Con la jota por bandera llegó Carmen París a Málaga dispuesta a convencer a los más incrédulos de que su apuesta musical surge de una convicción vital, hermanar su canto oriundo con el jazz o cualquier otro estilo que se tercie.
Texto: Carlos Guerrero | Fotos: Promocionales de la artista y web
XXVII Festival Internacional de Jazz de Málaga. Teatro Cervantes. 06/11/2013
La controversia está servida. Ríos de tinta se han vertido sobre la fusión de géneros, más aún cuando atañe a estilos tan contrapuestos a priori. El jazz nace del mestizaje, es ecléctico por definición y bien se presta a todo tipo de maridajes. Sea la honestidad de la propuesta y el gusto del oyente −a poder 
ser alejado de clichés y concepciones rígidas o ultraortodoxas− el rasero que mida el resultado musical. Pero el éxito es innegable, numerosos premios desde la aparición de Pa’ mi genio en 2002 jalonan la trayectoria de la París, quien a fuerza de talento y temperamento se ha abierto un hueco en la industria de nuestro país y, en vista de su último lanzamiento, allende nuestras fronteras.
Ejazz con jota, se gesta en el feliz encuentro de Carmen París y la saxofonista chilena Melissa Aldana, primera mujer en ganar la Thelonious Monk Jazz Competition, quien a su vez sirvió de enlace para la grabación del álbum en Boston con la Concert Jazz Orchestra de Berklee dirigida por Greg Hopkins. Un proyecto tan arriesgado y personal sólo puede abordarse desde la autoedición, lejos de las ataduras que otrora impusiera la Warner. A Carmen se le ve cómoda sobre el escenario, marcando los tiempos de los solos instrumentales con bailes y paseos por las tablas que con pasos acompasados acaban con su chorro de voz potente, personal y cultivada frente al micrófono. Es esta una señal inequívoca del arduo trabajo de ensayos que esconde la propuesta en vivo, brillantemente adaptada para la formación de concierto por el pianista cubano Pepe Rivero, genial con su mano izquierda en el swing y la armonía. Una sección de metales un poco coja (algún sobreagudo fue realmente doloroso) dirigida por el notable saxofonista Bobby Martínez, el sólido y redondo contrabajo de Toño Miguel y la batería elegante de José San Martín conformaron el sexteto que se presentó ante un público frío y nutrido de cruceristas que ni tan siquiera alcanzó a llenar el patio de butacas.
Tras la Giant overture inspirada en la zarzuela Gigantes y cabezudos que dio inicio al concierto, siguieron la orgullosa Noble&Brave, los besos de Just one?, los versos turcos de The cry of the nightingale, la melancólica En mi pecho y la inevitable alusión a la crisis de Little chain of gold, entre otros temas nuevos o adaptados ad hoc del propio cancionero de la artista. Bajó el tempo cerca del arreón final de la despechada Jotera lo serás tú y Mucho Ringo-Rango con la mecida Between your hands. Savia nueva fue el regalo de los bises: Carmen se sentó al piano y en un acto de redención interpretó su primer éxito al natural, sin los arreglos impuestos por la discográfica. Y así, entre ritmos latinos, jazz, jotas, chotis y rancheras se desarrolló el concierto. Bien hilvanado por las introducciones a cada tema, las anécdotas y las jotas a capela. Las letras en inglés y español se turnaron en la voz desnuda de Carmen París, tan sólo adornada con una reverb sutil, valiente, casi inapreciable que dejaba entender cómodamente el mensaje de las letras.
Gran favor el que hace al romancero y a la copla la cantante aragonesa en su esfuerzo por internacionalizar la jota, por ensalzar el folclore local desde su visión libre y global.
Carmen París – voz
Pepe Rivero – piano y dirección musical
Toño Miguel – contrabajo
José San Martín – batería
Bobby Martínez – saxofón
Raúl Gil – trompeta
Toni Molina – trombón
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