20/05/2019. Teatro Cervantes.
Autora: Rosa Parra Moreno | Fotografías: Promocionales / TC
Manu Sánchez estuvo como Dios en el Teatro Cervantes de Málaga, acompañado por gran parte de la humanidad, ya que se colgó el cártel de no hay entradas en taquilla.
El cómico Manu Sánchez cierra su trilogía monarquía-iglesia-estado con una nueva comedia teatral: El Buen Dictador, convertido en el más pintoresco y divertido Dios, con acento andaluz y uniforme militar de blanco impoluto y virginal, que combina con una pañoleta celeste o con una capa de armiño blanca y rebordes en marrón. Su barba y pelo teñidos de canas y con una reminiscencia de la apariencia entre Don Quijote y el mismo Cervantes, con gafitas redondas. La Escenografía consiste en un balcón como de salón de postín, entre quiero y no puedo. Sobre una mesa hay 7 teléfonos de diferentes colores, que Dios usa para hablar con los hombres y mujeres que le rezan. Siempre, por supuesto, en ultima instancia, cuando ya la han cagado lo bastante como no tener a quien más acudir. Un globo terráqueo que él inspecciona y describe al público según le convenga. Un humo constante que simula nubes y niebla. El Cetro dorado, lo cogerá cuando sea conveniente, y ya a una altura del espectáculo en que el nudo se deshace y se convierte en conclusiones.
Sus anteriores apuestas teatrales, El Rey Solo, Mi reino por un puchero y El Último Santo, le avalan, puesto que han sido muy bien acogidas por el público. Esta nueva entrega augura ser todo un éxito también. La gente espera sus monólogos, sus programas de televisión y sus obras de teatro con ganas y con altas expectativas que hasta ahora no han defraudado.
Asistimos, el auditorio entero y a rebosar, del Teatro Cervantes de Málaga a un monólogo del humorista que consiste en una interpretación libre de la Biblia con guiños a Málaga, crítica social, política y económica. Aparecen temas de actualidad: niños robados, corruptela de partidos políticos, política internacional, incidencias e incidentes que hacen tambalear a la iglesia católica, pero que el mismo Dios va a enmendar por nuestro bien y “como Dios manda”
El mundo está fatal y Yaveh, desde el cielo, nos ve de mal en peor, por lo que decide hacerse dictador y reencaminar el rumbo perdido de la humanidad hacía un mejor destino.
Manu es El buen dictador. Contando historias sagradas como si fueran chascarrillos de capítulos del Génesis, así como del Antiguo y también del Nuevo Testamento. Muchas metáforas y comparaciones entre épicas y épocas. Habla igualmente de problemas generacionales en la familia, en la sociedad y en el sistema educativo.
Como es habitual en él, siempre que puede hace una apología de Andalucía, reivindicando nuestro dialecto andaluz y nuestra idiosincrasia.
Manu consigue una caracterización de majestad, autoridad y edad, con el puntito divertido de ese vestido blanco como si de un uniforme militar inidentificable se tratara.
Lo de Manu fue efectivamente dos horas de espectáculo, que hico reír, aplaudir y corear a los espectadores y espectadoras. Estuvo gracioso y ocurrente como siempre. Se llamaba a sí mismo el buen dictador e iba de un Dios jartito de lo que hacemos y repetimos, pisando la misma piedra, los hombres… y las mujeres. Pero él también a veces fue un poco redundante; si hay que poner algún “pero” a su interpretación, sería ese, quizás se podrían haber reducido unos minutos el espectáculo si se hubieran suprimido esas redundancias de las que hablo.
El humorista demostró una vez más su ingenio y creatividad, así como su memoria prodigiosa, su visión crítica-constructiva de la vida, que ayuda al auditorio a posicionarse ante determinados sucesos políticos o sociales de una manera gráfica y lógica, no exenta de esa guasa que le caracteriza y que se convierte en una retranca graciosa y no ofensiva, a pesar de que se moja, y mucho, en temas tan peliagudos como la monarquía, el problema catalán o las cuestiones sociales.
| Sin eventos |
