Teatro Cánovas. 15/02/2013.
Texto: Miguel Ángel Barba | Fotos: David Ruane y web
Tantos villanos y tanta revisión de lo revisado me arrastran a reflexionar sobre el momento artístico y cultural y hacen surgir de mí el filosofo que todos llevamos dentro -unos mejores que otros, lo reconozco-.
Decir que vivimos "malos tiempos para la lírica" o que se está volviendo a la "cultura de la supervivencia" tras un breve asomo por la "cultura de la opulencia", a estas alturas de la película, es, como poco, de perogrullo.
Debido a que se sigue cometiendo el error de confundir la cultura con el "consumo de cultura" -y el arte idem de lo mismo-, en lugar de volcar los esfuerzos en una mayor democratización y socialización del hecho cultural y por ende del aprovechamiento de los escasos recursos en aras de un acceso de las personas y de un mejor reparto de dichos escasos recursos, se está conduciendo hacia un abaratamiento de los costes de las manifestaciones artísticas y culturales. Con lo cual no solo se está perdiendo una oportunidad de oro: en lugar de un reparto de lo que hay entre los más posibles, se está remedando la actitud de los políticos, recortar todo lo que se puede en pro de seguir unos pocos.
Un ejemplo de lo contrario, o sea, de aprovechar esta oportunidad, lo hemos vivido recientemente en el 30 Festival de Teatro de Málaga, probablemente uno de los más malagueños de su historia. Este al menos ha repartido oportunidades entre el mundo de la farándula y ha extendido su cobertura mediática y publicitaria a multitud de salas alternativas, acogiéndolas bajo el paraguas del festival. Esto no solo ayuda a las compañías, también ayuda al propio público que tiene la oportunidad así de acercarse a propuestas y proyectos con menos oportunidades de darse a conocer. Que esta acción municipal pueda ser tildada de oportunista o no, e incluso de aprovecharse de dichas salas, lo dejo al libre albedrío de mentes más pensantes que la mia.
Viene esta larga introducción a un hecho que se viene reproduciendo desde que la crisis y el estallido de la burbuja inmobiliaria ha reducido los recursos que llegan a administraciones, salas y teatros, productoras, compañías... Y lo que se cuenta para acometer producciones artísticas ha mermado fruto de los recortes y reducciones. Así mismo ha traído consigo la vuelta a os escenarios de muchos actores y actrices hasta hoy tocados por la varita de la tv y el cine y que se han visto abocados a tener que coger el petate y hacer las provincias como antaño.
Esta reflexión quizá no sirva directamente con el actor del que me toca escribir hoy, pero sí sirve para la avalancha de actores famosos que se han visto impelidos hacia el teatro de subsistencia. En escasos meses nos han visitado en montajes lo más austero posibles : Juan Diego, Rafael Älvarez "El Brujo" (aunque en su caso es más que habitual), Juan Diego Botto y este pasado fin de semana Manel Barceló.
Vaya por delante mi admiración y respeto por todos estos monstruos de la escena y en el caso que nos ocupa tuve ocasión de disfrutarlo en el propio Teatro Cánovas en la temporada pasada con una fantástica versión de La Lección, de Ionesco,
De hecho en esta última propuesta presentada en Málaga, él mantiene su tono habitual, su entrega y su buen hacer, demostrando sobradamente sus galones sobre las tablas. Pero si ahora éste montaje acerca a los villanos de Shakespeare, en anteriores monólogos de igual corte, se trataba de las mujeres en la obra del incombustible "Bardo de Avon". Desués ya se verá a quiénes les tocará ser analizados en profundidad pero con toques de humor.
O sea, a lo único que le pongo peros es a esa irredenta costumbre de que cuando las cosas van mal nos olvidamos del montón de trabajadores habituales del mundo del teatro y tiramos de famoso que ya no puede seguir el ritmo de tv y cine. También a que, cuando la cosa flojea, siempre se acude a la repetitiva y manida reflexión y revisión de las entrelíneas y entretelas del genio británico al que no dejan de hurgar constantemente en las tripas de sus letras buscando algo que, a veces, no da para más. Y uno se pregunta si realmente interesa al público, si tiene tanto valor como para sacarlo del ámbito del ensayo literrario y trasponerlo a una escena.
Y ante la situación que seguirá imbricada al menos otro año más en esta España nuestra: a verlas venir tocan. Parece que no es momento de arriesgar y aprovechar esa ingente cantera de dramaturgos jóvenes, coetáneos, cercanos y con propuestas contemporáneas que atesora nuestro país, nuestra ciudad misma sin ir más lejos.
Los Villanos de Shakespeare. (+info de la obra)
De Steven Berkoff
Dirección: Ramón Simó
Con Manel Barceló
Comentarios
Es un tema muy interesante para escribir un artículo de opinión y análisis que pudiera derivar en un debate sobre todo ello.
Y los programadores, descapitalizados, ofrecen la taquilla a las compañías (y a veces solo una pequeña parte) con los que solo puede hacer frente a ese reto las locales o las compañías abanderadas por un rostro famoso que asegure un mínimo tirón. Se acaban las giras y llega el mareo... de la perdiz.