23/12/2017. Teatro Cervantes de Málaga
Texto: Manuel Malaka l Fotos: Web María Pagés
Este sábado 23 de diciembre María Pagés nos visitó para subir al escenario de nuestro Teatro Cervantes su último trabajo: Óyeme con los ojos.
Nos felicitamos los amigos del flamenco por la programación del Teatro Cervantes. Tras el cambio de responsables parece que da, por fin, el sitio que merece en su programación al flamenco . Lo hemos echado en falta durante mucho tiempo.
Óyeme con los ojos es un espectáculo creado en 2014. Y supone una reflexión sobre su propia identidad desde el misticismo. Como es habitual en ella, con una clara inspiración en la poesía, en especial Sentimientos de ausente, de la poetisa mexicana Sor Juana Inés de la Cruz.
El flamenco creció, maduró, se hizo adulto, reflexivo, capaz de recitar a Goytisolo, y no dejar de doler, no dejar de hacernos sentir toda su pureza. Y tomó cuerpo de mujer. Hizo falta una cultura milenaria, como la nuestra, y siglos de flamenco para llegar a María Pagés. Sería muy largo y cansado enumerar todos los premios que posee esta sevillana. Cuatro premios Giraldillo, Medalla de Andalucía, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes,… y podríamos seguir.
María Pagés narra en él las inquietudes espirituales y existenciales de una mujer cuya vida está marcada por el baile, desde la sinceridad desnuda, y más allá de los imperativos del éxito comercial. Sus 53 años le dan la sabiduría, pero no le restan la pasión, ni la emoción a su baile. Esa madurez le aporta la distancia, la valentía necesarias para revelarse tal como es, con total libertad creativa.
Óyeme con los ojos resume todo lo alcanzado a lo largo de una larga y sólida carrera, y donde María quiso mostrarnos una nueva faceta. Nos sorprendió con un número cómico. Un divertidísimo sketch que hizo de contrapunto y que nos sorprendió gratamente. Demostrando dotes teatrales y cómicas que desconocíamos en ella.
Un espectáculo donde María aunque baila sola, está muy bien acompañada. La palabra, la poesía tiene especial protagonismo, pero también el ritmo, el cante, la música. No solo la magnífica guitarra de Rubén Levaniegos, también el chelo y el violín tienen su protagonismo, y saben llenar de sutilezas el quejío de unas voces femeninas capaces de estremecer. Además de todo esto, María nos ofreció humor, ironía y sobre todo un compromiso con la profesión, con el flamenco, y especialmente un compromiso con La Belleza, aquella que cantaba Aute.
Un escenario desnudo, en negro. No necesitó más adorno que la poesía, la música, el flamenco, ... y sus brazos. Unos brazos infinitos capaces de llenar todo el escenario. No sabemos si será el ser hija de un matemático lo que ha hecho que María haya descubierto la magia de la geometría en sus brazos, pero resulta difícil pensar en alguien, no solo en el flamenco, que haya alcanzado esa elegancia, esa expresividad al moverlos, y sobre todo esa capacidad para crear belleza.
Coreografía, baile y dirección: María Pagés
Dramaturgia: El Arbi El Harti
Música: Rubén Levaniegos, María Pagés y música popular
Letras: Ibn Arabi, Fray Luis de León, José Agustín Goytisolo, San Juan de la Cruz, Rumi, Tagore, Mario Benedetti, El Arbi El Harti, Rubén Levaniegos y María Pagés
Cante: Ana Ramón y Juan Juanelo
Palmas: José Barrios
Guitarra: Rubén Levaniegos
Violonchelo: Cary Rosa Varona
Violín: David Moñiz
1.15 h. (s/i)
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