Jun 6 2013

Teatro Cervantes 01/05/2013

Campanadas de Boda, de La Cubana en el Teatro CervantesCampanadas de Boda no defraudó a los cientos de espectadores que se acercaron a oírlas sonar.

Texto y fotos: Rosa Parra

La frescura, el oficio, el saber hacer, el descaro, la sorpresa, el humor gamberro e irreverente de La Cubana volvieron a encandilar a un público que se entregó en su papel de invitado a una boda virtual que iba a ocasionarles muchas carcajadas.

Un espectáculo de la Cubana no puede ser contado, tiene que ser vivido, porque cada función es diferente, no por lo que hagan  los actores, que está todo muy medido y siempre es igual, sino por las reacciones del público y su capacidad de entrega o retraimiento al espectáculo.

El espectador debe dejarse llevar por un ambiente nada formal que se genera desde el mismo escenario, donde los actores y actrices te ayudan a desprenderte de los prejuicios para poder mirar con otros ojos la realidad social actual.

Campanadas de Boda, de La Cubana en el Teatro CervantesPor primera vez en uno de sus espectáculos se establece la cuarta pared: Los intérpretes se desenvuelven como si estuvieran realmente dentro de su casa, sin fijarse siquiera en el público. Esto, con La Cubana, es algo excepcional, te sientes casi ignorado, pues esperas que la obra inunde la sala y fluctúe entre los espectadores que forman el público y a la vez parte del reparto. Pero no, no llega, tarda en romperse esa pantalla de cristal que los hace interactuar absortos a la mirada externa.

Cuado finalmente se produce el encuentro entre público e intérpretes, y la pared salta hecha añicos, todo parece relajarse, distenderse, expandirse y entroncarse. El verdadero convite ha comenzado: la fiesta está asegurada.

La obra trata sobre una boda que están preparando e imponiendo dos hermanas , floristas de glamour en Málaga capital, donde llegaron de pequeñas con sus padres que fueron los que iniciaron el negocio familiar. La que se casa es la hija pequeña de la familia de una de ellas, que aunque enamorada, lo hace obligada por decreto familiar. El guión se adapta a cada ciudad donde llegan. En el caso de Málaga con mucho acierto. Hacían guiños constantes a la vida de la ciudad, sus calles, sus comercios, sus gentes.

En realidad da igual la historia, lo que trata de manifestar esta compañía de teatro, que comenzó su andadura artística allá por los años ochenta, es la hipocresía que se esconde detrás de cualquier acto social y de entre todos ellos, el más representativo, el que lleva mas aparatosidad y en definitiva más teatro, es una boda. Da igual de qué familia se trate, a qué clase social pertenezca, qué situación económica tenga, que creencia religiosa. Todos nos hemos sentido retratados mirando esa caricatura de los preparativos del enlace, que no llega a ser ni tan siquiera caricatura, de lo cerca que está de la realidad cotidiana de todos nosotros.

Campanadas de Boda, de La Cubana en el Teatro Cervantes

Ya en la entrevista que esta revista le hizo al director de la compañía, éste nos adelantaba que la función se ensayó mucho antes de su estreno en Barcelona, donde ha estado en cartel más de un año; así que tablas tienen para ofrecernos el espectáculo tan trabajado y que con tanta profesionalidad y artesanía han mostrado en Málaga.

El escenario está formado por una escenografía, simple pero descriptiva de lo que se quiere contar, fácil de montar y desmontar, cosa que hacen los propios actores y actrices entre escenas, periodos cortos y ágiles en que se baja la luz sin llegar al oscuro total y que muestra las siluetas de los intérpretes mientras cambian el decorado mediante una coreografía básica, pero simpática, y una partitura de movimiento repetitiva al compás de una música que refleja la levedad del “cómo” se está contando. Esta forma de cambiar los elementos de la escena resulta entretenida al espectador, que no pierde el hilo ni la sintonía con lo que se está narrando, ya que los cambios son rápidos y graciosos.

Por otro lado el juego escénico no se centra en los personajes que dicen texto, sino que, como en la vida misma, suceden muchas acciones en paralelo, a la vez; por ese motivo si vuelves a ver la función te puede parecer distinta, según centres la atención en unos u otros intérpretes. También hace que pierdas algunos detalles, ya que es imposible atender a todo a la vez y a veces te sorprende la risa de otros espectadores que se han adelantado a ver algo a lo que tú todavía no has llegado. Toda esta acción contribuye a hacerlo todo muy real, algo a lo que no estamos acostumbrados cuando vamos al teatro. Es lo que yo llamo la hiperrealidad de La Cubana: no es que no sea posible, es que es tan posible, que es así en la vida, y no como nos lo cuentan otras compañías con otros estilos de hacer teatro.

