Nov 27 2016

El Brujo en el Teatro Cervantes

El Brujo en el Cervantes por Juan Mir 26/11/2016. Teatro Cervantes.

Texto: Cristina Gandarias | Fotos: Juan Mir

El ingenioso hidalgo Don Brujo a lomos de sus palabras pone en pie al Teatro de cuyo nombre todos nos acordamos, Cervantes.

El juglar del siglo XXI, sin El Brujo en el Cervantes por Juan Mir duda alguna, tiene nombre propio y se llama Rafael Álvarez "El Brujo". Rápido de palabra, obra y pensamiento, tiene la agilidad en un grado superlativo para crear historias desde y sobre las historias. Se refiere a la palabra como un objeto de arte, "La palabra es el grial" y con ella nos embauca. La palabra, ingrediente único de sus pócimas, se cocinan en su cabeza, cual caldero y se sirven a través de sus labios, se distribuye a través del aire por toda la sala y los receptores del embrujamiento quedamos saciados del brebaje. Los efectos de este encantamiento pueden llegar a ser peligrosos, primero, porque crea adicción; segundo, porque crea intelecto; y tercero, porque aviva el espíritu crítico. El primero puede ser perjudicial para su bolsillo, pero nada grave. Los otros dos, son perjudiciales para quienes piensan que en nombre de las urnas pueden campear a sus anchas. Estos dos si pueden ser perjudiciales, según para quien, pero altamente beneficiosos para el resto.

El Brujo, con su don, es capaz de argumentar premisas tales como que "El Quijote es el grito expresionista de Picasso y el Gernika". No voy a entrar en detalles porque no tengo el nivel para poder explicarles como durante casi dos horas, un solo hombre aúna universos tan dispares como son El Quijote, Picasso, un taxista de Madrid espectador de intereconomía y un grupo de fieles parroquianos de una taberna andaluza.

El Brujo en el Cervantes por Juan Mir La depurada y trabajada técnica actoral lo hace conocedor exacto de todo lo que acontece en el recinto, capaz de captar las sensibilidades del aforo, juega con el ritmo de la palabra, con los significados, las adereza con humor y amor, las venera y las respeta. Consiguiendo en el espectador cierto grado de desconcierto y admiración por este personaje, que en mi humilde opinión, si no existiera habría que inventarlo.