Hay silencios poderosos, más que el sonido, elocuentes. Como el de un escritor que decide no escribir. Como el de una orquesta que decide no tocar.
Texto: Alfonso UH de Mendoza | Imágen del autor
En el pasado XXI concierto de temporada -Sibelius- de la Orquesta Filarmónica de Málaga, músicos y público se unieron en un minuto previo de silencio en protesta por la reducción de la plantilla de la formación musical malagueña.
Según se indicaba en la nota repartida por los músicos -que reproducimos al final-, el Consejo de Administración del consorcio de la orquesta, a propuesta de su gerente, Juan Carlos Ramírez, había aprobado subrepticiamente reducir la plantilla de músicos.
Recordemos que desde 2014 los músicos llevan sacrificado voluntariamente un 5% de sus salarios, -anteriormente reducidos en otro 5%-, precisamente para ayudar a mantener la integridad de la formación en la difícil coyuntura económica. Pero lo que los músicos desconocían cuando acordaron y comunicaron este sacrificio es que era en balde, y que no iba a evitar que el gerente propusiera adicionalmente en el Consejo de Administración la reducción de casi una decena de efectivos, aprobándose, ocultándolo a los músicos y a la sociedad, hasta ahora.
La mentecata gestión y liderazgo de la Filarmónica en la que tantos esfuerzos se invirtieron en construir -que fácil es destruir- la están abocando a su mínima expresión, piltrafa preludio de su extinción. ¿Qué legado dejarán, dejaremos, a las generaciones futuras?, ¿cómo se lo explicaremos a nuestros hijos si consentimos esta reiterada falta de visión?.
En el auge museístico actual, en el que millones de euros se están invirtiendo -de donde no había-, no nos olvidemos que las orquestas son los museos de la música y patrimonio vivo de la sociedad.
Por una Filarmónica al servicio de la inteligencia, sensibilidad y cultura de los ciudadanos, uno mi silencio al suyo.
Nota de los músicos: (imágen cortesía de la Hora de Málaga)
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