Feb 2 2015

Concha Velasco. Olivia y Eugenio. Teatro Cervantes. XXXII Festival de Teatro de Málaga.Sábado 31/01/2015. Teatro Cervantes. XXXII Festival de Teatro de Málaga.

Texto: Elisabet González | Fotos: Juan Mir

Lleno absoluto para el segundo día consecutivo de Olivia y Eugenio. Se respira el aire de las buenas obras de teatro en este día del XXXII Festival de Teatro de Málaga.

Solo se oyen comentarios de pasión por la dama del escenario, doña Concha Velasco que está a punto de aparecer en escena. El atrevimiento de la actriz en ponerse en el papel de Olivia no es insignificante cuando descubrimos que la protagonista es una mujer de clase alta, inteligente y luchadora que ha llegado casi a la vejez sola y enferma. Pero ese no es el problema. Comparte vida y escenario con su hijo Eugenio, un chico con síndrome de down que en la obra juega el papel de lo que es en la vida real: tragedia y felicidad al mismo tiempo. El texto original del autor peruano Herbert Morote cobra vida de la mano del director fetiche de Concha Velasco, José Carlos Plaza, el cual ha sabido sacar de los actores y del texto lo más tierno y crudo de la realidad de un chico down.

Concha Velasco. Olivia y Eugenio. Teatro Cervantes. XXXII Festival de Teatro de Málaga.Se abre el telón y vemos un hogar lleno de puertas abiertas. ¿Será éste el mensaje del director a las posibles salidas del dilema que se plantea esta noche ante nosotros? Desde el principio, la obra está llena de golpes de efectos, de sinceridad absoluta y también de contradicciones. Caminamos por la vida de una madre y su hijo con síndrome de down. Una madre cansada y a la vez eternamente feliz ante la desgracia de tener un hijo tan normal y corriente como el resto de la humanidad. “Nadie es normal” dice la madre, defendiendo el derecho a ser como cada uno es y reconociendo también que nunca ha tenido tiempo de hacer lo que le hubiera gustado hacer. El final cae como una losa: Olivia, enferma y envejecida se plantea irse de este mundo acompañada de su hijo Eugenio. Ese hijo que se ha convertido en su única vida, en su único compañero y también en su única carga. El tema está servido en bandeja de plata.

Ver a Concha Velasco en escena es todo un placer. Su elegancia y saber hacer como actriz es indiscutible y eso llega al espectador de forma implacable. Aunque la obra es casi un monólogo, la fantástica actuación del actor Hugo Aritmendiz la acompaña y complementa para formar una pareja ideal. Ella aporta el drama y él los toques de ternura y humor. La obra desarma al espectador, lo emociona y lo lleva por el camino casi de la tragicomedia durante mas de una hora, que se pasa en un abrir y cerrar de ojos.

El tema es eterno. Son muchos los mensajes que nos llegan de esta obra llena de humor, amor y crítica social. Se flirtea con la muerte, con la soledad, la tristeza y la rabia, se cuestiona la aparente normalidad de las personas, se habla de la vejez sobrevenida, y se critica a la sociedad, a los corruptos y hasta a los bancos. Pero Olivia y Eugenio tiene un mensaje que predomina sobre cualquier otro: es un canto a la vida, esa vida, que sea como sea, todos tenemos el deber de vivirla.


Olivia y Eugenio

Olivia: Concha Velasco
Eugenio: Hugo Aritmendiz / Rodrigo Raimondi

Texto de Herbert Morote
Dirección: José Carlos Plaza
Iluminación y escenografía: Francisco Leal
Música: Mariano Diaz
Vestuario: Lorenzo Caprile
Productores ejecutivos: Jesús Cimarro, Amparo Martínez


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