Abr 2 2013

Toni Zenet, aforo completo en la Cochera Cabaret

La Cochera Cabaret. 29/03/2013.

Toni Zenet actuó acompañado sólo de guitarra y trompeta y sus canciones crearon un ambiente mágico de complicidad y sensaciones emotivas

Texto: Rosa Parra Moreno | Fotos: myspace y facebook de Zenet

Un aforo rebosante (mucha gente se quedó en la calle por falta de entradas) disfrutó y "miró" las canciones de Toni Zenet, quien desde el escenario convirtió en emoción pura dos horas largas y nos hizo olvidar una noche que era de tronos, trocándola en fantástica en vez de en santa.

Y digo “mirar” en vez de oír, porque Zenet más que cantar interpreta pequeños guiones cinematográficos en cada canción, que acompaña con la banda sonora de su voz aterciopelada y varonil, la cual transmite historias que conectan con el inconsciente colectivo en cuanto a temáticas y con el alma en cuanto a la sonoridad que trae reminiscencias de Nueva Orleans, la Francia de los La Cochera Cabaret. Toni Zenet cincuenta, jazz, blues, swing, bossanova, tango, boleros y nuestra copla. Todo eso en una sola voz. Y gracias a la banda que le acompaña en directo: una polifónica de solo dos músicos: el trompetista cubano Antonio Machado y el guitarrista caraqueño José Taboada. Estos tres músicos hacen magia con sus respectivos instrumentos, y los tres consiguen que el lamento que genera trompeta, guitarra y voz se nos clave en las entrañas.

Lo dicho Toni Zenet canta cortos. Con una presencia escénica potente nos conduce a olvidarnos de todo y a saborear con sus letras detallistas e inspiradas un universo tan personal como lo es su estilo musical y su voz. Con cada canción nos cuenta pequeñas historias que podrían sucederle a cualquiera, de ahí la identificación que prende rápidamente en el auditorio, ya que rescata fragmentos de vivencias y personas que pasaron por nuestra vida y la enriquecieron, pero que dentro de la cotidianidad que nos envuelve no fuimos capaces de detectarlo como tal, ni de escribirlo en ningún diario, ni fueron top ten de los cuarenta principales de nuestro corazón, pero que oídas encima de un escenario se convierten en referentes para orientarnos al caminar por la senda de las emociones y adquieren de pronto el protagonismo que no le supimos encontrar en su momento. ¿Quién no ha tenido un beso de los mares de China para recordar? Pues zaca, lo canta Toni y te hace un flash repentino en la memoria. ¿Quién no tiene una Estela dentro y no le da su espacio hasta que no la reconoce en la voz de este cantante? ¿Quién no ha recibido el mordisco de unos dientes de rata y a través de una canción de Zenet eres capaz de identificarlo de golpe y salir corriendo, con el cacho menos quizás, pero ya no sigues nunca más con esos dientes afilados dentro?

El hombre, el artista y el cantante, todo en uno, brillan en escena La Cochera Cabaret. Toni Zenet recreando bailes, apenas esbozos, como el chotis de su nuevo disco “La menor explicación” o como un tango o un bolero. Y lo hace componiendo unas partituras de movimientos, sin concluir de delinear, que se quedan abiertas o insinuadas… como esas frases sin terminar que sugieren más que sentencian y por lo tanto más te llegan, pues eres tú quien termina con tu imaginación de acabarlas.

Son movimientos sensuales y muy masculinos que cautivan la mirada, con una naturalidad que supongo estudiada, pero que igualmente aparece fresca e improvisada en el momento, imantando al auditorio. Su look, de dandy más que de crooner, como lo suelen calificar por las particularidades de su estilo musical, se caracteriza por la sobriedad y elegancia en el atuendo y su sempiterno sombrero. Ayudándose de él y de la base del micro compone fotos- fijas, al finalizar cada canción, movimiento que subraya el fin de la melodía, porque a menudo se deleita con repetir una frase musical hasta el infinito, haciéndola a solas, con sus músicos o en colaboración con sus seguidores del público.

Otra de las cosas mágicas que crea Zenet, es que logra que el espectador y la espectadora canten sus canciones cuando él lo considere necesario, jugando con la intensidad de las voces y la candencia de la melodía, haciendo palmas sordas o chasqueando los dedos, todo ello sin palabras dirigiendo la empatía que él ha propiciado desde el comienzo de su concierto y que hechiza rápido, como su voz. Y le llamo a esto magia porque sus melodías no son fáciles de imitar por la complejidad del sonido y la falta de referencias machaconas de las músicas al uso en los medios. Sin embargo todos, embrujados por el encanto del momento, podemos tararear, improvisar y variar, siguiéndolo a donde él dirige.

La Cochera Cabaret.Toni Zenet. José Luis Taboada Además de la música y de la voz hay que resaltar la calidad de sus letras, las cuales crean un mapa sentimental que te guía hasta los lugares en que se encuentra el amor autentico, aquel que te hace crecer, te apoya y te ayuda a superar miedos y a volar, el que te conduce hacia ti mismo. Y señala con cruces rojas los amores dañinos que empobrecen y matan conduciéndote hacia las conveniencias del otro. Después de oír-ver sus canciones, uno se sitúa mejor en su propio universo sentimental y es capaz de detectar en él los elementos de peligro, y repetir tal como él mismo confesó en escena refiriéndose a las personas que se vanaglorian de amar dañando: “ay cari no me quieras tanto, quiéreme mejor” Y todo ello lo hace transmitiendo un sentido lúdico de la vida, con tono juguetón y divertido. Con fina ironía, y humor ya que al hablar del amor se habla de todos los aspectos de la vida también.

El concierto mezcló canciones de los tres trabajos que tiene hasta ahora en el mercado: Los mares de China (2008), Todas las calles (2010) y La menor explicación (2012) todos ellos, de gran calidad musical, fusión y estilo propios. En cada canción dejó que el protagonismos de los dos instrumentos que lo acompañaban en escena se lucieran en solos que sus intérpretes con gran maestría sabían aprovechar, trasfiriendo y enriqueciendo la balada.

La gente que fue a verlo no lo dejaba que se marchara sin más y Zenet tuvo a bien hacer un bis que nos siguió dejando con la miel en la boca. Gracias Toni por permitirnos “soñar contigo” esta noche.