08/01/2020. 37 Festival de Teatro de Málaga. Teatro Cervantes.
Texto: Elisabet González | Fotos: Daniel Pérez /TC
El 37 Festival de Teatro de Málaga empieza con altura. Altura en creatividad, osadía e imaginación. Quizás lo de llevar el apellido Chaplin a cuestas no sea a primera vista algo que facilite la vida, pero lo que sí podemos decir es que Victoria Thierrée-Chaplin lo merece, de todas todas. Bells and Spells es la última producción de esta atrevida directora, que lleva la fantasía a tierras lejanas. El público del Teatro Cervantes, aunque no con el aforo lleno, se rindió a sus pies. A los pies de la magia, de lo absurdo, del humor sutil y de los sentimientos.
Es complejo hacer una crónica de lo que ocurrió en Bells and Spells, cuando se trata de una obra en la que invaden las sensaciones. Tampoco se puede hacer un intento de narrar parte de una historia, que tampoco existe. Hay un hilo conductor, una mujer, inmersa en su mundo creado por y para ella, a través de objetos que roba. La protagonista roba pero nada de lo que tiene le pertenece, nada forma parte de ella, todo es de otros, ella es también otra.
El camino que emprende la protagonista lleva al espectador por caminos desconocidos. Los gestos, las imágenes, la música intrigante, todo está preparado para despertar nuestra curiosidad. En la mayoría de las escenas no entendemos lo que pasa, solo sentimos que queremos más. Los objetos hablan: una pared, un cuadro, una foto, una puerta. Los objetos lo son todo, son lo que nos hace tener o no tener. Con una cuidada puesta en escena, mínima a veces, otras veces impactante, pero con ningún detalle prescindible. Todo se transforma en otra cosa, a veces distinta, a veces igual. Y en ningún momento tenemos la certeza de nada.
Un desafío a lo absurdo donde lo extraordinario cobra sentido. Todo en el ambiente puede ser cualquier cosa, menos común. La magia se nos hace necesaria en este surrealista mundo y cada truco ejecutado en escena, es parte de una historia, que seguimos sin descifrar. La aventura es tan real como sutil y cada detalle es imprescindible. Los actores interpretan un papel impecable, crean una mezcla perfecta de locos absurdos y elegantes damas y caballeros, sin dejar de ser absurdos en todo momento.
Al final parece que llegamos a un lugar donde algo encaja. Todo cambio nos lleva a otro sitio distinto. Pero a veces no es el sitio al que queremos llegar. La protagonista quiere ser otra, ¿Quizás para ser más feliz? ¿Quizás para encontrar algo ansiado?. Si cuando llegas a ser otro, no te reconoces, entonces te encuentras en una calle sin salida. En ese último momento, solo queda aceptarlo y volar, volar hacia la búsqueda de uno mismo.
en coproducción con Théâtre Les Célestins Lyon, Théâtre Carouge Genève y Change Performing Arts Milan
Un espectáculo de Victoria Thierrée-Chaplin
Con: Aurelia Thierrée y Jaime Martínez
Coreografía: Armando Santin
Dirección: Victoria Thierrée-Chaplin
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