20/02/2018. Factoría Echegaray. Teatro Echegaray.
Texto: Cristina Gandarias | Fotos: Daniel Pérez / TE
Bel canto o cómo darle luz a un sitio lúgubre
La Factoría Echegaray estrena su nueva producción Bel canto con una sala repleta de público y, como dato anecdótico, un récord total y absoluto de toses en el patio de butacas. En escena Norberto Rizzo en el papel de redactor aporreando rítmicamente las teclas de una máquina de escribir antigua. El espacio es una redacción de un periódico donde se respira cierta dejadez, ambiente un poco cargado (quizás de ahí vengan las toses) y con algo de suciedad. Entra Sofía Monreal, la limpiadora, canturreando ópera con una dulzura en su voz que contrasta con el soniquete de las teclas y el amargamiento del redactor que la manda callar de isofacto. La obra comienza con cierta brusquedad que se manifiesta en el ritmo del texto, en el que más bien parece que se escupan las frases, en lugar de mantener una conversación entre dos compañeros de trabajo. El contenido del texto, sin embargo no es de contenido agresivo, incluso llega un primer beso un tanto frío. Poco a poco el Bel canto de Sofia va dando calor, color, forma y volumen a esta extraña relación que surge entre redactor y limpiadora.
Los personajes van desprendiendo ternura y despojándose de sus ataduras. Cuando permites que algo o alguien te secuestre emocionalmente en la vida, te puede ocurrir como al personaje de Norberto, vives sin un sentido, como un robot, sin pensar. Cuando aparece un Bel canto como el de Sofia en tu vida, agárrate a él, te puede salvar incluso hasta de la despiadada conductas de las altas esferas que te han sometido y reducido, representadas en este caso por Luis Centeno, el director.
Bel canto como ya viene siendo habitual en las obras de Factoría Echegaray, salvando algunos casos como El último beso, Souvenir ó 37 Gernika 17, sin asumir riesgos y jugando en terrenos seguros donde hay pocos giros que podrían provocar algo más de zarandeo interior en los espectadores, cuenta una bonita historia de salvación. Un personaje mutilado emocionalmente es capaz de rehabilitarse y recuperarse como lo hace una estrella de mar, gracias a la aparición de una bonita melodia que no solo pone música en su vida, sino que le regala un nuevo universo para explorar.
Factoría Echegaray sigue apostando por los artistas locales y por la creación de público. Anoche este objetivo se superó con creces. El patio de butacas estaba prácticamente lleno y el aplauso fue unánime al terminar la representación.
Reparto Norberto Rizzo, Sofía Monreal, Luis Centeno Messías
Texto Alberto Iglesias - Escenografía e iluminación Javier Ruiz de Alegría (AAPEE) - Espacio sonoro Antonio C. Guijosa - Ayudante de dirección Susana Vergara - Dirección Antonio C. Guijosa - Producción Factoría Echegaray
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