Mar 24 2013

Sala Robert Harvey. Hasta el viernes 19 de abril.

Tarjeta de la exposición de la Sala Robert HarveyContrastes

Texto e imágenes : Fernando de la Rosa.

El pasado jueves, 21 de marzo, se inauguró la muestra de las artistas Sabina Huber y Sonia Tena, inscrita en el 2º Festival Nacional Miradas de Mujeres, coordinado en Málaga por Tecla Lumbreras. La exposición nos muestra nuevas pistas en las recientes investigaciones en el lenguaje creativo de ambas artistas.

Sonia Tena hace que su eterna inquietud y sus vivas emociones tomen cuerpo en algunas estupendas figuras de gres, no exentas de cierta simbología y animadas por una poética sutil de resonancias impresionistas o modernistas. Su mujer peinándose recuerda inevitablemente a Degas,Gres tanto en el motivo y el encaje dibujístico de la figura, como en el tratamiento de la propia materia, de aspecto inacabado pero de formas plenas. Otras son vasos o vasijas de inspiración precolombina, si bien recuerdan más a algunas esculturas o cerámicas primitivistas de Gauguin o Vlamink. En los cuerpos suavemente modelados de sus piezas, apenas se apunta la anatomía; esta suavidad es debida en igual medida al tono cálido del gres, la mayoría de las veces desnudo de esmaltes o tocado con tonalidades claras o pastel, como es el caso de los azules. El azul está presente en algunas de las piezas en las que el aire o el agua circunda al personaje dotándole de una singular ternura de espíritu. Además, las esculturas nos hacen gozar de un apaciguado movimiento a la par que nos sorprenden con la expresión de estados anímicos o emocionales que se evidencian a menudo por sus gestos y que hacen gala en ocasiones de un fino humorismo. En el curioso y variado elenco de personajes que habitan el mundo de Sonia Tena, vamos reconociendo distintos aspectos figurativos de la mujer: emblema -la justicia-, con un marcado énfasis en la crítica de la situación actual, la sirena, altorelieve en gres hecho en dos piezas ensambladas, tal y como se ensamblan las dos naturalezas de la sirena, la animal y la humana; la punk, de un raro aspecto frágil o desvalido, y el ángel, una gran figura femenina arrodillada sobre una nube, que sostiene en su mano un pájaro y que está resuelta con generosos volúmenes, tal vez la mejor de las piezas de Sonia, dotada de una sensible delicadeza y una extraña ligereza, que se impone como transparencia, con los esmaltes blanco y celeste, a la rotunda presencia de un cuerpo de gigante. Una pieza sin embargo escapa al resto, en su ser minimalista y aéreo, en cuanto que se compone de varios cubos de gres esmaltado que comparten un mismo plano horizontal en el espacio, sujetas así por altos y delgados pies de metal. Si bien la relación entre esta pieza y las demás queda abierta a la interpretación del espectador, es tal vez un paso en firme hacia nuevos retos expresivos y de puesta en escena o montaje, en los que Sonia ha reparado ya y que probablemente tengamos oportunidad de ver en adelante. Es sin duda alguna un gran disfrute encontrar cerámica en salas de arte, relegada casi siempre a lugares comunes del mercadeo y lo ambulante, lejos del arte de concepto o proyecto, en la consideración, demasiado común entre críticos y galeristas, de su excesiva dependencia de los procesos artesanales.

Hilo de nylón y maderaSabina Huber nos propone una compleja reflexión sobre la creación artística en tres vertientes  de su cada vez más caudalosa obra. Haciendo uso de numerosos recursos técnicos y las combinaciones que establece entre ellos, surge un diálogo (podríamos decir un triálogo)  en el que queda atrapada la intrigada y curiosa mirada del espectador. No en vano, Sabina lleva tiempo tendiendodo las redes, tejidas por ella misma ex-profeso (“Penélope”). De una parte, los hilos de nylon, formando el tejido de una espumosa tela de araña, ocupan la parte del espacio en la que el pensamiento se enreda intentando leer -descifrar- semejante caligrafía. Pues es una caligrafía, más que un tejido, lo que Sabina ha extendido entre listones o marcos blancos. Este sugerente encadenado lineal, que en su materialidad casi inexistente apenas es visible una tenue luz, abandona el espacio físico tridimensional y se hace escritura en la obra gráfica. Con intenciones de extender el alcance del mensaje, la línea transparente de los hilos se constituye ahora en grafía, como un relato, más bien como un recorrido por el hecho -el acto- del pensamiento que antecede y ocupa el tiempo de la creación. Manejando los hilos del automatismo como trama, despliega sus patrones de costura en collages, una suerte de plano donde confluyen infinitas intersecciones lineales, en el intento de representación de un mapa del pensamiento, de la traducción y codificación de un mundo interior complejo y lleno de posibilidades expresivas. Sabina logra en el diálogo con los collages y estampas establecer la relación entre el espacio físico ocupado por los hilos y su representación, pues como es intrínseco a los mecanismos de expresión, es la propia representación de la idea la que da forma al pensamiento.

El tercer elemento, tras lo liviano (el hilo) y lo trabado (la línea) es lo denso (la tela). El objeto de las mismas es establecimiento de un estructura -flujo- de tejido compactado, que toma la forma de espirales laberínticas, que se adhieren unas a otras en un crecimiento orgánico, enroscado, en el que como anillos de un tronco de árbol o conchas de moluscos, no se pierde jamás el contacto con el centro o al menos con el elemento que originó el movimiento.  Parémonos en su serie “Cartografías de un instante”; dejando al margen posibles comparaciones o parecidos con elementos de la naturaleza,  el efecto plástico de estas aglomeraciones -pretendidamente urbanas- es tal que recuerda en cierto sentido algunos trabajos de Louise Bourgeois, en el ensimismado empeño de crear -o recrear- el mundo interior femenino a partir de una actividad genuina y laboriosa, como es la costura. La idea se alimenta y se expande y se multiplica desde un núcleo de energía originario, y alfiler tras alfiler, se van ensamblando fragmentos, se va tejiendo el Tela, cola y pigmentostiempo, hasta configurarse en objeto artístico pleno de sentido y abierto a múltiples posibilidades semánticas.

Estas mismas piezas, una vez han sido debidamente solidificadas, sirven a Sabina para reproducir el resultado, por medio de moldes, en diversos materiales como la cera, la parafina o la marmolina (y otros tan efímeros como el hielo) a los que añade pigmentos o grafito.

Sabina Huber, empeñada en extraer de la experiencia vital todo lo que puede ofrecer como artista, hace un ejercicio reflexivo y profundo, siempre desde un afán introspectivo, con el que busca los motivos que le llevan a expresar, a través de la materia y por medio de la idea, todo aquello que le inquieta y le fascina.


Sala de exposiciones Robert Harding

CEIP Nuestra Sra de la Candelaria, Avda Padre Benito s/n, Benagalbón

Hasta el viernes 19 de abril. Visitas de 9 a 14h. Tardes concertadas

Tfno: 952400860  www.colegiodebenagalbon.com

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