30/06/2016. Festival Terral. Teatro Cervantes.
Texto: Carlos Guerrero | Fotos: Web TC
El dúo formado por el pianista sevillano y el contrabajista francés asombra en el Teatro Cervantes.
Dorantes y García-Fons estrenan Paseo a dos en el Terral 2016.
Cuidaíto con las junteras, me repetía mi madre de chavalillo. Sabias todas, las madres saben que si no eliges bien puedes acabar mal. La pareja formada por Dorantes y García-Fons sería el orgullo de cualquier madre de Jerez, porque Paseo a dos, su disco conjunto recién lanzado al mercado, es el hijo flamenco más original que hemos escuchado en los últimos tiempos. Aunque no solo flamenco, es todo flamenco. Intentaré explicarme. Ambos músicos poseen una formación académica presente en su música que lejos de ser un elemento exógeno otorga a sus composiciones una frescura inusual. Hay paseos por el jazz, por los tangos y la clásica contemporánea sin que el resultado se salga del camino del flamenco. Paseo a dos es un "tour de force" de dos grandes de las cuerdas frotadas y percutidas que exploran terrenos desconocidos como si conocieran cada palmo que pisan. Todo un lujo para los oídos de los pocos que nos acercamos a disfrutar de la nueva cita de un excelente Terral 2016.
Dorantes encontró el éxito con su primer disco en solitario, Orobroy. Al que le seguiría un par de años después, Sur, más valorado por la crítica que por el público. Quizá por este motivo, Dorantes no volvió a publicar un disco hasta pasada una década (2012) en la que nos sorprendió con Sin muros, con la colaboraciones de Poveda, Arcángel o Morente entre otros. En 2015 publica junto a Renaud Paseo a dos, disco que vinieron a presentar al Cervantes. Por su parte, el mejor sucesor de la escuela de François Rabbath, el contrabajista Renaud García-Fons cuenta con una trayectoria musical y discográfica tan prolífica como variada y exuberante. Siempre ligado al flamenco por los genes catalanes de sus padres, ha sabido variar y enriquecerse con el jazz, el tango, la música oriental o la clásica. Cambia de formación como quien muda de camisa, desde el formato solo de Légendes al orquestal Navigatore, pero mantiene su peculiar sonido cercano a instrumentos más agudos de la familia del contrabajo sin perder la rotundidad y la gravedad.
Podría llenar líneas y líneas escribiendo acerca de los numerosos premios que le han otorgado a ambos, o acerca de los infinitos escenarios que han pisado a lo largo y ancho del planeta. Pero todos esos premios y la experiencia acumulada no sirven de nada si no hay magia sobre el escenario, y de eso hubo en el Cervantes. La compenetración mostrada por ambos músicos es admirable. Detrás de su música hay un serio trabajo de horas de ensayo que provoca complicidad en cada nota al unísono, en cada acompañamiento o cada cierre.
Sonaron bulerías, siguirillas, malagueñas y guajiras. Todos los temas del disco, del cual no me atrevería a destacar uno. Recomiendo su escucha tranquila en casa para que se hagan una idea aproximada de lo que fue el directo. Si acaso, destacaremos las malagueñas por el cariño al palo, preciosas Palabras de ensueño que arrancaron los oles del respetable.
Sí quiero destacar la extraordinaria interpretación de Renaud García-Fons al contrabajo. Su técnica es realmente asombrosa, alcanzando unas cotas de afinación inverosímiles cuando hablamos de un instrumento de tales dimensiones. Una técnica totalmente al servicio de la interpretación musical, con continuos arabescos, saltos de prestidigitador en la mano izquierda, cambios de arco a pizzicato, endiablados, estacatos en la punta del arco o colores sonoros creados gracias a la pedalera multiefectos de la que se sirve para jugar con las reverbs, las compresiones o hasta las distorsiones. Una interpretación musical al servicio, a su vez, de las emociones, que es en última instancia de lo que se trata, de que nos trasmita alegría, nostalgia o pasión.
No le va a la zaga Dorantes, quien nos dejó un solo para el recuerdo, cargado de bellas melodías, paseos por el jazz o la contemporánea, un alarde de ritmo y dinámica en el que se sirvió de todos los recursos que le brinda el piano: repiqueteos en la madera o rasgueo de las cuerdas con la mano. Un solo que bien valía la entrada.
Uno tiene la sensación viendo a estos dos músicos de que poco importa que instrumento escojan para hacer música, ya que encontrarían la manera de expresar lo que tiene dentro de una manera o de otra. Así da gusto.
Dorantes, piano
Renaud García-Fons, cotrabajo
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