10/02/2017 - 07/04/2017. Sala Robert Harvey.
Texto: Fernando de la Rosa | Fotografías: José Antonio Martín Santos.
Rogelio López Cuenca y Elo Vega, Málaga-Guernica 951
El viernes, 10 de febrero, inauguramos en la Sala Robert Harvey una esperada intervención, solicitada hace algún tiempo a nuestro admirado Rogelio López Cuenca, quien accedió a la invitación, trayendo un tema histórico, de profundo calado en la zona, y con el que había ya trabajado en no pocas ocasiones y desde diversos puntos de acción. En esta ocasión, por primera vez, trasladaba uno de sus proyectos a la escuela, con la colaboración de Elo Vega, y no podía ser menos que fuera en Benagalbon, en el ámbito del movimiento Arte y Escuela.
Rogelio me disculpará que haya establecido este parentesco físico, que no carnal, con nuestro archiconocido primer astronauta. Puede que no acabe ahí el parecido, teniendo en cuenta la personalidad avanzada de ambos, el carácter de pioneros. Uno, como sabe todo el mundo, en el ámbito del espacio cósmico, otro en el ámbito del espacio audiovisual, también cósmico, pues hablamos de un artista señalado en el firmamento del arte. En esta ocasión, formando equipo con Elo Vega, con quien ha ha trabajado estos últimos años, profundizado en diversos asuntos que ahora mencionaré.
Elo, que según he leído en su currículo, empezó en esto del arte con la cerámica, es hoy una sagaz investigadora y completa artista visual. Doctora en Bellas Artes por la Universidad de Castilla-La Mancha, ha recibido diversas becas de intercambio universitario en Nantes, Granada o México. Su última colaboración con Rogelio, en la Sala Alcalá 31 de Madrid, (2016) ha sido en una suerte de retrospectiva de los últimos años titulada Los Bárbaros en la que, entre otros despliegues cartográficos, se analizaba la herencia monumental del gran imperio español y el papel de los monumentos en la transmisión de valores de nuestra propia historia e identidad cultural.
Rogelio López Cuenca tiene otro imponente CV, en el que no voy a pararme, está al alcance de todos en Internet: lopezcuenca.com. que comienza (aunque él no lo pone) con las acciones urbanas un tanto subversivas del grupo Agustín Parejo School, luego la galería de Pedro Pizarro y de Juana de Aizpuru, Beca Picasso, y así en progresión aritmética hasta ahora, que presenta sus proyectos en los más importantes museos y centros de arte contemporáneo de España y más allá.
En el mítico programa Metrópolis se subrayaba hace poco su condición de filólogo y poeta, de artista transdisciplinar, manipulador del lenguaje visual, desde la relectura de materiales encontrados en los medios de comunicación y la publicidad. Junto a Elo Vega, han puesto en marcha un tándem decidido a acometer nuevas lecturas de la historia, reinventando el lenguaje de los mapas, haciéndonos dudar de la representación, de la memoria… en suma invitándonos a repensar todo aquello que nos atrevemos a mirar con sentido crítico.
Este proyecto que hoy presentan en La Sala Robert Harvey, dibujándonos una línea de 951 km. entre dos puntos distantes como Guernica y Málaga, pretende aproximar dos acontecimientos terribles que son bien diferentes en el imaginario colectivo. Tal y como explica el propio Rogelio, un cuadro —o la misma práctica artística— es capaz de influir de una manera definitiva en la construcción de una visión del mundo. Según Rogelio, nuestra idea del mundo a menudo está construida a partir de imágenes que han sido creadas para condicionar una visión, para determinar una interpretación unidireccional. En muchos casos no se nos permite poder elegir esas imágenes. Precisamente la educación artística nos ayuda a comprender mejor la fuerza y la persistencia del imaginario visual en nuestra memoria, hecha de sensaciones.
