04/07/2017. Festival de Teatros Romanos. Teatro Romano de Málaga.
Texto: Cristina Gandarias| Fotos: promocionales
Sentados en la historia contemplamos la evolución de lo mitológico a lo contemporáneo
Si para los amantes del teatro poder acudir como espectadores al recinto que fue su cuna es una experiencia que, como poco, hay que saborear alguna vez, imaginénse para los artistas. Para ambos es una mezcla de responsabilidad, respeto, magia, exigencia y entrega.
Silencio Danza ha querido bucear en la mitologia, buscando en la historia de Dido y Eneas, su propuesta para este acto de entrega triangular cuyos vértices son la historia, el público y los artistas. Dido y Eneas fueron dos amantes que se tienen que separar por cumplir obligaciones que nada tienen que ver con el amor, generando guerras que se alargaron en el tiempo durante generaciones. Otra de esas excusas para hacer del amor una guerra, como diriamos por aquí `Zeñó que crú´.
Desde nuestras gradas, también evolucionadas con cojines (gracias a dios o a la organización), vamos a asistir a una investigación que va a suprimir el texto sustituyéndolo por el lenguaje universal de la danza. Dos bailarines, unas maletas y los músicos son los pilares de esta representación. A partir de aquí durante 50 minutos, vamos a dejarnos llevar por la imaginación y vamos a permitir que las notas salidas de la guitarra, el cello, la percusión, y el canto lírico se acompasen con los danzarines quienes, entre zapateos, movimientos contemporáneos y juegos creativos con el vestuario, compongan esta historia de amor y odio.
Aprovechen su entrada, respiren la noche de verano, respiren la historia y evolucionen, no permitan que el amor sea motivo de odio.
Hablamos con Nieves Rosales, premio Lorca del Teatro Andaluz.
Dido y Eneas
Bailarines: Nieves Rosales y Antonio López
Guitarra: José Luis Mentón
Cello: César Jiménez
Percusión: Javier Requena
Vocalista: Victoria Cruz
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