CAC Málaga. 6 al 18/03/2013
Texto: Françoise Chabassier | Imágenes: web
El CAC de Málaga y la Alianza Francesa organizaron un ciclo de cine francés para celebrar el día de la mujer (8 de Marzo Día Internacional de la Mujer). Escogieron tres películas en las que el tema principal eran las mujeres: Miradas de Mujer. Las proyecciones tuvieron lugar los días 6, 13 y 18 de marzo en el salón de actos del centro. Las películas se proyectaron en V.O.S.E.
El ciclo empezó con la película de Sophie Letourneur, La vida en el Rancho (La Vie au Ranch)(2010) que debutaba con su primer largometraje. Mezcla su autobiografía y la historia de unas chicas sacadas de la vida cotidiana, de hecho, las encontró en una discoteca.
Sophie LeTourneur quiere contar los problemas que puede tener un grupo de estudiantes. Pam (Sarah-Jane Sauvegrain) comparte con Manon (Mahault Mollaret) y Lola (Eulalie Juster), un piso, el “rancho” que es el centro de gravedad de una media docena de chicas alrededor de las cuales giran algunos chicos que no tienen mucha importancia. Porque la intención de Sophie Letourneur está clara: sólo grabar a sus chicas, sus juergas, sus resacas, sus conversaciones, sus peleas, sus desilusiones. Son de buena familia y bastante cultas, Pam estudia bellas artes, utilizan la jerga de su época. La película da la sensación de que viven en una burbuja social, burbuja tan útil como protectora pero también muy agobiadora. Se percibe el boceto de un retrato agridulce de una generación precaria, “estos jóvenes con muchos títulos que entran tarde en la vida activa, tienen miedo al estancamiento, a la desclasificación social” explica la cineasta. Todo se refleja en el lenguaje, más que un dialogo o un intercambio, es un ruido continúo. Sirve para llenar el espacio, para olvidar que hay mucho vacío en esta burbuja que intenta mantener en pie una estructura artificial y frágil. Todo se derrumba cuando las chicas se van juntas de vacaciones al campo. Es la prueba del espacio y del silencio y la burbuja estalla. Pam, que poco a poco, está tomando conciencia de la situación, decide irse del “rancho”, lejos de los suyos. ¿Ya empieza su etapa adulta? La originalidad de” la vida en el rancho” es captar esas pequeñas cosas sutiles que transforman a las mejores amigas del mundo en futuras extrañas. La película parece improvisada, con conversaciones muy naturales y un poco confusas entre amigas, pero, en realidad, es el fruto de un trabajo lento de transcripciones y de adaptación que ha realizado Sophie Letourneur. “La vida en el rancho” tiene la energía y la despreocupación de la juventud, justo antes de hacerse mayores y entrar en el mundo adulto.
La segunda película, En la vida (Dans la vie) (2008), es de Philippe Faucon. Relata la historia de Esther (Ariane Jacquot), una mujer judía. Es mayor y discapacitada. Va en silla de ruedas y necesita una ayuda permanente. Pero tiene mal carácter y nadie la aguanta. Su hijo, Elie (.Hocine Nini), está desesperado: Sélima (Sabrina Ben Abdallah), la enfermera de día, propone a su madre, Halima (Zohra Mouffok), como cuidadora. Halima es argelina y musulmana practicante. El cóctel hubiera podido ser explosivo pero en lugar de explotar, lo que surge, es una gran amistad entre las dos mujeres que al fin y al cabo, a pesar de su religión, tienen muchas cosas y recuerdos en común: las dos nacieron y vivieron en Orán, Argelia. Halima, sabe manejar a Esther que acaba queriéndola y respetándola. Halima, llena de energía, ayuda a Esther a recobrar el gusto por la vida. Es a la vez, una película sencilla y tierna, muy digna y con una gran nobleza. Abre la mente porque supo encontrar al corazón. La cámara echa una mirada púdica, grabando a una distancia prudente, la vida de estas dos mujeres cuya trayectoria se confunde con la vida misma. Su fortaleza, su valor, su alegría, de repente, son nuestros. Cada plano es como un regalo de humanidad. Philippe Faucon, ha escogido a dos actrices que no son profesionales pero que son maravillosas, llenas de sinceridad y alegría y terriblemente tiernas. Dan a la película un brillo y una resonancia que vibra incluso hasta fuera del cine. Con esta película magnifica, Philippe Faucon nos enseña el camino de la tolerancia y de la esperanza.
Entre nuestras manos (Entre nos mains) (2010), de Mariana Otero, cerró el ciclo de cine francés. Grabada como si fuera una película documental, relata la experiencia que tuvieron las trabajadoras de “Starissima ”,una fábrica de lencería que está en quiebra. Para salvar sus empleos, deciden tomar las riendas y formar una cooperativa. Van a encontrarse con muchas dificultades y muchas preguntas que no sospechaban. También descubren con felicidad y humor, la fuerza del colectivo, otra manera de relacionarse, la solidaridad y un nuevo aspecto de la libertad laboral. Al principio de la película, estas trabajadoras, discretas y temerosas, afirman sus personalidades, revelándonos unos caracteres, divertidos y tiernos. A lo largo de esta maravillosa película, Mariana Otero toca temas fuertes como la emancipación y el libre albedrío. Es tanto una convocatoria del cuerpo social como del cuerpo femenino. Así, lo que hubiera podido ser nada más que un documental se transforma en una especie de thriller político y social estremecedor que engancha a los espectadores. Compartimos con ellas, su cotidiano, la intriga, las emociones y la lucha, hasta el final. La película se acaba con un toque de humor y de alegría: un musical laboral interpretado por los empleados de la empresa. De repente, nos sentimos un poco huérfanos porque lo que en un principio era suyo se ha convertido en nuestro y nos cuesta abandonarlas a su suerte, nos habíamos encariñado con ellas. La quiebra de una empresa y el paro nos puede tocar a todos y ninguna lucha será en vano porque engrandece y enriquece. Es una buena lección de valor y de superación de sí mismo.
Con estas tres películas que obtuvieron muy buenas críticas de parte de la prensa francesa, el ciclo de cine francés rindió un gran homenaje a la mujer. Hay que tener en cuenta que los tres cineastas escogieron actrices no profesionales. No están actuando, están viviendo su realidad , lo que da este toque tan natural a las películas y en las que nos podemos reconocer o imaginar. Para algunas, la época de los estudios y la vida loca estudiantil no es más que un recuerdo lejano. Para muchas, La mujer trabajadora, temiendo perder su trabajo por culpa de una mala gestión o por la crisis, es su día a día. Para todas, la angustia de envejecer enferma, discapacitada y sola, es un futuro posible. Pero cada una es libre de reconocerse o no en estas tres etapas de la vida de la mujer.