 Campanadas de Boda, de La Cubana en el Teatro Cervantes

Por eso me recuerdan tanto a Antonio López o a Edward Hopper. Como ellos, plasman tanto y tan bien la realidad, que nos parece mentira. Al saltarse ese convencionalismo a la hora de contar una historia, le están dando frescura y espontaneidad, y nos están educando la percepción escénica en otra dirección a la habitual. Hace posible lo efímero del teatro, lo fugaz del momento, más que en cualquier otra obra al uso. Porque, como en lo cotidiano, se te van muchos detalles, que a veces son cruciales, y a veces te hacen perder parte de la verdad de lo que está sucediendo en tu vida. Exactamente igual que los personajes que deambulan por el escenario, que no se percatan de lo que los demás traman a sus espaldas. En la manera de nombrar a los personajes de la familia (todos nombres de flores, para eso las protas son floristas) la forma de establecer las relaciones, la mirada crítica (¡esa criada rumana!), la acidez de algunos comentarios y el absurdo en general, me traslada a la escritura de  Miguel Mihura, un genio de nuestro humor paradójico.

La manera de contar también es característica de La Cubana: mediante el disparate, el sentido del humor, lo rocambolesco y lo incoherente nos hacen reflexionar de una manera muy grata sobre asuntos filosóficos tan densos que de otra manera no sería posible el acercamiento, para según qué personas. No nos cuesta tanto reconocernos en esos personajes histriónicos, aunque nos resulte más fácil reconocer o identificar el perfil de los otros (como en la peli de Amenazar).

 Campanadas de Boda, de La Cubana en el Teatro Cervantes

El sms: La contradicción intrínseca en el ser humano, dimensionada como ser social, que vive y convive con otros de acuerdo a unas normas impuestas en el paleolítico por otros humanos ajenos a nuestra realidad actual y con otras circunstancias de vida. Todo esto se evidencia mediante la exposición de la primera parte de la función, en como alguien contrario a casarse (la tía) obliga, junto con su hermana (la madre) a su sobrina a que lo haga por puro convencionalismo social (está en la edad, es la primera vez, está con otro soltero…). Y como desestiman el deseo de su otro sobrino-hijo de hacerlo (el homosexual) porque no es lo mismo, aunque él sí quiera casarse con su novio de toda la vida. Pero en este caso, deslegitiman su intención porque no equiparan el amor entre el mismo género al heterosexual. Otra contradicción que se da mucho en la vida es el del hombre (o la mujer) que se separa y vive con otra pareja pero no quiere darle el divorcio a su anterior cónyuge porque “se casó para toda la vida”. Es el caso del padre de la novia. Las influencias religiosas que no somos capaces de desligar de nuestro inconsciente para que no bombardeen al consciente, los miedos mamados en la infancia, la mirada social, y tantos etc que nos hacen actuar de formas contradictorias. En el caso del hijo mayor casado, pero no al gusto de la familia, presionan constantemente para que se separe.

Como vemos, el disparate no lo pone La Cubana, por mucho que se le achaque, lo pone la vida misma.

Entrevista a su director

Campanadas de Boda, de La Cubana en el Teatro Cervantes


Equipo Creativo

Dirección y guión: Jordi Milán
Ayudantes de dirección: Sabih Tena, Jaume Baucis.
Dirección musical: Joan Vives
Música y canciones del espectáculo: Joan Manuel Serrat, Chaman Lal Chaman, Antonio Guijarro, Valentín D. Álamo
Escenografía y decorados: La Cubana/Castells Planas
Coreografía: Leo Quintana
Vestuario: Cristina López
Caracterización: La Bocas
Diseño gráfico: Raúl Pascuali
Diseño sonido: Jordi Agut
Diseño de luces: Adriá Ferre
Proyección Audiovisual: Joseph M. Marín
Asesor India: Kandarp Mehta
Actores/Actrices: Xavi Tena, Toni Torres, María Garrido, Maritxell Duró, Anabel Totusaus, Alexandra González, Babeth Ripol, Bernat Cot, Montse Amat, Oriol Burés, Álex Estéve, Ramón Rey, Daniel Seoane.


 

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