02/05/2018. Teatro Cervantes.
Texto: Elisabet González | Fotos: Daniel Pérez /TC
Una noche con Ismael Serrano. Gracias por este nuevo recuerdo
Ismael Serrano se presentó en Málaga con veinte años de música a sus espaldas y aún con decenas de historias que contar. Ante él, un auditorio lleno, predispuesto a viajar por su música. El cantautor la definió como el espacio común que nos ayuda a sentirnos acompañados y comprendidos en situaciones diversas. Y así fue como Ismael Serrano acompañó y enamoró a su público durante tres horas de concierto. Y dieron para mucho, sí señor. El artista vino a deleitar y a recordar. A recordar todo lo que tiene que agradecer a la vida. Y lo consiguió sin resquicio de dudas.
Ismael interpretó canciones propias y ajenas con esa su voz profunda y mágica, que no deja indiferente. En directo, impresiona más, si cabe. Es poeta, es inconformista, es caballero y es amante. Solo hizo falta Ven, la canción escrita para su último álbum en directo, para que el público se emocionara y no dejara de hacerlo en toda la noche. La puesta en escena y el teatro entre temas se convirtieron en el complemento perfecto. Al más puro estilo de El 
Principito, el artista hablaba con una rosa ubicada en una urna, un alter ego un tanto desconcertante. La conversación ayudó a entender el repertorio y su proceso creativo: los amores, los fracasos, la relaciones, el sentimiento encontrado, las vivencias y todo ello traducido en recuerdos. La flor, interpretada por María Rozalén, lo enfrentó a sus limitaciones y consiguió que la historia transcurriera entre el anhelo y la risa. ¿Crees en los amores a primera vista? ¿Acaso existen otros?.
Un público entregado disfrutó con algunos clásicos propios, como Pequeña Criatura, primer tema intenso de la noche y un foco que se paseaba de vez en cuando por el patio de butacas exhibía las sonrisas de la felicidad que se respiraba en el ambiente. Ismael no ha dejado de ser el joven inconformista que cantaba aquello de Amo tanto la vida. Y usó su amor para dedicar El día de la ira a todas las mujeres que en estos días han salido a la calle. Pero también regaló momentos de otros compatriotas, como la preciosa Las cuatro y diez de Aute o la que él catalogó como la canción más bonita que iba a cantar esa noche, Ojalá, de su querido Silvio Rodríguez. Nos deleitó con canciones como Te odio, en la que el artista se reconoció lleno de preguntas, que no es poco, sobre todo y más desde que es padre. Y la noche siguió con temas eternos, como Todo cambia, de Mercedes Sosa, que el público aplaudió desde el primer acorde. Escuchamos canciones que el cantautor reconoció que le traen muchos recuerdos, Vine del Norte es una de ellas. El publico se removió con las letras convulsas de un Ismael intenso y relajado a la vez. Después de lo que él llamó su rollo generacional, nos interpretó por enésima vez Papá, cuéntame otra vez. No se podía ir sin regalarnos su canción fetiche, tan válida y actual como hace veinte años. Y como artista de la vieja escuela, terminó la noche con dos bises, en los que interpretó Agua y Aceite, creada por su padre, o el tema Ana, cantado con una nostalgia exquisita.
Mientras Ismael seguirá buscando su eterna canción, su público seguirá disfrutando, celebrando y recordando momentos de cuando el amor era siempre urgente y definitivo. Ismael, gracias por tus 20 años, hoy es siempre.
Ismael Serrano, guitarra y voz
Jacob Sureda, teclado
Barnabas Hangonyi, violonchelo
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