Nov 3 2011

Amaral en concierto Hacia lo salvaje en la Sala París 15

Sala París 15. 29/10/2011

Rock & Roll para ser libres como el viento

Texto: Daniel Lozano | Fotos: José Cortés

Como cantaba Amaral en su anterior disco (Gato negro dragón rojo): “Ya no tengo solución, sé que no tengo remedio, Rock'n'Roll para ser libres como el viento”. En la Sala París 15 tuve esa letra metida en la cabeza durante todo el concierto, de principio a fin.

El dúo zaragozano compuesto por Eva Amaral y Juan Aguirre ha vuelto con un nuevo disco, Hacia lo salvaje, y con el rock and roll bajo el brazo. “El disco anterior era para escucharlo a oscuras tirado en la cama, y este es para ponerlo antes de salir de marcha" según palabras de Eva y Juan. No es baladí que el disco se grabase mientras en la calle se alzaban gritos de cambio procedentes del movimiento del 15-M. De ahí un disco comprometido y revolucionario, que nos invita a bajarnos del tren del consumismo y a volar hacia un mundo más social y humano. Todo concuerda, y un paso así sucede desde la libertad creativa que supone la fabricación de un sello propio, el de Antártida, y el abandono de su discográfica, EMI.

Amaral va camino de convertirse, si no lo es ya, en uno de los pilares del rock español, consiguiendo disco tras disco que sus canciones se eternicen en las el guitara en un solo El cantante durante la interpretación de una canción gargantas de su público, que por cierto cada vez es más numeroso y variado, y eso se vio en la sala, en donde la gente disfrutó de un extenso, crudo, sencillo (no simple) e intenso concierto, participando y celebrando el comienzo de cada canción. Eso sólo ocurre cuando la gente hace suya las letras de la banda. Fue la propia Eva Amaral quien reconoció su pudor a contar historias, de ahí la ambigüedad de sus letras, disfrazadas de tal modo para que el público las haga suyas al escucharlas (al igual que le ocurre al cantante gallego Iván Ferreiro).

El concierto tuvo como telonero al grupo de pop-rock de Barcelona Cyan, que estuvo muy bien, y nos acercó su nuevo disco Historias para no romperse. La banda catalana mostró solidez, gran capacidad de trabajo en un escenario y buen sonido, casi nada, logrando el reconocimiento de todo el público.

Seguidamente Amaral saltó con su single, no era precisa floritura alguna, era un concierto a la vieja usanza, formación clásica de rock and roll (batería, bajo, guitarras y voz), aunque también hubo momento para la sorpresa, cuando Eva Amaral interpretó al theremin uno de los temas de la banda. Propuso un directo calcado al disco, con una importante presencia de la guitarra, poco uso de los efectos, una base rítmica bien sólida y una voz única a la par que personal. Al mismo tiempo de presentarnos su nuevo Lp, pasearon por distintos temas de sus anteriores trabajos, haciendo partícipe en todo momento a un público que disfrutaba cada vez más a medida que transcurría el concierto.

eva amaral cnatando y tocando la acústica El sonido de la sala es de lo mejor que he escuchado en Málaga, estamos de enhorabuena, ya era hora de tener una propuesta digna en esta ciudad como la que nos ofrece la Sala París 15. Aun así, faltó cuerpo en las frecuencias graves (nada del otro mundo), y algo de compensación en los planos, sobre todo en la voz, diluyéndose el texto entre los instrumentos en algunas ocasiones.

Por otro lado el orden de las canciones no lo vi demasiado acertado, y creo que se nota que la gira está empezando a rodar. Tuve la sensación que andaban probando el orden de los temas, o bien, que no le han dado mucha importancia a un posible "leitmotiv" entre ellos. Cada parada era una oportunidad para conectar con el público, pero no daba la sensación de querer continuidad, de procurar una dirección en el concierto. No les hizo falta para hacer vibrar a las 2.800 personas que completaba el aforo de la sala, y que la propia cantante lo calificó como “espectacular recibimiento el de Málaga”.

Ha vuelto el rock en su esencia más ochentera, sin alardes, sin extravagancias, el rock desnudo, regresando al espíritu de la juventud, de las emociones, de los comienzos de cualquier banda ansiosa de escenario, de la propuesta que apunta Hacia lo salvaje de nosotros mismos. Buenos tiempos para el Rock & Roll, para ser libres como el viento.