21/07/2018. Ciclo dteatro.Teatro Echegaray.
Texto: M.Carmen Sánchez | Fotos: Daniel Pérez / TE
La zapatera descalza
El Teatro Echegaray nos ofrece este verano dteatro: un ciclo de representaciones de compañías malagueñas y granadinas durante el mes de julio. El sábado 21 y domingo 22, fue el turno de Nuevo Teatro Musical que estrenó su versión de La zapatera prodigiosa de Federico García Lorca. Todo un notorio atrevimiento.
Leonor Pelayo dirige y versiona esta “Farsa violenta en dos actos”, como la llamó el genial granadino, y Nacho Doña se encarga de la dirección musical. Y con ello comienza la fidelidad al espíritu lorquiano que había concebido La zapatera prodigiosa como obra total ya que para él, la palabra se articulaba con la mímica, la danza y la música. Pelayo, efectivamente, respeta el texto original e incorpora esas canciones populares que ya 
cantaban nuestras bisabuelas como Anda, jaleo y añade algunas más, fácilmente identificables por el público, y que el propio Lorca rescató: Los pelegrinitos (que sí estaba en el estreno de La zapatera en Buenos Aires) o, en nuestra opinión, la mejor interpretada, La Tarara. La cantera originaria de la ESAD de Málaga, es un lujo (Estefanía Moscoso, Franc González o Pascal Güet, entre otros).
El casamiento por conveniencia de una chica joven, pero pobre, con un hombre mucho mayor, no es un tema exclusivo de La zapatera prodigiosa, también en Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, Lorca plantea este argumento basado en las historias reales que presenció a lo largo de su vida. También, las habladurías de las gentes del pueblo que pueden llegar a amargar la existencia de una relación: “No hablaré de ti, no hablaré de mí, no hablaré de nadie” reza el estribillo que repiten a coro las mujeres. La dirección ha resuelto espléndidamente ese coro femenino que representa la acusación popular, a través de las cuatro actrices que lo mismo cantan, taconean o son el eco de los protagonistas. El propio “Autor”, está presente en las tablas como narrador y cantante (Franc González).
En el escenario, los músicos en un extremo, dirigidos por la mano y el piano de Nacho Doña que se acompaña de guitarra, percusión y bajo. Negro de fondo, el color rojo siempre presente, muy significativamente, en los zapatos. Muy destacable que los actores ya estuvieran en escena, estáticos, como emulando a marionetas, mientras el público, expectante, se acomodaba.
La zapatera representa la fuerza de la ilusión hecha con la pobreza de la realidad. La lucha de la realidad contra la fantasía. Es una mujer fuerte que quiere ser independiente, l
ibre: “Yo soy de todo menos esclava”, proclama. ¿Puede ser una obra estrenada en 1930 más contemporánea?. Lorca, nunca ajeno al sufrimiento y a la opresión, ya sea del gitano, del negro de Nueva York o de la mujer de su tiempo. Esta obra, además, promulga su concepción del teatro como enseñanza donde revisar morales viejas y antiguas, donde recoger el latido social e histórico y el drama de sus gentes.
El espectáculo posee tal fuerza que el Teatro Cervantes hubiera sido su ubicación ideal. El sonido es tan potente y los elementos en el escenario son tan numerosos que se requiere más espacio para disfrutarlo en toda su esencia.
Al igual que la zapaterita, guardamos una ilusión: que Nuevo Teatro Musical nos deleite de nuevo con la obra en próximos tiempos, para aquellos que no la pudieron disfrutar y para los que no nos cansamos de Federico García Lorca.
de Federico García Lorca
Dramaturgia y dirección: Leonor Pelayo
Música y dirección musical: Nacho Doña
Actores: Estefanía Moscoso, Pascal Güet, Mirian Muelas, Javier Cereto, Franc González, Jacaranda Rey, Carmen Blanco, Juana Aguilar, María Benítez y María del Alba
Músicos: Nacho Doña, Manuel Rueda, Emilio Ocaña, Alejandro Hurtado, Pedro Valdivieso.
Coreografía: Ana Ruiz Soler
1 hora y 15 minutos.
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