Nov 28 2012

Teatro Echegaray. 22/11/2012

foto general del grupo actuando en el echegarayMi Autoficción post-rock

Texto: Carlos Guerrero | Fotos: Daniel Pérez / TE

En la despejada noche del pasado jueves entramos al Teatro Echegaray para ser testigos de la presentación de Autoficción, el debut discográfico de Kermit. Tras acomodarnos en el camarote abarrotado se escuchó el ruido de la catenaria desperezándose.

El paisaje de cemento y metal tras el cristal fue tomando velocidad hasta encontrar una dehesa de lobos mugientes donde el verde manto uniforme se transfiguraba en las líneas sobrecogedoras de los postes en la corta distancia. El pasajero a mi lado se quitaba y ponía las gafas de lejos para disfrutar de la turbidez del fondo igualándola así a la fugaz y miope vista próxima.

foto del batería guitarra y bajista de kermitAhora una parada, entonces una carrera vertiginosa y de repente la marcha aminoraba para mecernos con el traqueteo. En el viaje atravesamos montañas escarpadas y caímos por una cascada enorme que nos engulló en su rompiente delicadamente deshaciendo nuestros presagios más agoreros de destrucción y vacío subyacente. Encerrados en un submarino contemplamos extraordinarios monstruos marinos salidos de la llanura abisal y propulsados por el chorro de tinta de un calamar gigante tocamos suelo lunar antes de que estallara nuestra nave espacial y nuestro paracaídas de cemento nos posara en roca marciana. Subidos entonces a lomos de un rinoceronte desbocado llegamos a un oasis de dulce leche negra en el que unas ranas pertrechadas en las alturas de las palmeras nos arrojaban dátiles a la boca.

foto en vertical con los miembros del grupo actuando y una videoproyección detrásEstas criaturas endémicas de aquel mundo onírico sacaban sonidos de un bajo, guitarras, tambores y platos. Una música visceral y sesuda, sonidos oscilantes, hieráticos, mutantes y reiterativos, perturbadores, apaciguantes, a veces enigmáticos y otras dolorosamente crudos, pero siempre reconocibles por su aroma punzante y sabiamente destilado. Vivían los batracios alienígenas alquimistas en palacios de vinilo que escondían en subterráneas discotecas custodiadas por Eddie Vedder álbumes de King Crimson, Tortoise, Manta Ray y Miles Davis incrustados en sus tímpanos vibrantes por las ondas sordas de una música de las esferas inasible y ajena a las radiofórmulas que se dejaban escuchar por los anillos de Saturno. Pegados a la mirilla de la puertas de la sala en la que nos encontrábamos presenciamos el feliz encuentro de las criaturas que se abrazaban satisfechas al comprobar que el arcoíris sonoro que emanaban bañaba a los que se acercaban a visitar sus humildes palacios de grandes salones y habitaciones de puertas aún no franqueadas por nuevos huéspedes antiguos y antiguos invitados ya conocidos.

Haced como yo, no dudéis en crear vuestra propia Autoficción, vuestra propia “idea del viaje” y oíd a esta banda en directo para después digerir su cuidado vinilo en bocados pequeños.

Al salir del teatro seguía escampando.

primer plano del guitarra solista de Kermit


Kermit

Álvaro Parada - batería y percusión
Gonzalo Presa - guitarra
Miguel Segui - guitarra y sintetizador analógico
Paco Trujillo - bajo


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