Sábado 16/08/2014. Starlite Festival Marbella
Texto: Françoise Chabassier | Fotos: Starlite Festival
Como cada año y durante un mes la vieja cantera de Nagüeles resucita para ofrecer por tercera vez como un magnifico auditorio natural para el festival Starlite. Y en aquella noche, bochornosa y nebulosa de verano, típica de Marbella, una noche en la que el calor aprieta y el público esperaba con impaciencia a su ídolo, apareció Rosario. Fue como un soplo de aire fresco o mejor dicho, una tormenta de frescura. La menor de los Flores, iluminaba todo el escenario con un conjunto de pantalones cortos de color fucsia y dorado. Ella, era Starlite, "La luz de estrella". Y esta luz de estrella se movía tan rápida que parecía fugaz. Nada parecía poder pararla. Tenía una energía indestructible y comunicativa.
Interpretó, acompañada por el público, Yo me niego, Estoy aquí solita, canciones de su nuevo disco Rosario. Pero también canciones del pasado. Entonces, Rosario llamó a “sus duendes” que aparecieron uno por uno atravesando la espesa bruma de la Sierra Blanca marbellí. El primero, fue uno de los maestros de la rumba catalana, su padre, Antonio Gónzalez, "el Pescaílla", a quien rindió un homenaje con Al son del tambor. Luego, no podía faltar "la Faraona", su madre, la gran Lola, que marcó la vida de toda la familia y a quien tanto se parece Rosario en muchos aspectos. Y por último como la guinda en el pastel, Antonio, su hermano. Fue un momento muy especial de una belleza particular, de unos sentimientos fortísimos porque, en ese instante la gran Rosario volvía de nuevo a ser una niña hablando de su hermano mayor que le enseñó su primera canción cuando él tenía dieciocho años. Todo el mundo esperaba con el corazón encogido y las lágrimas en los ojos y la pequeña Rosario por fin la cantó: No dudaría. Encadenó con ¡Qué bonito!, que escribió ella misma 
después de la muerte de Antonio y en la que se refleja un inmenso dolor por su perdida y el duende que entre ellos cohabitaba. Los espectadores se emocionaron recordando al gran artista que era Antonio y como para romper este momento de sentimientos a flor de piel, la cantante siguió con unos ritmos frenéticos, Mi gato… ya casi todo el mundo bailaba. Era una noche de alegría, de reencuentro, de homenajes, en la que Rosario no paraba de dar las gracias a Marbella -su segunda ciudad- y simbólicamente besaba el suelo del escenario.
Tenía algunas sorpresas para su Marbella querida, una de ella fue La Shica que la acompañó con Los tangos, la otra fue "mi monstruo” como lo llama ella, el espectacular Raimundo Amador. Interpretaron juntos Mía mama, Como quieres que te quiera, Marcha, marcha... La potente guitarra de Raimundo, la voz y la enorme presencia escénica de la pequeña Flores surtieron efecto: ¡Qué magia!, ¡Qué lujo!, ¡Qué perfección!.
Ya era hora de irse pero tanto el público, como Rosario, no daban la impresión de ver pasar el tiempo. La artista pretendía que sus fans flotaran y fue exactamente lo que sucedió durante casi dos horas de concierto, todo el mundo flotaba como en la canción de su nuevo álbum. Y bajo los aplausos, los bravos, los Flores repetidos al unísono, una niña y una mujer se subieron al escenario para bailar con Rosario, otra le regaló una rosa. La maravillosa y simpática Rosario pudo marcharse a ”tomarse una copa”.
Y las paredes blancas de la vieja cantera que se tiñeron de colores y vibraron al son del pop, del blues, de la rumba, del soul, del gipsy, del funk y de la bossa nova mezclada con una esencia latina flamenca, del concierto de Rosario, estaban esperando a que se acabara para 
volver a su silencio sepulcral donde solamente destaca el canto de otras estrellas menos conocidas, el de las aves como águilas reales, halcones peregrinos...
Hay que añadir que entre el público se encontraban nada más y nada menos que el premio Nobel Mario Vargas Llosas y su esposa. El día del concierto lo habían nombrado hijo adoptivo de la ciudad de Marbella.
Todo fue perfecto, Rosario grandiosa, sus invitados la Shica y Raimundo Amador, la organización del Starlite, el servicio de prensa y en particular Andrés, todo fue perfecto. La ovación final que fue interminable es una prueba más del gran talento de la menor de la familia Flores. Gracias a todos por esta noche especial.
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