27/11/2019. Versos y Jipíos. La Cochera Cabaret.
Texto: Manuel Malaka l Fotos: Rubén Portillo
Sandra Carrasco, flamenco, sin caspa, ni cartón.
El miércoles 27 fue la última cita del ciclo Versos y Jipíos. Con entradas agotadas desde la semana anterior, era el turno de Sandra Carrasco, y había ganas. Antes de comenzar el concierto el ambiente ya entusiasmaba.
Andrés Varea, alma mater de estos Versos y Jipíos, nos comentaba antes del concierto como el vínculo con la poesía apareció por la necesidad de distinguir el ciclo de otros, y darle lugar al cante con contenido. Pensando que el flamenco necesita renovar su cancionero. Este ciclo quiere darle el prestigio que esta música requiere. Sobre la continuidad del ciclo Andrés nos afirmaba que, ante la magnífica respuesta del público, si Dios o la naturaleza lo permiten, claro, claro que sí tendremos más Versos y Jipíos el próximo año. Lo cual nos alegra.
La noche prometía ya desde el principio, con una sala a rebosar para disfrutar de la protagonista de la noche, Sandra Carrasco, que hace solo unos días pasaba con enorme éxito por el Teatro Cervantes de la ciudad con Electra del Ballet Nacional. Y este pasado miércoles volvía, esta vez, como única protagonista sobre las tablas. Subió acompañada por la guitarra de Paco Cruz, su compañero en la música y en la vida, para cerrar Versos y Jipíos, el ciclo de flamenco y poesía que La Cochera Cabaret nos ha ofrecido cada miércoles durante este mes.
Sandra ha vivido su infancia en Almonte, y se ha formado entre Huelva y Sevilla de la mano de grandes maestros como Arcángel, El Pele o Manolo Sanlúcar. Y a los que les une aún una gran amistad. Un buen día marcha a Madrid por trabajo y ya se queda allí, donde ha desarrollado su carrera profesional.
A su llegada a la capital se une a la Casa Limón. Y grabó en 2008 su primer disco con Javier limón, que ha sido su maestro desde entonces. En 2013 vendría Océano, con versiones latinoamericanas. Y Travesía de 2016. Su último trabajo discográfico se titula La Luz del Entendimiento, y ha sido presentado justo a principios de este mismo mes, el 9 de noviembre, en Madrid. Es todo un homenaje a las grandes mujeres del flamenco. Entre ellas Carmen Linares que colabora en el disco.
Antes de llegar al Ballet Nacional, Sandra ya ha trabajado con lo mejor del flamenco como La Compañía Estévez-Paños o Carlos Saura. Y también con artistas de otros estilos musicales como Anoushka Shankar, Richard Bona o Chuchito Baldés.
Sandra tiene una combinación que nos gusta. Sabe dar al flamenco la sensibilidad y la frescura de nuestro tiempo. Y cuando se sube a las tablas su espontaneidad se ganan al público desde el primer momento. Es fácil percibir que no hay nada fingido en el escenario. Solo amor a la música y una voz que emociona por su verdad.
Aunque el concierto sí nos trajo versos, de Miguel Hernández, Alberti, Lorca,… de jipíos estuvo corto. Nos hubiera gustado, sinceramente, escuchar más flamenco. Eso sí, nos dejó entre otras joyas unos fandangos de Morente, y su Homenaje a Canalejas, inolvidables. Sus jipíos nos emocionaron, porque con Sandra el flamenco vive y siente en el presente. En su voz no hay nada fingido, y esa verdad desnuda es lo más puro que nos puede ofrecer el flamenco. Una voz profunda y una mirada sencilla y limpia. Jipíos y versos que son sentimiento, sin caspa, ni cartón.
Para la despedida Andrés Varea subió al escenario acompañado por Francis Mármol y José Luis Ortiz Nuevo. Y entre risas y guiños de afecto, tuvo palabras de agradecimiento para el equipo de La Cochera Cabaret y los patrocinadores, como Cervezas Alhambra, porque sin ellos, dijo, hubiese sido casi imposible.
Sandra Carrasco cerraba así un ciclo y una noche inolvidables, porque posee lo mejor del flamenco, su esencia. La verdad en su garganta, la humildad de su mirada, y además respira libertad y frescura cuando canta. ¿Hay algo más flamenco?
| Sin eventos |
