Fecha: 01/02/2019 Teatro Cervantes
Texto: María del Mar Fernández Fotos: Promocionales/TC
Dentro del 36 Festival de Teatro de Málaga, se ha podido ver otro montaje dirigido por Andrés Lima, el anterior fue Moby Dick, protagonizado en esta ocasión por actores de la talla de Aitana Sánchez-Gijón, Roberto Enríquez, María Isabel Díaz Lago y Elena Rivera: La vuelta de Nora (Casa de muñecas 2), escrita por el dramaturgo Lucas Hnath y traducida por Verónica Huerta.
La vuelta de Nora sería la segunda parte de la obra escrita por Henrik Ibsen en 1879, Casa de muñecas, texto que revolucionó el panorama teatral de su tiempo por ser la protagonista una heroína que terminaba abandonando su casa, a su marido y a sus hijos dando un portazo. En aquellos tiempos una mujer no valía nada sin un marido al lado. No podía ganar dinero por su cuenta, no podía pedir el divorcio o un simple préstamo, por poner algunos ejemplos. Su función era reproductora y en las clases medias altas también decorativa. A mediados del siglo XIX el movimiento feminista estaba iniciando sus primero pasos, aunque no cogió fuerza hasta bien entrado el siglo XX. Y he aquí que un hombre, un dramaturgo, le da la voz a un personaje femenino para que se convierta en símbolo de la lucha feminista a partir de su estreno, y lo hizo, según declaró el propio Ibsen, sin querer, pues para él, Nora, la protagonista, no tenía nada que ver con el feminismo. Por ese motivo, Casa de muñecas es una obra tan importante en la historia del teatro universal.
Esta segunda parte fue un encargo que le hizo una compañía de teatro californiana al autor, Lucas Hnath, quien la escribió en el 2016, mismo año del estreno. Un año después ya estaba en la cartelera de Broadway en Nueva York. Comienza con el mismo portazo con el que acaba la anterior. A continuación, la historia cuenta el regreso de Nora a su casa, convertida en una exitosa escritora de libros feministas, para pedirle a su marido que pida el divorcie de una vez o de lo contrario ella podría ir a la cárcel por haber firmado contratos y llevado una vida de mujer soltera, cuando no lo era. Cuenta con cuatro personajes: Nora Helmer (Aitana Sánchez-Gijón); Torvald Helmer (Roberto Enríquez), Anne Marie (María Isabel Díaz Lago) y Emmy Helmer (Elena Rivera).
La puesta en escena de Andrés Lima se parece en mucho a la que estrenó Sam Gold en el 2017 en Broadway, sobre todo por la escenografía, ambas en tonos crudos, representando el salón de la casa de los Helmer. En el caso de Lima, la figuración de que este espacio sea realmente una casa de muñecas lo consigue abriendo ventanas y elevando los telones laterales que encajaban la escenografía ya avanzada la obra, dejando así la estructura en mitad del escenario, como si de verdad fuera un juguete. La utilización de unas cuantas sillas como todo elemento de atrezzo para que interactúen los personajes suele ser igual que en los montajes americanos. ¿Qué diferencia he observado entre ellos? La comedia. En las americanas la comedia está más presente que en esta de Andrés Lima, quien ha preferido solo utilizarla en momentos muy puntuales y escasos.
Es esta obra una obra de texto y por lo tanto de interpretaciones. Y en este caso, los actores que se subieron al escenario del Cervantes defendieron con mucha profesionalidad y carisma sus personajes. Son realmente lo mejor de La vuelta de Nora: una Aitana Sánchez-Gijón elegante, vulnerable y fuerte a la vez, a quien se le nota la pasión que siente por su trabajo y eso la hace grande, muy grande; un Roberto Enríquez monumental, ¡qué voz, qué presencia y qué energía tiene este actor sobre el escenario! ¡Maravilloso! María Isabel Díaz Lago puso el tono cómico, tierno y en cierta medida cruel de la obra, ¡magnífica! Y por último la joven Elena Rivera estuvo a la altura del resto de compañeros, natural, sabe mantener la energía alta para enamorar al público. Como digo, lo mejor, los actores... A pesar, he de decir y pedir disculpas, de las toses y mal 
comportamiento de parte del público que ese día asistió a la función, animados seguramente por la popularidad de Aitana y de Roberto y no por el amor al teatro. Fue vergonzoso cómo no hubo un segundo en el que no se oyese una tos, fuerte y clara, durante todo el tiempo que duró la obra. También fue vergonzoso cómo se oyeron teléfonos móviles y se vieron luces de pantallas de aquellos curiosos por ver la hora o comprobar el wasap. Mil disculpas.
El mensaje feminista o de igualdad de oportunidades para ambos sexos está muy presente en este texto, si bien en este caso la heroína no hace lo que "debe", como sucede en las tragedias, sino lo que "quiere", y eso realmente es la verdadera revolución que consiguió Ibsen con su Casa de muñecas y lo que sigue buscando Lucas Hnath con el suyo. ¡Ojalá sigamos construyendo el camino de la vida en igualdad hombres y mujeres, y que ese camino lo hagamos juntos, como equipo y no como rivales!
Una producción de Verteatro
De Lucas Hnath
Con Aitana Sánchez-Gijón, Roberto Enríquez,
María Isabel Díaz Lago y Elena Rivera
Dirección Andrés Lima
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