Abr 9 2013

El sujeto que fue predicado en el Teatro Echegaray

Teatro Echegaray. 06/04/2013.

Un poco de imaginación y una sucesión de gags esconden multitud de mensajes y situaciones incómodas.

Texto y Fotos: Adrián Fernández

El inesperado reencuentro con una amistad de la infancia y el fallecimiento de la madre de uno de los protagonistas, quien había sido abandonado por ella siendo un niño, sirven como punto de partida a una disparatada aventura de carretera que sitúa a los tres protagonistas de “El sujeto que fue predicado” en el centro de una sucesión continua de momentos ridículamente divertidos.

Sin duda la ausencia de cualquier tipo de lujos en la escena es uno de los sellos de esta pequeña y entretenida obra en la que todo aderezo visual es pretendidamente eliminado en aras del conceptualismo… o, como los mismos personajes indican ácidamente, Teatroz y Teatro nacional chino - El sujeto que fue predicado también pudiera ser un “conceptualismo” forzado debido al reducido presupuesto disponible para poner la obra en marcha. En realidad no importa lo austero de los medios pues un poco de imaginación sumado al excelente trabajo de iluminación y a las destacables actuaciones de los tres protagonistas son más que suficientes para transportar al espectador a cada una de las alocadas situaciones en las que se ven envueltos los susodichos.

Quizás uno de los aspectos más interesantes de “El sujeto que fue predicado” es que bajo esta apariencia conceptual y la sucesión de disparatados gags se esconde una obra llena de mensajes y repleta de situaciones incómodas y reales de esas en las que todos nos hemos visto envueltos en alguna que otra ocasión. La obra presenta además relaciones personales tan imperfectas como lo son en el día a día, sin duda todo un acierto que destila grandes cantidades de humor y acidez.

Teatroz y Teatro nacional chino - El sujeto que fue predicado “El sujeto que fue predicado” es una de esas obras de las que sales del teatro con una gran sonrisa a pesar de que el divertido y original guión de Ignacio Nacho, quien además dirige la obra, no sea fácil de seguir en alguna que otra ocasión debido a su naturaleza ecléctica y a lo absurdo de las situaciones. Hay que decir que la calidad y el carisma de los tres intérpretes (Álvaro Carrero, Salvador Reina y Antonio Zafra) ayuda en todo momento a mantener al espectador pegado a la butaca con una sonrisa en espera de la siguiente disparatada ocurrencia.