20/06/2014 - 29/07/2014. Casa Fuerte Bezmiliana.
Texto: José Antonio Martín Santos. Imágenes: Cortesía de Rodríguez Guy.
La frase la dorada luz de otoño provoca una sensación nostálgica, evocadora de un pasado y anticipadora de un ocaso. Pero solo es una descripción precisa de una luz, la otoñal, que en amaneceres y ocasos envuelve a los objetos de violetas, amarillos, rojos, tierras. En fin, colores que suministran paz, que cargan las baterías de las emociones que tenemos en los ojos y que nos preparan para la noche o el día. Para los colores azules, verdes, amarillos.
La dorada luz de otoño es una parte de una estrofa - cuando ya la dorada luz de otoño - de Eduardo Chamorro que acompaña el catálogo que tan bien edita La Casa Fuerte Bezmiliana para la exposición de Pablo Rodríguez Guy y que podemos contemplar hasta el 29 de Julio. El poema termina recordando el manantial de eterna primavera.
Las pupilas de Pablo Rodríguez rescatan los colores del otoño y la primavera, los aíslan, los distribuyen con aparente anarquía sobre el lienzo o la tabla. Pablo, para que sepamos donde rescató esos colores que estaban a punto de perderse con el día, sitúa sobre el plano fotografías intervenidas, trazos, textos, que, deberías seguir como rastro de su trayectoria vital.
Las obras son como esos muros de las ciudades, en los que se van mezclando los graffitis, con carteles y toda clase de pintadas y repintadas. Son el testimonio de unas vivencias.
Así define Pablo en el catálogo su obra presente. Obras como muros donde se acumulan sentimientos que si bien se plasman en tiempos cortos, se producen, se han producido en largos períodos.
En la obra presentada en Bezmiliana no hay una estructura compleja de significados. No hay pistas que nos lleven, como en un juego, de casilla en casilla tras una revelación oculta y sorprendente. Hay, por el contrario, un situarse en el lugar querido, a la hora elegida, con las herramientas del oficio y trabajar con los colores, con las tierras, con la luz, con las gentes, con las sensaciones. Guardar el trabajo, y completarlo en el estudio armonizando y reestructurando lo que la rapidez, el bullicio y la incomodidad no habían permitido cerrar.
“Casi música” podríamos haber titulado la obra de Pablo Rodríguez Guy.
Tiene mucho de sinfonía clásica, con estructura de jazz, toques de flamenco, música contemporánea y sonidos étnicos. Con armonía, ritmo y compás; con emoción y evocación.
Vuelvo a utilizar las palabras de Pablo. No porque sus obras me evoquen esas músicas, pues su pintura se resiste al relato, a las palabras. Pero si la contemplas, como oiríamos música, te apacigua o te enerva, o te alegra. Porque si miras lo que hay entre las cuatro líneas del rectángulo de cada una de sus obras verás en ellas trazos líneas, texturas, fotografías, objetos, textos, y por supuesto material cromático compuesto sin atenerse a ninguna perspectiva pero atento siempre a la composición y ritmo que la contigüidad les exige.
RoDRíGueZ GuY
CASA FUERTE BEZMILIANA
Avda. Mediterráneo 182. 29730 Rincón de la Victoria. Teléfonos 952 403923 - 951 501095
Desde el 20 de Junio al 29 de Julio
Martes a sábados de 11:00 a 13:30 h. y 18:30 a 22:00 h.
Domingos de 11:00 a 14:00 h.
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