No era fácil quintaesenciar la pieza de Shakespeare, una obra de gran complejidad argumental, numerosas localizaciones y más de veinte personajes. Pero Teatro de la Orilla ha conseguido reducirlo a dos personajes, un paño rojo y un burro de colgar ropa. Y Hamlet está ahí.
Texto: Paco Bernal | Fotos: Colecivo Cultural Maynake
Sala Joaquín Eléjar. Sábado 28/10/2013.
No era fácil quintaesenciar la pieza de Shakespeare, una obra de gran complejidad argumental, numerosas localizaciones y 
más de veinte personajes. Pero Teatro de la Orilla ha conseguido reducirlo a dos personajes, un paño rojo y un burro de colgar ropa. Y Hamlet está ahí.
Si la premisa fue la necesidad de adaptarse -quién se atreve con un Shakespeare literal con toda su parafernalia en los tiempos que corren o la voluntad de perfumista que buscan la esencia, no resulta relevante-, el resultado es en todo caso un ejercicio enorme de amor al teatro. Aunque la destilación del clásico que Teatro de la Orilla ofrece exige al espectador un esfuerzo continuo de atención, seguir la trama resulta arduo si se ignora el argumento shakesperiano.
Mel Rocher compone un Hamlet cercano, de gran precisión técnica, alejado del cartón piedra, un personaje mecido por la fuerza del dolor y la venganza donde su paradigmática duda no nace de un estado sino de la fluctuación sobre esta bipolaridad.
Antonio Zafra ofrece una lección de versatilidad dando vida al resto de los personajes. Lo hace ceñido al gesto sutil a la vez que rotundo, un algo que define al personaje en el instante –la delicadeza trágica con la que se compone el velo la reina Gertrudis, la afectación del saludo del cómico de la legua, la sonrisa desconcertada y traidora de Rosencratz/Guildenstern- unos segundos inspirados que revelan el gran actor que es Zafra.
Este Paseo por Hamlet ganaría empaque con un trabajo más delicado en su diseño de iluminación y la banda sonora, porque ni las luces, tal vez debido a las dignas pero limitadas condiciones de la sala, ni la música ni efectos sonoros están a la altura del trabajo actoral.
Es este un paseo digno y satisfactorio por la tragedia de Hamlet que afortunadamente la compañía prorroga durante los viernes de octubre.
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