02/12/2018. Teatro Cervantes.
Texto: Antonio Zafra | Fotos: Promocionales / Daniel Dicenta
El Teatro Cervantes lleno hasta los frescos del techo rendido ante el trabajo de Lola HerreraCinco horas con Mario es un montaje teatral que toma como base la novela homónima de Miguel Delibes que se estrenó el 26 de noviembre de 1979 en el Teatro Marquina de Madrid. La adaptación de la novela fue del propio Delibes, de la directora Josefina Molina y del productor José Sámano. La obra encumbró a Lola Herrera como la gran dama del teatro que es y durante casi 40 años "la Herrera" ha venido interpretando el personaje en varias ocasiones, siempre con el mismo productor y la misma directora.
El teatro Cervantes de Málaga, el pasado 1 y 2 de diciembre, acogió el montaje dentro de la gira que se anuncia como la despedida de Lola Herrera del personaje. Los malagueños acudieron a la cita para despedirse de la Carmen Sotillo que interpreta Lola y llenaron el Cervantes hasta los topes.
En la función del domingo hubo buen ambiente en el patio de butacas, iban a asistir a una función que es parte de la historia del teatro en España. Un texto magnífico, una dirección estupenda, una actriz de lujo y cientos de funciones hechas. ¿Se puede pedir más? Las charlas se detienen al comenzar la función y una locución nos avisa que la acción transcurre en 1966. Se enmarca pues durante el desarrollismo que se vivió en la segunda parte del franquismo, en una época en la que se vivía un cierto despegue económico pero con un férreo control sobre la población por parte del régimen.
“Cinco horas con Mario no es una obra política pero sí está muy dentro de un contexto político español. Si la mujer era así, los responsables somos los hombres españoles en buena medida y, desde luego, la sociedad española. La discriminación, la tendencia a relegar a la mujer a la cocina, a convertirla en relicario de virtudes domésticas, es un error que ha esterilizado a muchas y ha castrado, en todo caso, su iniciativa, inteligencia e imaginación.”
El texto, lleno de expresiones que se usaban en la época, hace cuenta de las preocupaciones morales, económicas, sociales, políticas, religiosas de aquellos años, y en particular, de las pequeñas miserias y frustraciones de una mujer que no consigue ascender en la sociedad. La acción transcurre durante el velatorio en solitario de una viuda hace de su difunto esposo, Mario, muerto repentinamente.
Para escenificar la sala donde se produce el velatorio veo que han recurrido a una escenografía muy funcional, unas cuantas sillas tapizadas en rosa chicle, un escritorio donde reposa una máquina de escribir, varios libros y un termo; y en el centro del escenario se ubica lo que sería el soporte donde descansaría el féretro, una estructura de madera en rosa chicle. El ataúd, no está, ni hay velas ni flores, ni falta que hacen. También es rosa chicle un papel que acompaña el programa de mano firmado por Lola Herrera donde nos cuenta su relación con el personaje: El primer encuentro con el texto, que le produjo fascinación y rechazo al mismo tiempo, que hacer de Carmen fue fruto de la casualidad, ya que cuatro actrices habían rechazado el papel...
Y escribe Lola Herrera:
“Carmen estaba llena de carencias, vacíos, frustraciones, soledad, sueños no realizados, Fue una especie de parto, largo y lento, en el que Carmen y Lola empujaban a la vez”
Y es que Carmen Sotillo y Lola Herrera tienen poco en común en cuanto ideología y vivencias pero Lola ha hecho lo que hacen los buenos actores: acercarse al personaje desde el respeto y mostrarla con sus sentimientos y pensamientos sin juzgarla; juicios, si hubiera alguno, que los haga el espectador, si quiere. Lola se ha hecho amiga de Carmen Sotillo, la comprende pero no tiene porqué compartir plenamente su manera de pensar.
Es grandioso cómo Lola matiza y transita por todos los estados de ánimo del personaje, con qué elegancia se mueve, habla y nos conduce durante el largo monólogo por todas las situaciones que cuenta. Y al terminar todos en pie aplaudiendo fuerte a Lola Herrera, que tuvo que salir a saludar tres veces. Sólo en los aplausos se le notó cansada a Lola, y también feliz, sonriente, y encantada con el calor del público de Málaga. Con la de veces que ha hecho el monólogo, con la de años que han pasado… y hacer una función tan bonita y tan bien. Estaban todos entregados y enamorados de Lola y agradecidos por el esfuerzo y yo también. Muchas gracias, ¡viva Lola Herrera!, por muchos años.
Todavía queda muchas oportunidades de ver la función, más información en la página web de la distribuidora.
De Miguel Delibes
Adaptación Miguel Delibes, Josefina Molina y José Sámano
Con Lola Herrera
Dirección Josefina Molina
Produce José Sámano