03/11/18. Sala Joaquín Eléjar. Colectivo Cultural Maynake
Texto: Carmen Titos | Caricatura: Jesus Román | Fotos: Promocionales
Una sólida invitación a la reflexión intelectual escrita por Gonzalo Campos, dirigida por Juan Antonio Hidalgo e interpretada por Víctor Castilla y Paco Pozo.
Ninfolepsia es un término médico obsoleto que describe una variedad de la melancolía y otros trastornos mentales relacionados con el deseo vehemente de habitar bosques o selvas. Con este título, el autor, Gonzalo Campos Suárez, médico y escritor, une el teatro a un desequilibrio que, más allá de la insoportable perturbación que conllevan las enfermedades mentales, evoca una cierta estilización y magia, un componente literario; recordemos el origen del teatro ligado a la mitología y ninfas y sátiros habitantes de los bosques.
La obra, influida por el género policíaco, dosificada con golpes de agudo humor negro, combina la reflexión ética con una intriga apropiadamente espoleada. De esta manera, consigue dosificar el suspense con motivos retardadores y grandes efectos sorpresa para crear la expectativa angustiada necesaria en el espectador.
Ante todo, estamos ante una pieza de temática profunda. A partir de atribuir características humanas a un animal, como en El coloquio de los perros de Cervantes, presenciamos una reflexión filosófica imprescindible sobre conceptos como el instinto, las entrañas, por un lado, y la moral y la legalidad, por otro.
Con la metáfora animal, y alusiones literarias de gran calado como el oso del cuento de Garshin y el oso del relato de Faulkner (Ninfolepsia es también el título de un relato del narrador estadounidense), e incluso referencias a los orígenes de la narración con las fábulas de Esopo, la obra se configura como un engranaje de pensamiento, un diálogo ensayístico-humanístico, que permite gozar tanto con el elaborado uso estilístico del lenguaje (metáforas, comparaciones, ironías) como con el ejercicio intelectual que provoca en el pensamiento.
En la multiplicidad de referencias eruditas que presenta la obra, encontramos otra parábola magnífica de la literatura y el cine, la del cazador-cazado, el personaje transfigurado de detective, el agente de la ley solitario que debe desvelar a aquellos que vulneran un sistema de valores establecido pero en decadencia y que tiene un pasado suficientemente oscuro como para ser también objetivo en la diana.
Una de las reflexiones más interesantes, en mi opinión, es aquella que, a través de lo onírico, de la suspensión de la credulidad, nos invita a encontrar el animal que habita en el humano y la imperiosa racionalización antropocéntrica en la conquista de la civilización.
La escenografía podríamos decir que es toda ella incómoda. Como los personajes apuntan, la falta de confort en el mobiliario provoca la sinceridad necesaria para el diálogo de ideas. Es importante añadir que el ambiente surrealista, heredero de las vanguardias, plenamente integrado con el tema y con la personificación animalesca, junto a la voz en off que reproduce un estado de ensoñación, provocan una libertad total de tratamiento. Los actores adaptan los registros con fluidez en dicho viaje entre la racionalidad y el sueño, entre el humano y la bestia.
La obra ya había sido interpretada en Microteatro en 2016 por los actores Paco Pozo y Simón Ramos, dirigida por Samuel Pinazo, con un título también muy significativo, un calambur, un astuto juego de palabras: Celoso azul. En 2018 la versión íntegra del texto se acopla a la perfección en el ambiente íntimo que ofrece la Sala Joaquín Eléjar, una atmósfera que transmite la apuesta por el teatro visceral e independiente.
Ninfolepsia estará en la Sala Joaquín Elejar todos los sábados y domingos de noviembre. El clima favorece el debate de ideas y el espacio, que admite solo un aforo reducido, completa la situación idónea de teatro íntimo, de autor, cercano y comprometido para las tardes otoñales.
| Sin eventos |
