Jul 29 2015

Antílopez y Rozalén en Benalmádena Suena por José A. Calderón Trillo25/07/2015. Auditorio Parque de la Paloma. Benalmádena suena.

Texto: José Antonio Triguero | Fotos: José Carlos Calderón Trillo

Programa doble: Rozalén + Antílopez

El ambiente ya estaba caldeado cuando ocupamos nuestros asientos en el Auditorio de Benalmádena. La expectación de la gente auguraba una gran noche, y más cuando Antílopez y Rozalén ya estuvieron el año pasado compartiendo escenario. O sea, los espectadores (ya repitieran o estuvieran de oidas) sabían qué iban ver, amén de saberse las canciones desde niños de muy corta edad a otros con edad no tan corta o personas sin edad. Lo cierto es que sí que fue una gran noche, el humor y el juego musical del dúo de onubenses sumado a la emocional y cercana voz de Rozalen con esas letras directas y sin tapujos, resultó ser una combinación perfecta.

Antílopez no son cantautores, son otra cosa.

Antílopez y Rozalén en Benalmádena Suena por José A. Calderón Trillo

Ni aburren ni te ponen serio o cabreado, juguetean con las guitarras, con las voces, con las bromas y los mensajes de doble sentido. Son buenos músicos pero trascienden a eso y muestran en el mismo tarro todo tipo de influencias y contaminaciones. Son un producto de nuestro tiempo donde, saturados de información, solo nos salva el humor y un espíritu de transgresión suficiente para destruir protocolos sin aspavientos.

Así cada vez que tocan un estilo, ésto se convierte en un dardo, en una indirecta sarcástica al propio estilo que transitan. De alguna forma este “chiripop” suyo, podría pasar por una experiencia metamusical en la que repiensan la música y sus protagonistas y, por ende, la vida en otra clave, más canalla, más de no tomarse nada a pecho y sí a despecho humorístico.

Viéndoles tocar y actuar como humoristas, te das cuenta rápido de que tienen un cajón de fondo extensísimo: saben de flamenco, pero también de rock o de músicas iberoamericanas, y de cantautores, pudiendo adivinar a Silvio Rodríguez, Miguel Ríos o los Bee Gees, si me apuras, en algunos juegos vocales. La hilazón de un estilo con otro tiene un pegamento firme en cómo interpretan, con descaro, con el coraje que a algunos actores profesionales se les resiste.

Y con todo ello, se convierten en un espejo deformado de la actualidad tanto en sus letras como en su actitud hilarante y cómplice. Para ésto hay que tener el  “ángel” necesario, el duende que les permite ganarse la vida siendo “buenos aficionados”, rompiendo el molde del típico grupo o cantante de la Warner que nunca saca los pies del plato.

El auditorio estaba abarrotado y disfrutando de la actuación de Antílopez y haciendo ganas para entregarse a Rozalén. Después de la diversión, de la ironía y del dinamismo del dúo pasamos al carisma de la autora de Con derecho a..”, su primer disco, que este concierto adelantó en primicia algunas canciones del próximo que saldrá en septiembre. Y qué quieren que les diga. Escúchenlo, que esto va en crescendo.

Rozalén estuvo impresionante tal y como acostumbra.

Antílopez y Rozalén en Benalmádena Suena por José A. Calderón Trillo

Y aunque se sumerge en zonas más íntimas y comprometidas, la alegría y la gracia con que pisa el escenario y se dirige a los espectadores o a sus propios músicos, hace posible la continuidad del tono general de la velada, y tuvimos más de una ocasión de reírnos y emocionarnos con ella.

María Rozalén toca la fibra, su voz es cálida, dulce pero contundente, sus letras hablan de amor, de desamor, de impotencia, de rabia, pero también de lucha, de indignación, de resistencia. Tiene una voz contagiosa, imposible no dejarse llevar de su afán.

Como Antílopez, también transgrede a los usos normales de la industria musical, una muestra es cómo recibió a los niños que se agolpaban en la escalera de acceso al escenario. Los subió, los organizó entre cables, pies de micros y monitores y los puso a cantar con ella, acompañada siempre por la intérprete de signos, Beatriz Romero que no es una mera traductora para sordos, no, ella canta, baila con las manos, expresa las emociones de las letras y los acentos de la cantante murciana. Pura belleza, palabra que aprendimos todos en lenguaje de signos en la canicón La belleza

Las hadas existen con su aire de villancico utópico, Comiéndote a besos con ese romanticismo indie-pop o la sarcástica latinada de Ahora vas y apareces tú, por poner tres ejemplos, son ya de por sí un crisol de ecos y culturas. Y es que Rozalén, quizás sin pretenderlo, ha abierto una ventana de aire fresco en el panorama nacional.

Lógicamente, al final del concierto estábamos todos de pié devolviendo un poco de lo que las dos formaciones nos habían entregado. Y es que hubo de todo, Antílopez hicieron los coros en un par de ocasiones, Rozalén cantó con ellos, apareció una Mantis que se abalanzó sobre uno de los guitarras e interrumpió el concierto entre risas y buen ambiente. Quizás sea un buen augurio si atendemos a uno de los significados simbólicos que la Mantis religiosa tiene, nombre que los griegos daban a los profetas y que simboliza el poder divino. El poder divino de la empatía que estos artistas trasiegan por los escenarios que pisan.

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