09/11/2015. XXIX Festival Internacional de Jazz de Málaga. Teatro Cervantes.
La pareja formada por el acordeonista y el guitarrista inaugura las actuaciones en el Teatro Cervantes en el XXIX Festival Internacional de Jazz de Málaga, que en esta edición se lanza a la calle.
Texto: Carlos Guerrero ¦ Fotos: Daniel Pérez / TC
La llegada de Juan Antonio Vigar a la dirección artística del Teatro Cervantes ha potenciado el alcance de la oferta del festival de jazz. Vigar ha sabido ver una oportunidad en la efervescencia jazzística que vive la ciudad gracias a la labor de la CAMM, del Conservatorio Superior de Música y de la creciente aparición de músicos impulsados por nuevos actores en la gestión cultural de la ciudad. Los bares del centro, la plaza de las Flores, la plaza del Obispo, el Muelle 1 o el paseo de Pedregalejo se han convertido en escenarios complementarios de los tradicionales (Cervantes y Echegaray) para convertir lo que antes era un encuentro minoritario en una fiesta multitudinaria.
La vie en rose (Hommage à Piaf)El lunes se reservó para una de las cabezas de cartel (bicéfala en esta ocasión). La vie en rose es el título del álbum que Galliano y Luc han dedicado a Edith Piaf, la voz más carismática de la chanson francesa del siglo XX, en el año de la conmemoración del centenario de su nacimiento. La maestría de los dos músicos, con trayectorias individuales más que contrastadas, dejó momentos de gran talento sobre las tablas del Cervantes. Mon Dieu, Sous le ciel de Paris o Les amants d’un jour sonaron con timbres nuevos en un espectáculo que aúna virtuosismo y belleza a partes iguales.
En las manos de Richard Galliano el acordeón adquiere una dimensión casi etérea, alejada de las limitaciones físicas de lo terrenal. Abandona su naturaleza de objeto para ser un órgano adosado al pecho del acordeonista. Respira el fuelle, laten los acordes en la mano izquierda mientras los dedos de la derecha diseccionan el instrumento con cortes armónicos sagaces y bellas líneas melódicas, a veces tiernas y otras impredeciblemente traviesas.
Sylvain Luc a la guitarra no le va a la zaga. Su depurada técnica deslumbra y consigue ser, las más de las veces, la respuesta a lo que demanda la música en cada momento. Mediado el concierto, hubo lugar para el monólogo, primero habló la guitarra y después el acordeón. Ya juntos de nuevo, continuaron con el concierto. De lo mejor de la noche fue L'hymne a l'amour, antes de poner el broche de oro con La vie en rose y el obligado bis tras la calurosa ovación del escaso público.
Mientras tomábamos asiento, se pudieron escuchar las quejas vociferadas de un asistente habida cuenta de los altos precios de la entrada, más aún si los comparamos con las de festivales vecinos como el de Granada. Sean o no las formas de mostrar el desacuerdo y cuestiones económicas aparte, bien estaría analizar los motivos por los que no se llegó a cubrir ni la mitad del aforo, por lo que hubo que invitar al público de las plantas superiores a que rellenasen las desangeladas filas del patio de butacas. No vaya a ser que por acercar el jazz al público general, descuidemos a los aficionados más fieles que han criado a este festival hasta alcanzar su madurez.
Richard Galliano: acordeón
Sylvain Luc: guitarra
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