29/01/2019. Teatro Cervantes. 36 Festival de Teatro de Málaga.
Texto: María del Mar Fernández | Fotos: Promocionales /TC
Dentro del 36 Festival de Teatro de Málaga la compañía Atalaya / TNT ha presentado en el Teatro Cervantes su puesta en escena de la obra del inmortal William Shakespeare, El rey Lear. Un año más la compañía sevillana trae a Málaga su último trabajo.
El rey Lear es una de las grandes tragedias de Shakespeare, escrita alrededor de 1603, siendo posterior a Otelo y anterior a Hamlet. Comienza en el momento en el que el viejo rey decide dividir su reino entre sus tres hijas y sus respectivos yernos, lo que acarrea su posterior destierro. Aunque uno de los temas principales en esta obra es la ceguera del ser humano, tendente a engañarse por las apariencias y por el “no querer ver”, también tienen protagonismo algunos de los pecados capitales en los que el escritor bardo se inspiraba para dar sentido a sus historias y carácter a sus personajes. En este caso, la soberbia y la ira del rey Lear, que le llevan a su desgracia; y la avaricia y lujuria de sus hijas y yernos, que acarrea la tragedia final.
La versión y adaptación de AtalayaLa versión y adaptación del texto de Shakespeare que nos presenta Atalaya, bajo la dirección y dramaturgia de Ricardo Iniesta, opta por una puesta de escena envuelta en una gran oscuridad. Tanto el vestuario, como los elementos de escenografía y la iluminación crean una atmósfera fría, distante, sin que se perciban apenas detalles.
Los ingleses suelen representar a Shakespeare con escenografías fijas y muy pocos elementos de atrezzo. Lo hacen así porque el texto es tan rico que dentro está toda la información para ubicar al espectador en el tiempo y en el espacio donde se desarrolla la historia. Otro aspecto importante en la manera en la que los ingleses montan a Shakespeare es en los cambios de escena, los cuales suelen hacerlo de forma muy ágil, es decir, mientras unos personajes están saliendo por un lado del escenario, los siguientes están entrando por el otro.
En este caso, Atalaya opta por otro tipo de montaje. Por ejemplo, no utiliza escenografía fija, sino que crea espacios en cada escena usando mesas para sus construcciones. Aunque este tipo de escenografía móvil llama mucho la atención al principio, en esta ocasión la imaginación no se ve alimentada por los esfuerzos que los actores hacen moviendo constantemente las mesas por todo el escenario. A medida que va avanzando la obra, este recurso escénico va perdiendo fuerza e interés y se convierte en algo anodino, con el agravante de que, además, ralentiza e interrumpe la acción.
Otro aspecto que desde mi punto de vista chirría en este Rey Lear son las interpretaciones. No entiendo por qué unos actores utilizan un método parecido al de la Comedia del Arte, con movimientos asimétricos y en algunos casos mecánicos, como si 
fuesen un robot, y otros unas interpretaciones más realistas. Es como si existieran dos códigos o estilos interpretativos distintos y opuestos que despistan al público y lo apartan de la tragedia que viven los personajes, sin llegar a emocionarse por ellos.
Es pues esta versión del Rey Lear de Atalaya una propuesta que va perdiendo el interés a medida que avanza, dejando un sabor amargo de lo que pudo haber sido y de lo que al final resulta, un montaje decepcionante, por momentos aburrido y oscuro, muy oscuro.
William Shakespeare
Dirección y dramaturgia Ricardo Iniesta
Con Carmen Gallardo, Joaquín Galán, María Sanz, Raúl Vera, Elena Aliaga, Silvia Garzón, Lidia Mauduit, José Ángel Moreno y Javi Domínguez.
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