo cuál me pareció más un titubeo del técnico de sonido que parte de la propuesta musical. El volumen fue adecuado, así como el acierto de considerar que la sonoridad debía ser tan pura como la que consiguieron, logrando acercar la voz al corazón del público desde la primera canción.
Mìsia fue acompañada de Sandro Costa a la guitarra portuguesa, un excelente músico, que fue el más sobresaliente de todos, capaz de conmovernos con sus ricos matices y sus bellos giros melódicos como contrapunto a la voz de la diva portuguesa. El músico tuvo además momento para el humor, tras la petición de Mìsia de que imitase a las viejas glorias del fado portugués. Además la cantante estuvo acompañada de Antonio Neto a la viola de fado, que sostuvo el tempo justo en el discurrir de los temas y acompañó magistralmente junto a Sandro Costa a la voz de la portuguesa. Menos afortunado estuvo el acordeonista Pedro Santos, que aunque presentó con elegancia sus entradas tanto en matiz como en sonido, no tuvo el lenguaje y los recursos necesarios para enriquecer el papel de acompañamiento de los dos anteriores. Apareció poco y cuando más lo necesitaba el tema, era comedido de más. Al igual ocurrió con el violinista, Luis Cunha, que estuvo ausente en casi todo el espectáculo, aunque tuvo más luz que su compañero.
El último tema de la singular Mìsia fue un popurrí de diferentes fados con extraordinario calado y relieve. Para ello los tomó, en gran parte, de la reina del género, Amália Rodrigues, dejando al público satisfecho con un concierto en que el planteamiento fue encerrar la dureza del fado en la canción, y suavizar la propuesta, entre tema y tema, con toques de humor, decadencia y confesión.
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Senhora da noite
Mísia: voz
Sandro Costa: guitarra portuguesa
Antonio Neto: viola de fado (guitarra clásica)
Daniel Pinto: bajo
Luis Cunha: violín
Pedro Santos: acordeón
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