30/01/2014. 31 Festival de Teatro de Málaga. Teatro Cervantes.
Texto: José Antonio Triguero | Fotos: Teatro Cervantes
A este espectáculo le sobra la poesía, que es de lo que presume, desde la inverosímil escenografía que contradice la utilización minimalista de los elementos de escena, cuyo uso forma una coreografía dispersa que se convierte en pausas en la práctica, casi apagones, y merman el ritmo de la obra, -a no ser que te hayas tomado algo, una tila por ejemplo- hasta la propia ritualización de la historia.
Para el caso, hubiera sido mejor haber tirado de astracanada y diversión con las peripecias de aquel que sabía que iba a morir y no dudó en marcar el paso hacia su destino.
Y el vestuario no iba a ser menos increíble, sobre todo si no se tira de comedia y de impostura. El Caballero de Olmedo trasiega con tanto trapo y la enamorada parece una monjita mas que otra cosa, por no dar muchos detalles.
Nada más comenzar, no sabía si me había equivocado de teatro, porque creí que era una obra de Lorca, hasta se me vino a la memoria La Cuadra o incluso Atalaya. Todo así, el verso chirriaba. La atmósfera ritual y los claroscuros difícilmente dejaban pasar el humor de una tragicomedia.
Y por no hablar del fatigoso trasiego de máscaras, lanzas y cabezas de toros que los actores han de utilizar cuando no interpretan sus escenas. Ninguna medida y, por tanto, mucho exceso.
Demasiado para dejarse llevar por un Javier Veiga que luchaba contra las dificultades o por la precisión del elenco en el uso de las escaleras. A pesar de los buenos croupiers, la banca pierde.
De Lope de Vega
Versión: Eduardo Galán
Con: Javier Veiga, Marta Hazas, José Manuel Seda, Enrique Arce, Encarna Gómez, Jordi Soler, Andrea Soto y Alejandro Navamuel
Música original: Tomás Marco
Dirección Mariano de Paco Serrano