25/06/2019 Teatro Cervantes
Texto: Manuel Malaka l Fotos: Ricardo Pastor
Manuela subió este pasado martes 25 a las tablas del Cervantes, dentro de la programación de esta VI Bienal que dio comienzo el pasado 3 de abril. Solemne como una reina antigua, eso es Manuela. Lleva reinando en el flamenco desde hace décadas. Heredó su corona gitana por cuna. Nació en el barrio de Triana, de una dinastía de artistas. No había otra elección, ni la quiso. Con semejante ADN, y teniendo como referencia a su familia, no es extraño que a los diez años ya estuviese bailando en Torremolinos. Podemos decir que Manuela no necesitó escuela, nació para ser lo que es, flamenca, y de abolengo.
No habíamos tenido la ocasión de disfrutar de esta leyenda del baile en el Teatro Cervantes. Y la Bienal nos ha ofrecido esta estupenda ocasión de tener en la ciudad a todo un referente de la pureza del flamenco de siempre. Nos alegra mucho, porque por desgracia, algunos artistas del flamenco que se van despidiendo de los escenarios, se marchan sin haber tenido la ocasión de subir al Cervantes para hacerlo. Con sesenta años ya cumplidos, Manuela Carrasco forma parte de esos artistas únicos, con una larga carrera por los mejores escenarios de todo el mundo, que quedan en la historia del flamenco, y fue un verdadero disfrute verla sobre las tablas del gran teatro de nuestra ciudad.
La sevillana nos ofreció Esencia flamenca. Un espectáculo que es puro Manuela, puro flamenco. Sobre el escenario presumió de linaje, rodeada de su familia. Su marido Joaquín Amador a la guitarra, su hija Zamara Carrasco al cante, por tientos, … Pero nos dio la ocasión también de disfrutar de dos grandes del baile: Pepe Torres, otro bailaor de estirpe; y de una de las más brillantes promesas de la nueva generación, Antonio Molina, El Choro, que bailó por tangos.
Manuela terminó, como no podía ser de otro modo, bailando su soleá. Llenando el escenario solo con su presencia. La supo acompañar al cante Antonio Núñez, El Pulga. Ajena al mundo en un continuo estado de ensimismamiento, de trance místico, demostró una vez más porque sigue ahí. Su sola presencia, la solemnidad del gesto y sus movimientos que susurran sin prisa, le dan la elegancia, y la majestad de una reina. Pero con una corona ganada con sudor, con el esfuerzo de muchos años de trabajo y de vocación.
Y en esta época de desprestigio de la realeza, Manuela nos hizo sentir enamorados de su aristocracia. El público en pie la despidió con un tremendo aplauso, súbditos de esta reina gitana. A ella si se le puede decir sin titubeos: ¡Viva la monarquía!
Baile: Manuela Carrasco, Pepe Torres y 'El Choro'
Cante: Antonio Núñez el Pulga, Zamara Carrasco y Ezequiel Montoya
Toque Joaquín Amador y Ramón Amador
Compás y percusión: José Carrasco
Programa
Martinetes
Taranto. Al baile Manuela Carrasco
Alegrias. Al baile Pepe Torres
Tientos. Al cante Zamara Carrasco
Bulerias. Al baile Manuela Carrasco
Tangos. Al baile ‘El Choro’
Abandolaos
Soleá de Manuela Carrasco
1.30 h (s/i)
www.malagaenflamenco.com