En el curso de una entrevista con Marta Echevarría (Hoy empieza todo. Radio3 — II Encuentro de Cultura y Ciudadanía. Colegio de Arquitectos de Madrid, nov. 2016–) Rogelio critica a las instituciones “por descuidar su función didáctica, atendiendo más al espectáculo que a profundizar en los contenidos”, y cree que “lo que se enseña desde los museos es ir a mirar, de modo contemplativo, plano y acrítico”. ¿Puede ser extrapolable esta idea a la escuela? ¿Se enseña a observar, a aprender, en modo pasivo, plano y a-crítico? y añado: ¿puede el Arte ayudarnos a invertir los procesos de enseñanza-aprendizaje para llevarnos hacia una educación mejor?
Piensa Rogelio que los artistas formamos parte de procesos más amplios dentro y fuera del arte…. Comparto su opinión de que el arte debe establecer otros vínculos con la sociedad, aparte de aquellos establecidos por el mercado, el consumo o el mero espectáculo. Nosotros los docentes, desde el proyecto Arte y Escuela, así lo hemos puesto en práctica, declarándonos protagonistas de la inmersión artística en la escuela pública, hace más de una década.
Ésta, creo, es la primera incursión que hacen como artistas Rogelio y Elo, con su interesante bagaje ideográfico en el universo escolar. Si bien, cito de nuevo a Rogelio, “para hacer efectiva la acción cultural…no hace falta organizarse, sino que hay que hacer poesía de desorientación”; como profesores-educadores no tratamos tanto de “evidenciar la enajenación de la política cultural contemporánea” sino de tratar de incorporar el arte contemporáneo entre las herramientas útiles para la formación integral de las personas.
La presentación de los mensajes visuales y elementos plásticos que se han incorporado a la sala Robert Harvey, nos hablan de un profundo conocimiento de los lenguajes gráficos ligados a la publicidad o la señalética. Pero también, desde la habilidad lingüística en la relectura y el relanzamiento de los mensajes visuales, Rogelio y Elo demuestran una gran sensibilidad acercándose con curiosidad e interés (y no sin cierta dulzura) a la expresividad infantil y su espontánea imaginería. Los recursos con los que nos muestran el material extraído de la experiencia con el profesorado y el alumnado, lejos de sucumbir a las dinámicas escolares de cartulinas, recortables, cintas adhesivas y colorines de toda índole, presume de limpieza y de clara disposición, a modo de mapa conceptual, donde una línea roja traza el horizonte continuo de la motivación principal. Muchos de los dibujos infantiles han sido fotografiados e impresos en negativo, con lo que ganan en misterio y dramatismo, convertidos en imágenes que funcionan ya de otro modo, en el ensamble o el conjunto de un elaborado discurso al que sirven como documento. Fotografías y otros documentos gráficos y videográficos, como entrevistas realizadas a los mayores (algunos supervivientes del terrible episodio) también mapas o maquetas, completan la relectura y revisión de esta huída hacia al dolor y la vergüenza, que tristemente, confirma su vigencia en un presente continuo.
Estamos muy honrados y satisfechos de que hayáis elegido el colegio de Benagalbón para ampliar, si cabe, vuestra experiencia colaborativa sumando el impulso y el entusiasmo de esta comunidad educativa de la Axarquía.
Para todos nosotros es muy importante mirarlo todo con los ojos del arte, con los ojos de la inteligencia, con lo ojos del presente, aprender a mirar desde el otro lado, el de la inocencia, para eso están nuestros niños y niñas.
Comparto totalmente las palabras de Rogelio cuando, refiriéndose a los bárbaros (llámense indígenas o extranjeros) dice que “somos individualmente insuficientes para interpretar el mundo. Ciertamente necesitamos de los otros, de los bárbaros.”
Rogelio López Cuenca y Elo Vega
Desde el 10 de Febrero al 7 de Abril
Visitas: Lunes a viernes de 9 a 12 y de 12,30 a 14 horas.
Martes de 16 a 18 horas.
CEIP Nuestra Sra de la Candelaria (Benagalbón)
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