10/07/2019. La Cochera Cabaret.
Texto: M.Carmen Sánchez | Fotos: Promocionales
Amor constante a los clásicosSí, la poesía española del Siglo de Oro aún puede llenar una sala de teatro en pleno siglo XXI y, además, en la cálida noche estival de una ciudad costera con amplísima oferta de ocio, como es Málaga. Es admirable comprobar cómo los versos de Lope de Vega, Calderón o Quevedo siguen provocando un profundo gozo a las almas sensibles que se congregaron en la Cochera Cabaret para escuchar ese castellano antiguo en la voz de Alberto San Juan. Y si el recital viene aderezado con las piezas musicales renacentistas y barrocas que emanaban de la guitarra de Fernando Egozcue , es puro deleite. Amor al arte.
No es la primera vez que Egozcue y San Juan unen pasiones : en 2011 recorrieron juntos la poesía española del siglo XX en Todo dice que sí y en 2016 con España Ingobernable, diseccionaron las luchas históricas de la ciudadanía en España desde la Segunda República . Fernando Egozcue es un intérprete y compositor argentino afincado en Madrid que transmite un estilo intenso y emotivo con su guitarra. Conforma el complemento perfecto del comprometido actor Alberto San Juan, ganador del Goya 2007 al mejor actor protagonista con la película Bajo las estrellas y sumamente conocido por sus personales producciones teatrales.
La elección del Siglo de Oro de las letras españolas (siglos XVI y XVII) para esta obra, es tremendamente acertada por el paralelismo con nuestros días: crisis política, económica y social en España, un acentuado sentido crítico, culto al amor y a la belleza. En el repertorio exquisitamente escogido están presentes Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz: el amor humano como símbolo para comunicar sus experiencias místicas. Sorprende escuchar cómo el público corea versos de Lope de Vega, Quevedo o Góngora. Nos hace suponer que gran parte, se dedica profesionalmente a trasmitir el amor a estos sonetos en las aulas. Y, una vez más, alabamos la selección poemática de Alberto San Juan que incide en las contradicciones, en los claroscuros barrocos que tan contemporáneos se nos antojan: “olvidar el provecho, amar el daño/ creer que un cielo en un infierno cabe (…)esto es amor, quien lo probó lo sabe” decía Lope de Vega. O Quevedo: “Es hielo abrasador, es fuego helado,/ es herida que duele y no se siente”. La función alcanzó su cima con el famoso monólogo de Segismundo de La vida es sueño de Calderón de la Barca.
También es un repertorio reivindicativo de la mujer de la época, especialmente a través de la pluma de Sor Juana Inés de la Cruz que tuvo la inteligencia de combatir una sociedad exclusivamente masculina, donde la mujer era un mero adorno y su honor un patrimonio familiar valioso: Hombres necios que acusáis / a la mujer sin razón / sin ver que sois la ocasión / de lo mismo que culpáis…. O por boca de la Pastora Marcela de El Quijote, donde Cervantes da voz propia a un personaje femenino, hecho nada habitual en las letras de la época “tengo libre condición y no gusto de sujetarme”. Solo Zorrilla y su Don Juan Tenorio se escapan del Siglo de Oro y llegan al XIX para denunciar el modelo masculino obsoleto que se jacta de sus conquistas amorosas como trofeos en una competición.
A pesar de que el sonido, en ocasiones, no era perfecto se contrarrestó con un buen público, atento y respetuoso al sexto arte y, especialmente, con la enorme simpatía y complicidad del guitarrista y del actor. Palabras antiguas, ideas inmortales.
…Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
Francisco de Quevedo
Alberto San Juan & Fernando Egozcue
Producciones Lastra S.L