Ene 23 2012

XXIX Festival de Teatro de Málaga. Teatro Cervantes. 20/01/2012.

imágen de las ovejas en el carritoEl Jardín de las delicias, un ejercicio hiperbólico de abstracción inspirado en el cuadro homónimo de El Bosco

Texto: Miguel Ángel Barba | Fotos: José M. Cortés

Málaga salda su deuda con esta obra de Fernando Arrabal, una de tantas creaciones minusvaloradas o al menos no llevadas a escena adecuadamente en una ciudad y un país donde tan poco aprecio se tiene por sus verdaderos creadores.

escena inicial con Lais y Zenon en escenaArrabal ha parido más de 40 títulos en su excelsa carrera como dramaturgo. Ha recorrido los senderos de múltiples géneros, subgéneros, propuestas novedosas, ha probado todo tipo de experiencias y siempre se ha movido más allá de la línea de lo convencional, zarandeando muchos resortes dentro de la gente y provocando constantemente controversias que le han acompañado durante toda su prolífica carrera.

Pero los genios son así, de otra forma serían autores convencionales.

El jardín de las delicias sale a la luz en 1967, tras su detención por escribir dedicatorias blasfemas (es lo que había), 15 años después de su primera obra, Pic-Nic. En ese largo y fértil espacio de tiempo escribió una veintena de creaciones. Y ésta obra que el Festival de Málaga ha traído al Cervantes está considerada como la frontera y transición de su teatro pánico a un pánico más social y revolucionario.

otra escena de el jardín de las delicias con Lais al frenteQuizá lo que mejor simbolice ese carácter pánico de la obra (que no lo único), sea el personaje de Zenón, el hombre bestia que, a modo de dios Pan, es mitad animal, mitad humano; la dualidad del hombre, que señalara Heráclito. Pan significa “todo”, y como “todo” que se precie, esta obra muestra la provocación, la fantasía, lo grotesco, el drama y la parodia, el respeto y la burla, la riqueza narrativa y el juego. Existe en ella una fusión de elementos opuestos y discordantes y denota la querencia del autor por escandalizar, no ser indiferente, impactar de lleno en el espectador. Una vez más, lo religioso y sus diferentes estamentos son flagelados y vituperados constantemente.

Así cuando termina la obra, en los pasillos y a las puertas. uno sigue oyendo (50 años después) el recurrente ¿tu la has entendido? Y uno se sigue preguntando por la ansiedad de comprender, de no sentirse “el que no se ha enterado...”
Cuando hablamos de absoluta libertad de creación artística uno no puede seguir interrogándose por el sentido de las cosas o el significado de ellas. Debe uno preguntarse sobre qué siente, qué recibe o percibe, ¿me gusta o no?, ¿me aporta o no? A veces, la congruencia no puede dar respuesta a todo; mucho menos 45 años después.

zanón el hombre bestia sobre la silla y lais con sus ovejasEn cuanto al montaje en sí, dos elementos a destacar: el elenco y la escenografía sencilla, limpia y eficaz, con su arco gótico rodante que se pliega o no, como el tríptico de El Bosco, dando paso al espacio del colegio de monjas, el pasado de Lais, interpretada por una Esperanza Elipe que si bien redondea el personaje a lo largo de casi toda la función, hay diversos momentos en que no se le oye mientras se vuelve o se agacha; probablemente sea debido a la complejidad de un personaje que no para de sondear todo el espacio escénico al tiempo que derrocha el ingenioso, rico, poético y sugerente texto. O la jaula en la que se da entrada a un enérgico y contundente Arturo Bernal, dando vida a Zenón, el Pan que argumentaba antes. Por su parte, una Laura Jabois camaleónica nos representa a una Miharca dulce amiga o envidiosa, traicionera, sádica o meliflua, encantadora o desbrida... o todo lo contrario. Carlos Domingo ejerce de pérfido y manipulador Teloc, un a modo de segundo Pan, el que espiaba a las ninfas en el bosque, y que aquí interpreta perfectamente recreando el juego con las vidas de Lais y Miharca, la manipulación.

Málaga se reencuentra con y rehabilita (solo en parte) ante un Fernando Arrabal con el que el mundo del teatro en todo el país tiene una enorme deuda: un panegírico en forma de multitud de montajes que aún quedan por llevar a escena de la encomiable y riquísima obra del autor Melillense, de cuando Melilla era Málaga. Doble deuda en el caso de nuestro mundillo cultural.


Proyecto Bufo y Curtidores de Teatro

El jardín de las delicias

De Fernando Arrabal

Elenco: Arturo Bernal, Carlos Domingo, Esperanza Elipe y Laura Jabois
Música: Isidro Anaya
Dirección: Rosario Ruiz Rodgers

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