13/01/2019. Teatro Echegaray. 36 Festival de Teatro de Málaga.
Texto: Cristina Gandarias |Fotos: Teatro de Malta / TE
La Compañía Teatro de Malta aterriza en el 36 Festival de Teatro de Málaga con una versión muy libre del cuento de La Cenicienta. Se acabaron los cuentos ñoños donde príncipe besa a princesa y colorín colorado este cuento se ha acabado. Cenicienta siglo XXI propone darle otro final a los cuentos clásicos donde se impone el patriarcado y la desigualdad de género en su más amplia expresión de diferenciación de roles.
El mensaje es actual y necesario. Lo representan en formato musical. Es muy llamativo el principio por los instrumentos poco frecuentes de ver, incluso como hacen música con cucharas, pero sobre todo la batería tocada por una chica, la que luego será Cenicienta. En este cuento los protagonistas son un príncipe que le gusta la música y encuentra en la espada un instrumento musical más que un arma de combate, dos hermanastras interpretadas por chicos, un Rey a la sombra de una Reina dominante, un hada madrina muy chic y emperifollada y Cenicienta que irá al baile con un vestido rockabillie, entre otras locuras que nos encontramos en esta versión.
La música hace amena la primera parte del cuento y los personajes tienen algunas coletillas que hacen que el público se vuelva a enganchar a la historia, ya que va dando saltos del cuento a la narración y hacia el metateatro, el teatro dentro del teatro. Quizás sean demasiados elementos para meter en un cóctel donde el mensaje se debe dar limpio y sin circunvalaciones. La música tenía ritmo para que el público hubiese seguido con palmas en más de una ocasión, pero no ha ocurrido con la frecuencia que sería deseable para que el patio de butacas estuviera calentito y se metiera de lleno en la historia. Aún así, el respetable patio de butacas ha permanecido atento a las idas y venidas de estos cuatro actores a los que no se les puede poner un pero en cuanto a interpretación.